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El rechazo al plan antiinmigración deja tocado a Macron y casi hundido a Darmanin

La Asamblea Nacional francesa ha tumbado a las primeras de cambio el proyecto de Ley de Inmigración y puede desencadenar una importante crisis política. De hecho, el ministro del Interior ha presentado la dimisión al presidente pero Emmanuel Macron la ha rechazado.

Darmanin y Macron, en una imagen de archivo.
Darmanin y Macron, en una imagen de archivo. (Ludovic Marin | AFP)

La Asamblea Nacional francesa ha rechazado este lunes debatir el proyecto de ley de inmigración del Gobierno, más bien plan antiimigración, en una apretada votación que supone el primer gran golpe para el Ejecutivo desde la reelección de Emmanuel Macron en 2022.

Una moción de los ecologistas para rechazar el debate sobre el texto fue aprobada por 270 votos a favor y 265 en contra tras una intensa sesión en la cámara baja del Parlamento francés, que podría desencadenar una crisis política importante.

De hecho, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha presentado varias horas después su dimisión a Macron, pero este la ha rechazado.

La votación ha unido a toda la izquierda, la ultraderecha y buena parte de la derecha conservadora en contra del Gobierno, que ha intentado construir un texto que gustara un poco a casi todos pero al final no ha contentado a casi nadie.

La moción de rechazo permite devolver un texto sin discusión detallada en la Cámara. La iniciativa ecologista ha sido apoyada por el resto de formaciones de izquierda -La Francia Insumisa (LFI), socialistas y comunistas- y después por la ultraderecha de la Agrupación Nacional (RN).

Después, la dirección del conservador Los Republicanos (LR) -grupo que ha sido clave para un macronismo sin mayoría absoluta desde las legislativas de 2022- se ha sumado a esa moción, aunque algunos de sus diputados no han seguido la disciplina de partido, lo que auguraba una votación muy estrecha que al final se ha decantado a favor de la moción por solo cinco votos.

El hecho de que el proyecto de ley no haya sido debatido impide a la primera ministra, Élisabeth Borne, aprobarlo sin votación en la Asamblea por el artículo 49.3 de la Constitución, como ya hizo con la discutida reforma de las pensiones.

A partir de ahora, el Gobierno puede optar por llevar a la Asamblea el texto que se había aprobado en el Senado, cuya versión es netamente más dura del propuesto por el Ejecutivo, u optar por una comisión paritaria de ambas cámaras, en la que seguiría habiendo una mayoría conservadora.

La tercera opción, la retirada del texto, supondría admitir un enorme fracaso político.

Críticas cruzadas

La izquierda reprochaba al Gobierno que el proyecto se centraba demasiado en la represión y poco en la integración, mientras que la ultraderecha opinaba todo lo contrario y alertaba de que se abriría la vía a una oleada migratoria.

Finalmente, LR rechazaba de forma tajante el intento del Gobierno de ofrecer la regularización temporal a los trabajadores de sectores económicos «en tensión», esto es, que no encuentran mano de obra en el mercado.

El resultado de la votación es «una enorme desaprobación» al Gobierno, ha destacado la líder ultraderechista, Marine Le Pen, en unas declaraciones a la prensa tras el pleno de la Asamblea.

El líder de LR, Éric Ciotti, ha pedido que el Gobierno se apoye en la versión del proyecto de ley aprobado por el Senado, donde la derecha tiene la mayoría, y que fue suavizado durante el debate del texto en comisiones antes de ir al pleno de la Cámara baja.

Para el fundador y líder de LFI en la sombra, Jean-Luc Mélenchon, «el macronismo ha terminado por exasperar a todas las oposiciones» con este texto.

Para la portavoz de LFI en la Asamblea, Mahtilde Panot, el resultado de la votación supone que «el macronismo entra en una crisis extremadamente profunda».