Hay dos tipos de jugadores: los que se relajan en el banquillo y los que se mantienen en tensión. Por si había alguna duda, Mikel Merino demostró ser del segundo grupo en el Estadio de los Juegos Mediterraneos, advirtiendo a Sadiq de que estaba amonestado y que controlase las faltas.
Y es que Umar Sadiq salió de inicio en Almería, en el que fue su casa durante dos campañas, antes de aterrizar en Donostia y romperse el ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Se desenvolvió con ganas pero la ansía de hacer gol también le hizo ser algo errático e impulsivo. Por ello, fue amonestado a la media hora de juego (minuto 32).
Poco después, a los cinco minutos, el portentoso delantero nigeriano provocó otra falta, nada discutible para ser amonestada pero, por si las moscas, Mikel Merino decidió advertirle de que jugase con cuidado porque estaba amonestado. En verdad, el mensaje le trasladó a Aihen Muñoz, el lateral más cercano de la banda de calentamiento. «Dile que no haga más faltas, que tiene amarilla», le dijo el centrocampista al defensor, para que éste le trasladara al ariete.
Es una clara muestra de que el liderazgo de Mikel Merino en el equipo va más allá de su juego sobre el verde. El ‘8’ txuri-urdin demostró ser un líder nato y un futbolista de los que todos los entrenadores desean, manteniendo esa tensión a pesar de ser suplente. El navarro, precisamente, sustituyó a Sadiq en cuanto empezó la segunda mitad con la ambición de sellar otra victoria que le coloca en el sexto puesto, con 22 puntos.