Mientras sigue arrasando Gaza, Israel rechazó permitir la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza por el sur, donde un millón de palestinos desesperados han buscado refugio tras el desplazamiento forzado de la población por los bombardeos constantes desde hace diez días y la amenaza de invasión terrestre.
La Organización Mundial de la Salud advirtió de que en 24 horas se agotará el agua, el combustible y la electricidad, dando idea de la dimensión de la catástrofe humanitaria.
Israel cargó contra el organismo de la ONU por «frustrar y difamar» sus esfuerzos por desplazar a la población.
La campaña de ataques sin precedentes que Israel lanzó el 7 de octubre tras la incursión de las milicias palestinas que dejó más de 1.300 israelíes fallecidos ha superado ya los 2.750 palestinos muertos –entre ellos más de mil niños, uno cada quince minutos– y 9.600 heridos, en solo una semana, muy por encima de los que mató en la ofensiva de 2014, que duró 55 días.
Cientos de cadáveres se pudren bajo los escombros ante los problemas para rescatarlos, y los que se recuperan son enterrados en fosas comunes por la saturación en los hospitales.
Pese a que Israel insiste en que su objetivo es Hamas, arroja las bombas sobre viviendas, hospitales, escuelas, convoyes de desplazados,... Y ha lanzado ráfagas de fósforo blanco, según vídeos verificados por Human Rights Watch y Amnistía Internacional sobre Gaza y en la frontera con Líbano.
A las víctimas en Gaza se suman al menos 60 muertos y 1.200 heridos en continuas operaciones militares y ataques paramilitares de colonos en Cisjordania.
La desesperación de los gazatíes aumenta por la confusión sobre la posible apertura del paso de Rafah hacia Egipto.
Israel dejó claro que la rechaza al bombardear el paso ayer por cuarta vez, cuando una multitud esperaba durante horas la anunciada entrada de ayuda humanitaria y un alto el fuego temporal. Tampoco ha bombeado agua potable al enclave pese al anuncio del domingo con el que buscaba mover a la población. Además, esta medida sería inútil con las tuberías bombardeadas y sin electricidad para bombear al agua y para las desalinizadoras. Los gazatíes se ven obligados a beber agua contaminada de los pozos, otro elemento que agrava la crisis sanitaria.
Aproximadamente 600.000 personas, la mitad de los habitantes de la parte norte, han hecho caso a la orden israelí de evacuación al sur del río Wadi Gaza para preparar así un campo de batalla o una ocupación del territorio, que deja toda la ciudad de Gaza y decenas de hospitales en medio de los combates.
Decenas de camiones con ayuda humanitaria se encuentran en el lado egipcio de la frontera. EEUU había alcanzado un acuerdo con Egipto, Israel y Qatar para permitir la salida de cientos de extranjeros y palestinos con pasaporte, pero no del resto. Las autoridades egipcias condicionaron la entrada a su país de los extranjeros al acceso de la ayuda.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, volvió a hablar ayer con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, en su segunda visita desde el inicio de la actual crisis en un intento por aplicar este acuerdo. A su vez, el presidente de EEUU, Joe Biden, advirtió de que una nueva ocupación israelí de la Franja – como hizo desde 1967 a 2005– sería un «grave error».
Israel ha concentrado decenas de miles de soldados y docenas de tanques alrededor de la Franja preparando una invasión sin precedentes cuya amenaza aumenta la angustia de los gazatíes, y que se complicaría por la presencia de 199 rehenes apresados en la incursión palestina. Hamas informó de que 22 de ellos han muerto en los bombardeos israelíes.
Netanyahu amenaza a Irán, que implica a EEUU
«Tenemos un mensaje para Irán y Hizbulah: no nos pongan a prueba en el norte. No repitan errores del pasado porque el precio que pagarán será mucho peor», amenazó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, después de nueve días consecutivos de intercambio de fuego en la divisoria entre Israel y el Líbano. Ayer el grupo chií libanés Hizbulah anunció haber alcanzado otro tanque israelí con un lanzamiento de misiles y atacado al menos cinco puntos en el norte de Israel, que respondió con artillería. A la vez, Israel ordenó la evacuación de 28 comunidades a menos de dos kilómetros de la divisoria con Líbano, donde viven 27.000 personas. El punto álgido de tensión se vivió el domingo, cuando Hizbulah lanzó seis misiles antitanque y nueve cohetes, a lo que Israel respondió bombardeando posiciones del grupo en el sur del Líbano y el cuartel general de la misión de la ONU. Un civil y un soldado israelí murieron en esos incidentes.
Los ataques cruzados en la frontera han dejado ya 17 muertos: cinco en Israel –4 soldados y un civil– y al menos 12 en Líbano –3 civiles, 4 miembros de Hizbulah y 5 de milicias palestinas–. El Ejército de Israel advirtió a Hizbulah de que «si se atreve a ponernos a prueba, la reacción será mortal», recordando que Estados Unidos «nos da todo su apoyo» y acusando a Irán de dar instrucciones a la milicia libanesa.
Por su parte, Irán consideró que EEUU está involucrado militarmente por el despliegue de dos portaaviones en la región y por el apoyo al Estado judío con cohetes y 8.000 millones de dólares, en un apoyo unilateral contra los palestinos. «EEUU debe rendir cuentas por los crímenes del régimen sionista», señaló el Ministerio iraní de Exteriores, que también avisó del peligro de que el conflicto se extienda por la región si continúan los crímenes israelíes y de que la situación «quede fuera de control.
A esta extensión del conflicto se suman los ataques de Israel en Siria, donde ha bombardeado los aeropuertos de Damasco y Alepo en los últimos días.
Colombia
El canciller colombiano, Alvaro Leyva, instó al embajador de Israel a «pedir excusas e irse» después del anuncio israelí de la suspensión de las exportaciones de seguridad a Colombia. El presidente, Gustavo Petro, había acusado a Israel de «genocidio» y «barbarie». «Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel las suspendemos», añadió el domingo.
Odio
El apuñalamiento de un niño palestino-estadounidense en Illinois fue calificado de odio porque el agresor dijo actuar por la guerra. Recibió 26 puñaladas y su madre, herida grave, 12.