Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

50 años sin Tolkien, cuando el horror pasó a ser la gran aventura

Fallecido en septiembre de 1973, el escritor, filólogo y profesor británico John Ronald Reuel Tolkien es reconocido como uno de los escritores más influyentes y queridos en el género de la literatura fantástica, gracias, sobre todo, a su creación de la Tierra Media.

Tolkien plasmó su amor y defensa por la naturaleza en su obra.
Tolkien plasmó su amor y defensa por la naturaleza en su obra. (TOLKIEN SOCIETY)

Hubo una vez un profesor de filología que, aburrido de corregir los exámenes, alzó una mañana la mirada de su escritorio para fijar su interés en el paisaje que asomaba desde el otro lado del ventanal de su despacho en el Pembroke College de la Universidad de Oxford. El profesor observó un árbol frondoso mecido por la suave brisa de una tarde veraniega de 1929 y, de improvisto, descubrió algo que se removía oculto entre los matorrales.

Instintivamente, el profesor John Ronald Reuel Tolkien apartó los exámenes que se apilaban sobre su escritorio y escribió en un papel: «En un agujero en el suelo, vivía un hobbit».

Aquella frase, huérfana de contenido, permaneció en un cajón durante un tiempo y, mientras aguardaba ser prolongada, su autor elaboró el mapa de un lugar llamado Thór, el escenario donde transcurriría buena parte de su futura novela.

Creada la geografía, el escritor retomó la frase y la completó así: «En un agujero en el suelo, vivía un hobbit. No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad».

De esta forma nació ‘El hobbit’, una historia que J.R.R. Tolkien fue leyendo a sus hijos a medida que la iba escribiendo. Con fluidez y sin pausa, aquel profesor creó un vasto imaginario habitado por un bestiario de criaturas imposibles cuyo origen variado estaba enraizado en muy diversas culturas mitológicas nórdicas y, así, página a página, fuimos testigo de un épico viaje iniciático a través de la Tierra Media, que comenzó con la llegada a la Comarca de trece enanos liderados por Thorin Escudo de Roble y un mago de larga barba gris llamado Gandalf.

Su destino era el agujero-hobbit de Bilbo Bolsón. La Compañía de enanos requería de los servicios de un experto saqueador que les ayudara a alcanzar Erebor, derrotar al dragón Smaug y recuperar su reino y su tesoro. Seducido por la aventura, Bilbo Bolsón no dudó en abandonar la placidez de la Comarca para embarcarse en aquel incierto y accidentado viaje.

El mago Gandalf pasa por ser una de las grandes creaciones literarias de Tolkien.
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​En las trincheras de Mordor

Para abordar los acontecimientos que tuvieron lugar en la Tierra Media, resulta obligado recordar la experiencia traumática que vivió el escritor en la Primera Guerra Mundial, un episodio trágico que tuvo una influencia significativa tanto en su vida como en su obra, incluyendo la creación de la Tierra Media y, sobre todo, la rememoración de la inquietante sombra humeante de Mordor que asomaba al otro lado de las trincheras.

Tolkien sirvió en el ejército británico durante la Primera Guerra Mundial, en el Lancashire Fusiliers, y participó en la Batalla de la Somme, una de las batallas más sangrientas y devastadoras de la guerra.

De todo ello extrajo varias conclusiones. Entre ellas, la camaradería que compartió junto a otros soldados y que se tradujo en la amistad y la solidaridad que se convertiría en dos de sus temas más recurrentes. Ejemplo claro de ello son los compañeros de la Comunidad del Anillo.

La lucha contra el mal también fue otro de los temas que trajo consigo de la contienda y a estos también se sumó su pasión por la naturaleza; Tolkien experimentó la belleza de la campiña británica antes de la guerra y luego vio cómo la guerra trituró la tierra.

Finalmente, topamos con cuestiones como la pérdida y la nostalgia. La guerra provocó la pérdida de muchos de sus amigos y camaradas, y esta pérdida la reflejó en la nostalgia que caracteriza a muchas de sus obras, especialmente en la idea de un mundo que está desapareciendo o cambiando.

Si hay un personaje que representa con claridad su concepto del compañerismo ese es Sam Gamgee, el fiel compañero de andanzas de Frodo Bolsón. Según dijo el propio autor, «mi Sam Gamgee es sin duda una reflexión sobre el soldado británico, de los ayudantes y combatientes que conocí en la guerra de 1914, y que consideraba muy superiores a mí mismo».

Por otra parte, también reconoció que ‘Las Ciénagas de los Muertos’ a las que se enfrentan Frodo y Sam en su camino para destruir el anillo «le debían algo al norte de Francia luego de la terrible Batalla de Somme».

Recrear lo imposible Siempre se consideró como algo imposible la recreación visual del fértil imaginario de J.R.R. Tolkien y la mayoría de los intentos se concentraron en plasmar cinematográficamente la secuela de ‘El hobbit’, la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’.

Las dos primeras tentativas recibieron la negativa del propio autor, el cual no vio con buenos ojos los cambios sustanciales que figuraban en los guiones.

La primera fue auspiciada en el año 1956 por Forrest J. Ackerman y la segunda llevaba la firma del mismísimo Stanley Kubrick, el cual propuso a los Beatles como protagonistas del filme: Paul McCartney en el rol de Frodo, Ringo Starr daría vida a su inseparable amigo Sam, George Harrison como Gandalf y John Lennon sería Gollum.

A mediados de los años 60, la compañía United Artist quiso que John Boorman (‘Excalibur’) rodará una versión con personajes reales, pero fue finalmente Ralph Baskhi quien llevó a la gran pantalla la primera entrega de ‘El Señor de los Anillos’ utilizando la técnica de animación denominada Rotoscopio, personajes reales que son transformados en dibujos animados.

Finalmente, en el año 1995, un visionario neozelandés llamado Peter Jackson logró convencer a los responsables de Miramax para que le dejaran dirigir las tres entregas del original literario de Tolkien.

Tras el apabullante éxito que cosechó la trilogía de ‘El Señor de los Anillos’, Jackson también asumió el rodaje de ‘El hobbit’ en una nueva trilogía.

A todo este ciclo de adaptaciones se sumó la ambiciosa y polémica serie apadrinada por Amazon, ‘El Señor de los Anillos: Los Anillos de Poder’. Una ficción que pasó por ser la más cara realizada hasta el momento, gracias a un presupuesto que superó los 150 millones de dólares y que, en realidad, no se basa en ningún libro de la trilogía de Tolkien. JD Payne y Patrick McKay, los dos showrunners de la serie, construyeron una trama hilando datos extraídos de los apéndices de los libros y datos de las historias de los libros originales.