En una reciente entrevista con la revista ‘GQ’, el renombrado cineasta David Fincher reconoció su nula relación con una de sus películas más icónicas, ‘El club de la lucha’ (1999).
Sorprendentemente, explicó que han pasado al menos dos décadas desde la última vez que vio su propia creación en la pantalla, y no muestra un interés especial en variar su intención.
Esta elección se basa, en gran medida, en su desencanto por las connotaciones que el filme ha adquirido con el paso del tiempo, las cuales no encajan con su visión original y debido a la apropiación que han hecho de ella diferentes movimientos de la ultraderecha.
Fincher explicó su distanciamiento de ‘El club de la lucha’ de manera muy clara y rotunda: «Llevo veinte años sin verla. Y no quiero hacerlo».
Su negativa a redescubrir su propio filme, es una elección personal que se asemeja a la renuncia a desempolvar viejas fotografías, algo ya superado, y sobre todo en la exaltación que se ha hecho de uno de los personajes más relevantes de la película, Tyler Durden, que fue interpretado por Brad Pitt.
Masculinidad tóxica
Aunque tanto el escritor Chuck Palahniuk como Fincher concibieron a Tyler como una sátira de la masculinidad tóxica, dicho personaje ha sido asumido como un símbolo a seguir por ciertos sectores de la llamada ‘alt right’ y otros grupos ultraderechistas.
Esta apropiación de la película por parte de estos grupos no es algo que agrade al cineasta, más bien todo lo contrario.
El director de ‘Seven’ rechazó cualquier responsabilidad por cómo las personas interpretan su obra. Según dijo, «‘El club de la lucha’ es una de las piedras angulares. No hicimos la película para esa gente, pero la gente verá lo que quiera ver en un cuadro de Norman Rockwell o en el ‘Guernica’».