«Ya sea que le llamemos pausa o le llamemos alto el fuego, hay que pensar en lo que eso supondría (...). Cualquier alto el fuego daría a Hamas la capacidad de descansar, recomponerse y prepararse para seguir lanzando ataques terroristas contra Israel», ha dicho en una rueda de prensa el portavoz del Departamento de Estado de EEUU, Matthew Miller, el mismo día en que los ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) se han inclinado por una «pausa humanitaria» en Gaza para la entrada de ayuda.
El portavoz ha recalcado que el ataque de Hamas contra Israel del 7 de octubre fue algo «intolerable» al igual que lo sería «para cualquier país que sufriera un brutal atentado terrorista de esas características».
Miller ha reivindicado que Israel tiene «el derecho y la obligación de responder», y ha afirmado que Estados Unidos está centrado en facilitar que siga llegando ayuda humanitaria para la población civil de Gaza a través del paso de Rafah con Egipto.
El funcionario ha sostenido que el Ejército israelí «avisa a los civiles cuando planea llevar a cabo un bombardeo a un edificio residencial», ignorando que también bombardea zonas en las que había recomendado a los civiles refugiarse, y ha acusado de nuevo a Hamas de usar a los ciudadanos de Gaza como «escudos humanos».
Los ataques aéreos israelíes sobre Gaza se han saldado con más de 5.000 muertos, según las autoridades palestinas, el 40% de ellos niños y un 22% mujeres o ancianos, mientras que otras 15.200 personas han resultado heridas.
El ataque sorpresa del brazo armado de Hamas contra Israel del pasado 7 de octubre dejó más de 1.400 muertos y más de 200 secuestrados –este mismo lunes han sido liberados dos más, Nurit Yitzhak y Yochved Lifshitz, por «motivos de fuerza mayor»–.
Netanyahu no le coge el teléfono a Guterres
En este contexto, el secretario general de la ONU, António Guterres, aún no ha podido hablar con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, según ha confirmado su portavoz, Stéphane Dujarric, en su rueda de prensa diaria.
«Hemos pedido una llamada con el primer ministro, y cuando esa llamada se produzca, se producirá –dijo Dujarric– pero eso no nos impide mantener contactos funcionales con Israel».
El único contacto hasta ahora hecho público es el que Guterres mantuvo con el presidente israelí, Isaac Herzog, un hombre sin poder ejecutivo y cuyo cargo es meramente simbólico; a Herzog, Guterres le insistió en «la necesidad de respetar la ley internacional, de proteger a los civiles y de proteger las instalaciones de la ONU» (en referencia a las escuelas donde se apilan los refugiados), dijo el portavoz.
Dujarric ha insistido en que Guterres «dice en privado lo mismo que estamos diciendo en público» en lo relativo a la situación de los civiles.
También ha sido preguntado por qué Guterres no viajó a Israel en su último viaje del fin de semana a la región –fue a El Cairo y fue al paso de Rafah, entre Egipto y Gaza–, a lo que ha respondido: «El secretario general siempre tiene en cuenta dónde es más útil su presencia».
Israel se ha mostrado desde siempre muy crítico con las instituciones de la ONU en general, y la pasada semana el mismo embajador israelí ante Naciones Unidas, Gilad Erdan, dijo en un mitin de apoyo a Israel en Nueva York que Guterres, al ir al paso de Rafah, «mandaba un mensaje de apoyo a los terroristas», y añadió ante el público: «¿No le da vergüenza?».
En la misma rueda de prensa, el portavoz ha reconocido que la Agencia de la ONU para los palestinos (UNRWA, mayor organización asistencial activa en Gaza) aún no ha conseguido introducir un solo litro de combustible en la Franja, dando a entender –sin decirlo expresamente– que Israel no se lo ha permitido.
La UNRWA ha dicho reiteradamente que el combustible es necesario para activar los generadores que mantienen en funcionamiento los hospitales en Gaza, después de que el Gobierno israelí haya cortado el suministro eléctrico a todo el territorio.