Ainara Lertxundi
GARAren edizio taldeko kidea / Miembro del equipo de edición de GARA
Elkarrizketa
Raquel Martí
Directora ejecutiva de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en el Estado español

«Es la primera vez que en Gaza nos dicen que tienen hambre y sed»

Raquel Martí, directora ejecutiva de UNRWA en el Estado español, denuncia en entrevista a GARA «el grado de destrucción» en Gaza y el elevado número de víctimas. «No se están murieron solo por las bombas, sino que van a morir de inanición, deshidratación y por falta de atención sanitaria».

Raquel Martí, directora ejecutiva de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en el Estado español.
Raquel Martí, directora ejecutiva de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) en el Estado español. (UNRWA)

«Es la primera vez que en Gaza nos dicen que tienen hambre y sed. Es una situación terrible», denuncia en entrevista telefónica a NAIZ la directora ejecutiva de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Raquel Martí, que ayer se reunió en Gasteiz con el lehendakari, Iñigo Urkullu. Alrededor de 700.000 palestinos se refugian en 150 instalaciones de la Agencia, que ha perdido a 70 trabajadores humanitarios en bombardeos israelíes.

El comisionado general de UNRWA, Philippe Lazzarini, ha advertido de que «la historia nos juzgará a todos si no hay alto el fuego en Gaza». 

El miércoles nuestro comisionado general logró entrar en Gaza. Era la primera visita a la Franja de un alto cargo de Naciones Unidas y, de momento, la única. Philippe Lazzarini se quedó profundamente impactado no solo por el nivel de destrucción que vio, sino también por el grado de hacinamiento de las escuelas de UNRWA. Casi 700.000 personas permanecen alojadas en 150 instalaciones de la Agencia. En algunas hay más de 8.000 personas, cuando la capacidad prevista es para entre 1.500 y 2.000 personas.

Estamos viendo ya epidemias dentro de nuestros albergues de sarna, viruela, enfermedades respiratorias y gastrointestinales, fiebres...

Todas las personas con las que habló le dijeron que tienen hambre y sed, algo que nunca, nunca, habíamos visto dentro de la Franja de Gaza.

Es cierto que desde hace 16 años Israel mantiene un férreo bloqueo que ha provocado una enorme inseguridad alimentaria y que el 80% de la población gazatí dependa de la ayuda de UNRWA, que, antes de esta última ofensiva militar, daba de comer a 1,2 millones de personas.

«Van a morir de inanición, deshidratación y por falta de atención sanitaria, los hospitales no pueden atender»

Pero es la primera vez que escuchamos que tienen hambre y sed. Es una situación terrible. No hay electricidad para poner en funcionamiento las plantas potabilizadoras de agua.

No se están murieron únicamente por las bombas, sino que van a morir de inanición, deshidratación y por falta de atención sanitaria, porque en los hospitales están colapsados y no pueden atender al número ingente de heridos que llega cada minuto.

El hospital Amistad Turco-Palestina, el único en Gaza que trataba a pacientes con cáncer, ha dejado de funcionar tras quedarse sin combustible y sufrir desperfectos por los bombardeos.

En el Indonesio, el generador principal se ha detenido, con lo cual están trabajando con generadores alternativos que no pueden proveer a todas las áreas del hospital.

Están operando sin anestesia y sin morfina a niños de muy corta edad aun siendo cirugías muy complejas, y están haciendo cesáreas sin anestesia bajo la luz de linternas o de los teléfonos móviles.

Están bombardeando las panaderías, que ahora mismo son las únicas fuentes de alimentación.

No hay lugar seguro en Gaza, tampoco sus escuelas.

No se están respetando estos espacios de Naciones Unidas, que supuestamente son inviolables por parte de cualquier grupo armado o ejército en tiempos de guerra. Estamos profundamente alarmados por el grado de destrucción en la Franja de Gaza y por el elevadísimo número de civiles, incluyendo niños, fallecidos. Dos tercios son menores, muchos de muy corta edad. Estamos horrorizados ante la atrocidad que estamos viendo.

La Ciudad de Gaza y el norte de la Franja han quedado en gran medida aislados debido a las operaciones terrestres israelíes y los enfrentamientos que están teniendo con los grupos armados.

La ayuda humanitaria necesaria para 300.000 personas desplazadas en el norte no está llegando puesto que no podemos acceder a ellos.

Tampoco podemos acceder a la población gazatí que está refugiada en nuestros colegios en el norte. Las comunicaciones son muy complejas dado que cada dos por tres se cortan. Estamos teniendo muchos problemas para contactar con nuestro propio personal. 70 de nuestros trabajadores han perdido la vida bajo las bombas israelíes y cientos de ellos están desplazados con sus casas bombardeadas, con sus familias aniquiladas.

 

«La de Palestina es la crisis humanitaria y de desprotección mejor documentada de todos los conflictos bélicos. Sin embargo, es la crisis que con más vehemencia se niega»

Nunca hemos pasado por una situación de esta envergadura en tan poco espacio de tiempo. Estamos absolutamente desbordados, indignados y frustrados con lo que estamos viendo en Gaza.

Pedimos un alto el fuego inmediato para que las cifras de fallecidos y heridos dejen de aumentar y poder ayudar a la población gazatí.

Martí, trabajando en Gaza en la anterior ofensiva israelí de 2014. (UNRWA)


El presidente de EEUU, Joe Biden, llegó a cuestionar públicamente la cifra de fallecidos del Ministerio de Salud gazatí. ¿Cómo se reciben este tipo de declaraciones?

La de Palestina es la crisis humanitaria y de desprotección mejor documentada de todos los conflictos bélicos. Sin embargo, es la crisis que con más vehemencia se niega.

En esta situación, las cifras que se están dando son aproximadas porque, hasta la fecha, hay unas 2.000 personas desaparecidas, incluyendo cerca de mil niños. Probablemente estén muertas bajo los escombros.

«Están operando sin anestesia y sin morfina a niños de muy corta edad aun siendo cirugías muy complejas, y están haciendo cesáreas sin anestesia bajo la luz de linternas o de los teléfonos móviles»

Hace dos días, el Ministerio de Salud hizo un llamamiento a la ciudadanía para que busquen a sus familiares en los listados que tiene elaborados y comuniquen en caso de que no estén registrados. El Ministerio piensa que puede haber muchísimas más personas muertas de las que no tienen conocimiento.

En cada una de las escaladas militares que ha habido en Gaza en los últimos 15 años, nunca las cifras del Ministerio de Salud palestino han sido distintas a las que luego han constatado las agencias de Naciones Unidas.

La cifra oficial de fallecidos el viernes era de 9.227, de ellos 3.826 niños. Unicef ha denunciado que «Gaza se ha convertido en un cementerio para miles de niños y en un infierno para todos los demás». ¿Cómo afrontan las secuelas y trauma colectivo que va a provocar esta ofensiva militar?

Lamentablemente, en Gaza las ofensivas militares se producen de manera repetitiva. No hay que olvidar que esta es la segunda en lo que llevamos de año. El año pasado hubo otra, el anterior otra y así hasta retrotraernos a más de 15 años.

Recuerdo con mucho pesar la ofensiva de 2014. Pocos días después de que se declarara el alto el fuego, pude desplazarme a Gaza. Lo que pude comprobar es que la totalidad de la población gazatí estaba profundamente traumatizada por esa ofensiva que duró 50 días.

Los testimonios de los adultos eran aterradores. Las madres nos decían que todos los niños que tenían bajo su cargo tenían hondas secuelas. Había niños que se mordían las manos hasta hacerlas sangrar, niños que se arrancaban el pelo, niños que todas las noches se orinaban en la cama, niños que no paraban de gritar, niños que habían perdido el habla, niños que no podían concentrarse…

Hubo un aumento significativo del número de suicidios en Gaza, incluyendo niños y adolescentes.

Tuvimos que empezar a hacer terapia con los padres y madres porque lo que nos transmitían era que habían perdido su capacidad de ser padres y madres porque se sentían absolutamente incapaces de lidiar con las secuelas y traumas de sus hijos, porque ellos a su vez estaban traumatizados.

«Tampoco podemos acceder a la población gazatí que está refugiada en nuestros colegios en el norte. Las comunicaciones son muy complejas dado que cada dos por tres se cortan»

Los médicos, sicólogos y siquiatras hablaban ya entonces de una epidemia postraumática Ellos mismos estaban traumatizados. Estamos hablando de una ofensiva que acabó con la vida de 2.200 personas y de 500 niños.

Ahora estamos hablando de que entre los desaparecidos que seguramente estén muertos y los que están constatados que han fallecido, vamos a situarnos en más de 10.000 fallecidos y 3.826 niños. Cifras que crecen por momentos. Con lo que te acabo de contar sobre las secuelas que dejó la ofensiva de 2014, imagínate lo que será en esta ocasión.

¿Qué feedback está recibiendo la Agencia por parte de gobierno, instituciones...?

Esto es una crisis humanitaria, de derechos humanos, frente a la cual debería haber unanimidad en cuanto a la necesidad de proteger a la población civil, tanto de Israel como de Palestina. En esto no debería de haber ninguna fisura.

Hoy [por ayer viernes] me he reunido con el lehendakari, Iñigo Urkullu. El Gobierno vasco ha sido el primer donante que se puso en contacto para ofrecernos medio millón de euros para la emergencia humanitaria. La Diputación de Gipuzkoa también contactó con nosotros rápidamente, al igual que el Ayuntamiento de Donostia. La ciudadanía vasca también está haciendo donativos. Me gustaría agradecer toda la solidaridad del pueblo vasco.

Raquel Martí, ayer en Lehendakaritza con Iñigo Urkullu. (Jaizki Fontaneda | Foku)