El director de películas tan impactantes como ‘Gomorra’ se sumerge ahora en un viaje intenso y conmovedor que atraviesa el continente, desde las costas de África hasta el suelo italiano.

La película se adentra en la vida de Seydou y Moussa, interpretados por Seydou Sarr y Moustapha Fall que, al igual que otros muchos jóvenes, apuestan por el riesgo con tal de dejar atrás Dakar sin el conocimiento de sus padres, persiguiendo sueños que, en esencia, son tan inocentes como los de cualquier adolescente en cualquier parte del mundo: convertirse en estrellas del rap, tener legiones de seguidores y ganar riquezas inimaginables.

La narrativa de la película fluye de manera lineal, tejiendo el relato de sus vidas. A pesar de la pobreza que rodea su barrio, la tranquilidad parece prevalecer, sin la intervención de mafias locales que extorsionan a la gente o incursiones armadas.

Los protagonistas se acercan a alguien que ha «experimentado el viaje» y reciben advertencias realistas, pero su deseo de partir persiste.

Buscan la bendición de un personaje multifacético del barrio, un estafador, brujo y médico que les guía en su ruta incierta. Finalmente, al alba, emprenden su viaje, desafiando la prohibición categórica de la madre de Seydou, quien les advierte que 'el camino hacia Europa está sembrado de cadáveres'.

Garrone, en esta ocasión, abandona su estilo transgresor característico, pero conserva su rigor formal. Así, logra presentar una visión épica que destaca la valentía y el heroísmo de los dos protagonistas, aunque no refleja completamente el horror de la realidad que enfrentan. En su conjunto, da la sensación de que el cineasta ha querido realizar una obra que despierte el interés entre el público más joven.