Die Linke entra en fase de escisión y liquidación

La crisis en el partido alemán Die Linke (La Izquierda) se ha agudizado después de que se hayan dado de baja 10 de sus 37 diputados. Concurrirán con una nueva formación en las elecciones europeas del año 2024. Su paso pone en peligro de extinción al grupo parlamentario y a la propia formación.

Sahra Wagenknecht, en el centro, flanqueada por otros electos que van a abandonar Die Linke.
Sahra Wagenknecht, en el centro, flanqueada por otros electos que van a abandonar Die Linke. (John MACDOUGALL | AFP)

Sahra Wagenknecht, Amira Mohamed Ali y otros parlamentarios han presentado oficialmente su Alianza Sahra Wagenknecht (BSW, por sus siglas en alemán). Entre los que apoyan el proyecto están el diputado Andrej Hunko y la parlamentaria Zaklin Nastic, quienes desde Alemania se han hecho eco de los conflictos políticos de Euskal Herria y Catalunya con el Estado español.

Wagenknecht, cuyo acrónimo (BSW) da nombre a la escisión, es la política más conocida de la izquierda alemana. De todas formas, ha subrayado que ese no será el nombre definitivo. El objetivo es asentar las bases estructurales de un nuevo partido, que se fundará a principios del 2024.

Los disidentes explicaron su decisión. «Una y otra vez hemos argumentado que las prioridades erróneas y la falta de concentración en la justicia social y la paz diluyen el perfil del partido (...) Una y otra vez hemos advertido de que centrarse en medios urbanos, jóvenes y activistas está alejando a nuestros votantes tradicionales». Aspiran a frenar esa tendencia poniendo el acento en «la economía, justicia social, paz y libertad».

Wagenknecht trazó los rasgos del proyecto, que por ahora carece de un típico fondo ideológico de índole izquierdista. En lo económico se centra en las empresas pequeñas y medianas que, desde la época de la canciller demócrata cristiana Angela Merkel (2005-2021), se han visto ignoradas por la política federal, que favorece los intereses de las grandes corporaciones.

El proclamado racionalismo de Wagenknecht apunta a precios energéticos que permitan a las firmas alemanas competir con EEUU y otros países. Con «tecnologías de futuro Made in Germany» quiere confrontar el «activismo ecologista» del tripartito del canciller socialdemócrata Olaf Scholz (SPD).

Educación e inmigración

Todo ello en combinación con una mejora de la educación, ya que 2 millones de alumnos han dejado la escuela sin titulación alguna.

Al mismo tiempo, Wagenknecht opta por la limitar «la inmigración incontrolada». Quiere financiar su política también con una mayor tributación de los patrimonios millonarios.

Respecto a la situación internacional, Wagenknecht considera «un gran error» del «peor gobierno de la historia» de la República Federal que se haya abandonado la «política de distensión» que el SPD lideró en la Guerra Fría.

Respecto a la situación en Gaza, ha tenido la audacia de hablar de una «cárcel al aire libre» pero, preguntada por ello, rehusó llamar al carcelero por su nombre. «Hay que diversificar las opiniones», aconsejó a los medios de comunicación frente al conformismo impuesto por el Ejecutivo desde el inicio de la pandemia. En este contexto, se refirió a un sondeo –realizado por el Instituto Allensbach en 2021– según el cual el 45% de los encuestados tiene miedo de decir francamente su opinión.

Desde la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania en 2022 y ahora con la de Israel contra Palestina, la situación ha empeorado. Quien quiera hablar sobre una solución política de ambas contiendas es tachado de «pro-ruso» y «pro-palestino», o sea de «putinista» y «pro-Hamas», si no de «terrorista». Incluso advertir de que la «solidaridad con Israel» –tal y como la practican el tripartito y la mayoría de la élite política– podría implicar complicidad en crímenes de guerra, por no hablar de «genocidio» en Gaza, le expone a uno a ser acusado de «antisemita».

Posible opción para el 20%

De hecho, todos los partidos han de temer que el nuevo proyecto les quite votos y complique la formación de futuros ejecutivos a nivel nacional y regional. Hasta un 20% de los encuestados lo ven como una opción a votar, lo cual se traduciría en un 12% de los votos a nivel nacional. Otros expertos dudan de que la formación supere el 5%, límite para entrar en el hemiciclo.

La BSW se va a enfrentar a una serie de juicios, ya que Die Linke demandará a los disidentes que entreguen sus actas de diputado. Los diez afectados quieren permanecer en la «Fraktion» –así se define al grupo parlamentario en Alemania– hasta finales de año para que se encuentre una solución para sus 108 empleados. Estas personas perderán su trabajo cuando los diez dejen el grupo, ya que éste bajará a la categoría de ser un «Gruppe», perdiendo privilegios y financiación.

Mientras tanto, el comité regional de Renania del Norte-Westfalia ha denunciado ante la Fiscalía al gerente de la BSW, Lukas Schön, por, supuestamente, haber copiado ilegalmente el fichero del partido antes de darse de baja. «Es cobarde dejar el partido en plena crisis», acusa Gregor Gysi, otra estrella mediática, a su rival interna Wagenknecht.

La BSW ha anunciado que, para empezar, en 2024 el partido concurrirá a las elecciones europeas. Sus expectativas, nada garantizadas, dependerán de quién lo integre y cómo se posicione ideológica y políticamente.