Dabid Lazkanoiturburu

El tiempo y la impunidad

Tropas israelíes en territorio de Gaza, en una foto distribuida por su ejército.
Tropas israelíes en territorio de Gaza, en una foto distribuida por su ejército. (AFP)

Hace justo una semana escribíamos en estas páginas que el mundo estaba a tiempo para forzar un cese de hostilidades y detener la masacre en Gaza.

Hoy, Israel sigue atacando hospitales y todo tipo de instalaciones civiles, crímenes de guerra tras los que se escuda al asegurar que albergan bajo su suelo cuarteles y arsenales de la milicia armada de Hamas.

El Gobierno de Netanyahu asegura que EEUU, que se arroga ilegítimamente la representación del mundo en Oriente Próximo, le ha dado de tiempo hasta Navidades para culminar su enésima guerra contra los palestinos.

Este año no habrá festividad en Belén (Cisjordania), donde el cristianismo sitúa el nacimiento (Natividad) de su mesías.

Sean dos o tres semanas, o mes y medio, el presunto ultimátum de EEUU a Israel puede provocar como efecto que su Ejército acelere aún más su ofensiva para desgracia de la masacrada población civil. Paradójicamente, la prisa mata en una Gaza que lleva 16 años en una muerte lenta. Y puede dar tiempo a a que Hizbulah abra a Israel su «temido» segundo frente.

Y está por ver que el supuesto plazo fuera suficiente para que el Tsahal «haga desaparecer de la faz de la tierra a Hamas». E incluso que, en su caso, lo respetara el primer ministro israelí, consciente de que su tiempo político y su impunidad tras ser condenado por corrupción se acabará en cuanto termine este ataque masivo a la Franja y se investigue el fiasco de la incursión militar islamista del 7-O. «Bibi», que así le llaman, no solo no ha tenido empacho en poner en peligro la viabilidad interna de Israel con su pacto con colonos ultras y ortodoxos, sino que, con la salvajada que está cometiendo en Gaza, corre el riesgo de perder la credibilidad internacional que le queda.

Cuenta, eso sí, con la complicidad de EEUU y con la inoperancia diplomática de la Unión Europea, un coro de grillos enzarzado en el debate de si tiene que pedir pausa(s) humanitaria(s) en plural o en singular. Qué decir de la futilidad de la Liga Árabe y de la Conferencia Islámica.

Y que asiste a un aumento del hostigamiento a las minorías judías que aún existen en Europa y de los ataques antisemitas, ante los que no pocos se están planteando huir a Israel (se repite el drama y el error de principio).

Ataques que no se pueden justificar de ninguna manera por la decisión del Gobierno de Israel de darse tiempo para hurtarles el tiempo (de vida) y el futuro a los gazatíes.

Por la decisión de un Estado, el israelí, que, como acertadamente auguraba Santiago Alba Rico en estas mismas páginas, está sellando así su propia autodestrucción.