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Bilbo

Olafur Eliasson abre ‘ventanas minerales’ en la bilbaina calle Iparragirre

La céntrica calle Iparragirre de Bilbo, que conduce directamente al Museo Guggenheim, conecta al peatón con el arte a través de una instalación permanente de Olafur Eliasson, compuesta por una serie de claraboyas, a modo de caleidoscopios, que al caer la tarde iluminan la vía desde abajo.

La instalación está en la calle que dirige directamente al museo.
La instalación está en la calle que dirige directamente al museo. (Aritz LOIOLA)

El propio Olafur Eliasson, acompañado del director del Museo Guggenheim Bilbao, Juan Ignacio Vidarte, y el alcalde de Bilbo, Juan María Aburto, ha inaugurado este martes la obra, que consta de siete puntos lumínicos romboidales de acero y vidrio, que semejan ventanas situadas bajo el pavimento de la calle.

Cada una de estas ‘ventanas’ puestas a los pies de los viandantes, a quienes el artista  danés-islandés ha instado a «no tener miedo» de subir a ellas, contienen minerales y rocas de Bizkaia, seleccionadas por sus vínculos con la historia de la industria y la minería del herrialde.

Se trata de calcita, limonita, goethita, siderita, basalto, arenisca y caliza, que acaban reflejados en los espejos de cada caleidoscopio generando formas geométricas con texturas y colores que son diferentes en cada uno de los emplazamientos.

Las ‘ventanas’ contienen minerales y rocas de Bizkaia. (Aritz LOIOLA/FOKU)


La obra lleva por título ‘Beneath Bilbao, the curious planet’ y con ella el artista invita al público a detenerse y observar desde una perspectiva nueva.

Los elementos de la instalación cuentan con un poco de iluminación mediante su conexión con las farolas de la calle.

Arte en la calle

El origen del proyecto se remonta a hace cuatro años cuando los responsables del Museo Guggenheim  y del Ayuntamiento, según han explicado, hablaron de la posibilidad de propiciar la presencia del arte en las calles de la ciudad.

Entonces se estaba preparando la retrospectiva ‘En la vida real’ que el Museo Guggenheim dedicó a Olafur Eliasson hace tres años, por lo que se pensó que el creador escandinavo «era el artista adecuado para dejar su impronta», ha precisado el alcalde de Bilbao, quien ha señalado que también se ha aprovechado la mejora llevada a cabo en la calle Iparragirre para hacer realidad el proyecto.

El artista, que visitó Bilbo hace tres años, a escasas semanas de declararse la pandemia, ha explicado que el peatón, mirando hacia abajo, puede ver en la obra inaugurada diferentes minerales, que «están en el subsuelo y que son los que han servido para construir la ciudad».

El creador ha considerado que las personas «estamos obsesionadas con mirar hacia dónde vamos» y con poner el foco en el futuro, y ha instado a mirar, en lugar de hacia adelante, hacia abajo, al presente, a «la crisis climática y a la tierra bajo nuestros pies en colapso. Va a haber muchos problemas si no miramos hacia abajo», ha advertido el artista.

Mediante su obra, Olafur Eliasson (Islandia/Dinamarca, 1967) explora la importancia del arte en el mundo. Su práctica se fundamenta en su preocupación por la naturaleza –inspirada en el tiempo que pasó en Islandia–, su investigación en torno a la geometría y su indagación sobre cómo la sociedad percibe y siente el mundo.

El pasado 13 de setiembre, Eliasson fue reconocido con el premio internacional de arte Praemium Imperiale de escultura, un galardón otorgado por la familia imperial japonesa en nombre de la Asociación de Arte de Japón.