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Arranca en Pau el juicio por la muerte del chófer de autobús Philippe Monguillot

Los dos encausados por la agresión que causó la muerte al conductor de autobús Philippe Monguillot en Baiona han expresado su arrepentimiento en la apertura del juicio ante el Tribunal Penal de Pau. Uno ha asegurado que no es «un monstruo» y el otro ha expresado querer «pagar su deuda».

 

Véronique Monguillot, apoyada por sus tres hijas, porta el retrato de su marido en la marcha blanca que recorrió el 8 de julio de 2020 las calles de Baiona.
Véronique Monguillot, apoyada por sus tres hijas, porta el retrato de su marido en la marcha blanca que recorrió el 8 de julio de 2020 las calles de Baiona. (Gaizka IROZ | AFP)

En el arranque del proceso judicial por la muerte de Philippe Monguillot, que ha tenido lugar en el Tribunal Penal de Pau y que está previsto se prolongue cinco jornadas, el principal acusado, Wyssem Manai, ha declarado: «No soy un monstruo, no quise hacerle eso a Philippe Monguillot, lo ocurrido me persigue».

Con la cabeza baja, ha repetido en varias ocasiones que es «una persona normal», según indica en su crónica de la vista la agencia AFP.

«Un juicio marca la hora de la verdad, no un momento para reavivar las brasas, por lo que voy a hacer una defensa jurídica sin prestarme a una exhibición mediática», ha afirmado, por su parte, su abogado, Thierry Sagardoytho, antes de entrar en la sala.

Cabe recordar que el reputado penalista tiene un pódcast en la radio pública France Bleu en el que rememora «casos cerrados».

El otro acusado, Maxime Guyennon, también de 25 años, llevaba menos de tres meses en libertad condicional cuando se produjeron los hechos, ocurridos en las inmediaciones de la parada de autobús del barrio de Belinchon, en la capital labortana.

Ha declarado ante el tribunal «querer pagar la deuda contraída por lo ocurrido ante la familia de la víctima, pese a saber que eso es imposible» y al tiempo «limpiar la vergüenza causada a mi propia familia».

Dominique Coquizart, presidenta del tribunal ha aludido a los antecedentes de los dos encausados para advertir a ambos que se arriesgan a ser castigados a la cadena perpetua.

Apoyo a los familiares

Desde antes de arrancar el proceso, a eso de las 7.30, una decena de personas se ha concentrado ante el Tribunal para expresar si apoyo a Vénonique Monguillot y a sus tres hijas, y para reclamar «penas ejemplarizantes» para los acusados de «acto de violencia agravada con resultado de muerte sin intención de causarla», según la calificación del caso.

La viuda y sus hijas han portado en retrato del esposo y padre fallecido. Han asistido a la vista, pero la emoción ha obkigadon a Véronique Monguillot a ausentarse de la sala em varias ocasiones.

Alexandre Novion, la abogada de la familia de la víctima, ha afirmado que «Philippe Monguillot se ha convertido en un símbolo, y con él su mujer, por ser gentes sencillas a las que les ha ocurrido un drama que le puede llegar a cualquiera».

Un tercer hombre, de 43 años de edad, será juzgado por haber prestado ayuda a los acusados, que tras dejar a Monguillot tirado en el suelo y gravemente herido buscaron refugio en su casa.

Brutal agresión

Los hechos ocurrieron el 5 de julio de 2020, cuando el chófer de autobús Philippe Monguillot, de 58 años de edad, perdió la vida en Baiona después de que dos pasajeros a los que obligó a bajar del vehículo tras amonestarles por su comportamiento le agredieran de forma violenta.

Uno de ellos le propinó un golpe que le hirió de gravedad en la cabeza. Tras permanecer en coma durante cinco días en el Hospital de Baiona, el hombre, casado y padre de tres hijas, falleció.

El suceso provocó una fuerte conmoción en la capital Baiona que mostró su respaldo a la familia del empleado de la empresa Chronoplus mediante una multitudinaria marcha blanca.

Centenares de personas acudieron al último adiós dado a Monguillot por sus familiares, amigos y compañeros de trabajo en el popular barrio de Sainte-Croix.