Natxo Matxin
Redactor, con experiencia en información deportiva

Arrasate aplica menos rotaciones en las últimas jornadas, pese a la línea irregular del equipo

Habitualmente partidario de rotar incluso cuando se encadena una racha de buenos resultados, el técnico rojillo, Jagoba Arrasate, ha dejado de lado esa política en las últimas jornadas, pese a la línea irregular de su equipo.

Frente a Las Palmas, Osasuna repitió once. Kike Barja y Pablo Ibáñez fueron dos de los cambios de la segunda parte.
Frente a Las Palmas, Osasuna repitió once. Kike Barja y Pablo Ibáñez fueron dos de los cambios de la segunda parte. (Jagoba MANTEROLA | FOKU)

Suele decirse que, cuando algo va bien, mejor no tocarlo. Es una máxima que, en el fútbol profesional, casi tiene carácter de ley no escrita. Es lógico, teniendo en cuenta que se trata de un deporte en equipo, donde lo que más cuesta suele ser encajar las piezas del grupo, lo que suele conllevar a posteriori buenos resultados.

Sin embargo, hay técnicos a los que, incluso obteniendo marcadores positivos de manera consecutiva, les gusta aplicar varios cambios en su equipo titular, semana sí y semana también.

No se trata tanto de agitar el árbol como de gestión de vestuario, premiando el esfuerzo realizado entre semana y manteniendo metido en ritmo competitivo a la mayor parte de la plantilla.

El preparador osasunista, Jagoba Arrasate, es uno de ellos o, al menos, hasta el momento así lo había demostrado con una política de variaciones que hacía complicado adivinar el futuro once, objetivo perseguido cada fin de semana por la prensa especializada y el aficionado, sin que fuese descabellado errar en varios nombres.

Los datos no dejan lugar a dudas. Sin ir más lejos, la campaña pasada el técnico de Berriatua aplicó de media prácticamente cuatro cambios entre jornada y jornada del anterior campeonato liguero.

Una filosofía que se materializó con especial incidencia en algunos tramos de dicho torneo como, por ejemplo, cuando este coincidió en el tiempo con la disputa de la final copera de Sevilla.

El equipo necesitaba llegar con suficiente oxígeno a la cita y Arrasate no dudó en dar presencia a casi todo su plantel. Hubo ocho cambios en el Cádiz-Osasuna (0-1) del 25 de abril, se aplicaron siete en el derbi de El Sadar contra la Real (0-2) jugado tres días más tarde, la cota llegó hasta los nueve con la visita al Camp Nou (1-0) el 2 de mayo –a cuatro días del partido de La Cartuja– y, de nuevo, hubo siete variaciones frente al Almería (3-1) en el estadio iruindarra.

No hizo falta la disputa de ninguna otra competición para que el míster vizcaino también moviese su vestuario en otras fases del torneo de la regularidad. Así, entre mediados de febrero y primeros de marzo, realizó seis cambios en el Osasuna-Real Madrid (0-2), nada menos que ocho en la visita al Pizjuán (2-3) y otros seis en el Osasuna-Celta (0-0).

Si se repasa jornada a jornada la 2022-23, raro es el encuentro en el que se baja de tres variaciones en el once. De hecho, solo en el Osasuna-Getafe (0-2) del 18 de septiembre se repite el equipo que jugó en Almería (0-1), y tres cuartos de lo mismo sucede en la jornada decimotercera –5 de noviembre–, al alinear en Balaídos (1-2) a los mismos futbolistas que vencieron al Valladolid en El Sadar (2-0).

Cambio de tendencia

Únicamente en dos ocasiones se repitió equipo inicial, una circunstancia que en el presente curso ya ha hecho Arrasate, habiéndose cumplido solo un tercio de la competición liguera.

Y es que las rotaciones en el actual ejercicio están siendo mucho más inhabituales de lo que cabía esperar. Quitando los ocho cambios en la visita a Mestalla (1-2), justificados por ser el partido previo al de Conference en Brujas, y dos vueltas al calcetín más para acometer los desplazamientos a Getafe (3-2) y Gasteiz (0-2), con signo bien diferente, en el resto de jornadas las variaciones han sido menos voluminosas.

Una tendencia que se ha visto acentuada en las cuatro últimas jornadas disputadas por la escuadra navarra. Frente al Granada (2-0) apenas hubo dos cambios respecto a la derrota en el Bernabéu (4-0), Arrasate repitió once en la visita al Villamarín (2-1), solo realizó uno en el duelo contra el Girona (2-4) y este sábado alineó a los mismos futbolistas para empatar ante Las Palmas (1-1).

La línea irregular que mantiene el bloque navarro –solo dos triunfos en sus últimos once encuentros disputados– parece invitar a que haya muchas más permutas buscando esa dosis de aire fresco, aunque nadie mejor capacitado que el entrenador vizcaino y su cuerpo técnico para valorar qué es lo que necesita el equipo en estos momentos.

Sí que sorprende el descenso en la cuota de participación de dos jugadores que parecían llamados este año a tener un importante papel protagonista en la escuadra rojilla, como son Jon Moncayola e Iker Muñoz.

El de Garinoain, titular ante el Granada y Betis, aunque siendo reemplazado en ambos envites, ha perdido dicha condición en los dos últimos encuentros caseros, con presencia testimonial ante el Girona y apenas 23 minutos contra Las Palmas.

El caso de Iker Muñoz resulta todavía más curioso, pues el de Alesbes, titular en cinco de las siete jornadas que ha disputado, todas ellas en el primer tramo liguero, ya no ha vuelto a aparecer después del derbi de Mendizorrotza.

Interpelado al respecto en la previa frente al conjunto isleño, Arrasate quitó hierro a la cuestión, asegurando que al ir por detrás en el marcador el equipo en casi todas esas siguientes jornadas, este necesitaba de jugadores con otro perfil para remontar dichos resultados, a la par que ensalzó las cualidades futbolísticas del canterano.