Aritz Intxusta
Redactor de actualidad

El historiador que conquistó Iruñea

Joseba Asiron pertenecía al grupo renovador de historiadores de Nafarroa antes de saltar a la política, para lo que tuvo que abandonar su trabajo en la Ikastola San Fermín, al que luego regresó de modo parcial. Ahora acumula una experiencia de cuatro años de alcalde y casi cinco en la oposición. 

El próximo alcalde de Iruñea, en la entrada al ayuntamiento tras su renovación.
El próximo alcalde de Iruñea, en la entrada al ayuntamiento tras su renovación. (Iñigo URIZ | FOKU)

Joseba Asiron tenía una chopper, pero la ha dejado de lado en favor de una scooter. Nació el día de la República de hace 61 años y su edad puede suponer un problema para él, pues, de largo, lo que más le gusta es dar clase. Y si logra completar una segunda legislatura como alcalde, lo mismo no vuelve. Dejará la vara de mando en edad para jubilarse como profesor de la ikastola San Fermín, donde ejerce desde hace tres décadas.  

Asiron irrumpe en política en 2015, cuando EH Bildu lo designa cabeza de lista en Iruñea. Resultó un acierto. Quedó segundo, aunque muy por detrás de UPN. Obtuvo 16.074 votos, la mitad de papeletas prácticamente que Enrique Maya y tan solo 901 más que Geroa Bai.  

Bastó. Cinco concejales de EH Bildu, otros tantos de Geroa Bai, tres de Aranzadi y una última edil de Izquierda-Ezkerra sumaron 14: mayoría absoluta. Había llegado el volantazo en una ciudad que llevaba en manos de la derecha desde 1987.

Asiron no era un personaje desconocido. Hasta ese momento se le vinculaba al movimiento renovador de los historiadores de Nafarroa que se esforzaron por sacudirse de encima el mito de que la conquista no había sido tal, sino una «feliz unión» de la que nacería España, ya se sabe, esa nación con unidad de destino en lo universal, que decía José Antonio.

El próximo alcalde ocupó el papel de director de académico en los tres congresos de historiadores que organizó Nabarralde entre 2010 y 2012

El próximo alcalde de Iruñea había ocupado el papel de director académico en los tres congresos de historiadores que organizó Nabarralde entre 2010 y 2012, año en que se cumplieron los 500 años de que entrara el Duque de Alba por Ziordia con 12.000 soldados para proceder –ahora ya no se discute– a la conquista.

Es doctor en Historiador del Arte y elaboró su tesis sobre palacios de cabo de armería y torres góticas de Nafarroa, para lo que tuvo que patearse prácticamente todos sus términos municipales del territorio. Si bien el motivo por el que lo escogieron para dirigir los cursos no fue el meramente académico. Además de cumplir el perfil técnico, el iruindarra tiene don de gentes y carisma a raudales. Gana en la distancia corta. Es muy difícil que Asiron caiga mal, mucho.

Primera etapa al frente de la ciudad

Ayer muchos se rasgaron las vestiduras por el pacto PSN-Bildu, pero las mayores críticas fueron en el plano político, abstracto (o moral, si se quiere). Pocos dardos van de forma directa contra Asiron. Y es que no fue mal alcalde o, al menos, no dejó mal recuerdo.

Su legislatura no fue fácil. Al igual que Podemos en el Parlamento –aunque por distintas causas– Aranzadi implosionó. Hubo roces con Geroa Bai y diferencias con I-E, cuya concejal delegada acabó apartada de funciones.

Visto hoy, se diría que gran parte del problema fue la inexperiencia y el choque de expectativas, pues el cambio despertó tanta ilusión que muchos lo querían (quisimos) todo para ya.

Asiron aparentaba poder con todo. Su figura se agigantó. Los proyectos salieron adelante. Sacó los coches del centro de Iruñea y las momias de Mola y Sanjurjo de Los Caídos. Borró a los fascistas del nomenclátor de las calles. Metió las bicis por Pío XII. Convirtió a Iruñea en referente en la lucha contra la violencia sexista. Rehabilitó viviendas vacías del ayuntamiento para el alquiler social. Salvó la vieja estación modernista de autobuses para montar un anticorteinglés (Geltoki) al lado de El Corte Inglés. Aumentó las plazas en euskara en escuelas infantiles y postuló que la esencia de Iruñea es ser una ciudad bilingüe. Y, cuando hubo desahucios, ahí se le veía al alcalde, protestando con los demás.

Los números hubieran dado para que Asiron repitiera en 2019 (7 EH Bildu, 5 PSN y 2 Geroa Bai sumaban 14). El PSN no quiso

En 2019, sin embargo. No pudo repetir. EH Bildu subió de 5 a 7, pero sus socios se desinflaron. Geroa se quedó en la mitad y el resto no se entendieron, quedándose sin representación. El PSOE, mientras, reflotó. Por cierto, que los números hubieran dado para que Asiron repitiera (7 EH Bildu, 5 PSN y 2 Geroa Bai sumaban 14). Pero el PSN no quiso, por lo que Enrique Maya regresó.

En las elecciones de mayo de este año, Asiron despertó más ilusión que nunca. Los barrios humildes de la ciudad se volcaron con él de una forma increíble, pero aquellos donde el metro cuadrado está por las nubes hicieron lo propio por Cristina Ibarrola. El historiador logró lo imposible: un tú a tú con quien le doblaba en votos 2015. UPN se llevó 30.691 votos y EH Bildu 27.753. No eran suficientes. Hasta ayer.

Es de suponer, por otra parte, que Asiron ya no es el mismo. Además de cambiar chopper por scooter, es un político que lleva nueve años en el Ayuntamiento y lo conoce muy bien, así como un alcalde con proyectos inconclusos por retomar, que además tiene otros socios y hasta otro equipo que llega con ideas nuevas. Del mismo modo, Iruñea no es exactamente la misma que en 2015 y no será la misma a partir de ahora. Y de eso se trata. De darle la vuelta a la ciudad.