El BCE trabaja en un sistema público de pagos para los bancos privados
Las criptomonedas han transformado completamente el sistema de pagos electrónicos, hasta el punto de que todos los bancos centrales están estudiando la posibilidad de crear monedas digitales. Recientemente, el miembro del BCE, Fabio Panetta, desgranó en la Eurocámara sus primeras conclusiones.
Las tecnologías de la información y la comunicación están transformando completamente las finanzas. En algunos países, el pago con móvil ha permitido a millones de personas que no tenían acceso a una cuenta bancaria poder realizar pagos y cobros electrónicos. Es el caso de Kenya, donde gracias a una aplicación específica, M-Pesa, millones de personas pueden gestionar sus operaciones sin ningún tipo de relación con un banco.
Otros desarrollos se han llevado a cabo utilizando aplicaciones muy populares, como las chinas WeChat y Alipay, en las que se han incluido funciones que permiten realizar pagos en línea. Esa parece ser la idea de Elon Musk para Twitter (ahora X): convertir la red social en una caja de herramientas. Algunos gobiernos también están impulsando infraestructuras para controlar los flujos de dinero desde plataformas propias. Turquía, por ejemplo, tiene el sistema de pago Troy, Rusia el sistema Mir, y Brasil tiene dos: Elo y Pix.
Según un informe de la consultora PWC, los pagos generan el 90% de los datos útiles de los clientes; lo que vale es saber quién compra qué, cuánto y cuándo. La elaboración de esta información se convierte en una importante fuente de ingresos para aquellos que controlan los medios de pago. De ahí la importancia de su control y de la creciente inversión de empresas y gobiernos por crear y gestionar sus propios sistemas.
La irrupción de las criptomonedas
La información y su elaboración convierten la cuestión de la protección de la privacidad en central. Con todo, lo que ha movido a los gobiernos a involucrarse en esta esfera ha sido, sobre todo, la aparición de las criptomonedas. Su arquitectura de seguridad permite que los pagos puedan ser validados de manera prácticamente instantánea al margen de cualquier autoridad centralizada, e incluso admiten la posibilidad de realizar abonos sin conexión. Las criptomonedas, por tanto, son un sistema de pagos muy superior en agilidad y seguridad a los existentes; además, dan la posibilidad de funcionar al margen de los controles estatales establecidos.
Por todo ello, los bancos centrales de todo el mundo llevan tiempo estudiando la posibilidad de crear monedas digitales (CBDC, por sus siglas en inglés) para su uso en el sistema de pagos. En el ámbito privado, algunas empresas ya han hecho sus propios experimentos, como Facebook con Diem, aunque no parece que haya logrado un uso masivo del mismo. Otros operadores, como el proveedor de pagos estadounidense PayPal ha lanzado su propia moneda ligada al dólar para realizar pagos digitales.
En este contexto, el miembro del comité ejecutivo del BCE, Fabio Panetta, dio cuenta en el Parlamento Europeo de lo que el regulador europeo ha avanzado hasta ahora en relación con el euro digital. Dejó claro de que de no actuar, otros ocuparán ese espacio: «lo contrario de no emitir el euro digital no es que todo se quede igual. Habrá otros actores que entrarán en el mercado europeo proporcionando sus propios medios de pago digitales con consecuencias potencialmente muy amplias y negativas en dimensiones como privacidad, soberanía, estabilidad financiera».
Además, Panetta fue muy claro con respecto al papel que desempeñan los actores privados, al señalar que los operadores privados «no tendrían los mismos incentivos que las autoridades públicas para proteger la estabilidad financiera o la privacidad de los usuarios». Las empresas privadas buscan, sobre todo, aumentar su cuota de mercado, por lo que no tienen incentivos para limitar el uso de sus monedas y servicios o para hacerlos compatibles con los que ya existen.
«Aunque la entrada en el mercado de las 'big tech' u otros grandes proveedores de pagos podría promover la innovación inicialmente, la competencia podría verse severamente perjudicada si logran una posición de monopolio, como hemos visto en otros sectores digitales», dijo Panetta ante los europarlamentarios.
Por último, Panetta recordó que actualmente «dos tercios» del mercado europeo de pagos sin efectivo están en manos de empresas extranjeras y consideró que la introducción del euro digital sería una oportunidad para que las entidades europeas ganasen terreno.
Características de un euro digital
En cuanto a los siguientes pasos, Panetta señaló que el BCE informará en octubre sobre los resultados de la fase de investigación, que comenzó en 2021, para que el consejo de gobierno pueda decidir si inicia la siguiente fase, que no sería todavía la de la emisión de una divisa digital.
En principio, el euro digital sería introducido por las autoridades públicas, estaría regulado a nivel europeo, sería distribuido por los bancos de modo que estos mantendrían su relación con los clientes y la intención es hacerlo compatible con los medios de pago ya existentes, explicó Panetta. Es decir, un instrumento público, desarrollado con medio públicos, pero que se pondrá en manos de los bancos privados, que serán los que en última rentabilicen la inversión pública y la elaboración de los datos de la ciudadanía. Como siempre, pensando en el bien público.
Panetta señaló, además, que podría usarse sin estar conectado a Internet, lo que daría garantías de privacidad equivalentes al efectivo. Una afirmación que no parece que se ajuste a la realidad: que se pueda pagar sin estar conectado, no significa que no haya que conectarse de vez en cuando para actualizar las cuentas, con lo que también se actualizarán los datos. Panetta aseguró, asimismo, que sería gratuito para el usuario final.
«Los pagos son un servicio esencial (...). No deberíamos dejar que sea solo el sector privado, incluidas las grandes tecnológicas, las que presten tales servicios», concluyó el responsable del BCE para el estudio de las monedas digitales.