Hong Sang-soo compitió con ‘En lo alto’ por la Concha de Oro en la 70 edición de Zinemaldia, además de tener su estreno mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto y proyectarse en la Sección Oficial del prestigioso Festival de Cine de Nueva York.
En esta nueva entrega, el prolífico director vuelve a contar con su alter ego, Kwon Haehyo –actor que ha participado en películas como ‘Delante de ti’, ‘En otro país’ y ‘El hotel a las orillas del río’–, quien interpreta ahora a un director de cine de mediana edad que visita con su hija un edificio propiedad de una vieja amiga, encarnada por Lee Hyeyoung, otra habitual en las películas del maestro coreano.
Mientras suben uno a uno los pisos del edificio, desde el sótano a la azotea al protagonista se le abren múltiples posibilidades para cambiar su vida, en busca de salud, amor e inspiración.
Una fábula existencial
Con una estructura circular, ‘En lo alto’ sigue desarrollando los leitmotivs recurrentes del cineasta: las peripecias sentimentales, la creación artística y sus miserias, las relaciones familiares o los momentos presentes. Y, como siempre, lo hace manteniendo la ironía y su humor característicos, y la dosis justa de alcohol, a veces vino, a veces soju.
Sobre su colaboración con Hong Sangsoo, el actor Kwon Haehyo explica que «para prepararme el papel no hago nada especial. Para mí, hacer una película con Hong es como hacer un nuevo viaje, como si viajara con él a un nuevo lugar. Por tanto, lo mejor es evitar preparar nada».
Por su parte, el director reconoce que «no sé cuánta honestidad se precisa para ser un buen director, pero mi inclinación natural es ser honesto. Cuando empecé a hacer cine era una especie de rebelde que quería derribar barreras. Así era cuando era un adolescente, de eso hace ya muchos años. Con el tiempo me di cuenta de que, para romper esas barreras, esas falsas barreras que se habían creado en mi mente, lo que tenía que hacer sencillamente era expresar cómo me siento en cada momento de mi vida. De ahí nace la intimidad de mis películas».
«Nunca he pensado que las películas deban ser una autobiografía del autor por sí mismas. No hay ninguna escena que replique hechos o situaciones que me han pasado a mí. Utilizo vivencias que me ocurren a mí o cosas que he escuchado a otros», añade.
Se trata de un fábula fascinante en la que su director –responsable de casi todos los apartados técnicos que requirió la realización de este filme– nos recuerda que es un autor total y vuelve a poner sobre la mesa cuestiones profundas y complejas de manera sincera y directa.