Mussa’ab Bashir Alazaiza

Yenin, en Cisjordania, también es Gaza

Mientras se mira a Gaza, donde el régimen sionista de Israel lleva a cabo un genocidio contra la población palestina, otras brigadas del Ejército han sido enviadas para aplastar los nuevos núcleos de la resistencia palestina en Yenin, Tulkarem, Naplusa y otras localidades palestinas en Cisjordania.

Varios hombres, entre los escombros de un edificio destruido durante una incursión del Ejército israelí en el campo de refugiados de Yenin.
Varios hombres, entre los escombros de un edificio destruido durante una incursión del Ejército israelí en el campo de refugiados de Yenin. (Zain JAAFAR | AFP)

Lo que está ocurriendo en Cisjordania, aunque es de un grado de brutalidad mucho menor de lo que pasa en la Franja de Gaza, donde casi 100.000 soldados israelíes están cometiendo un genocidio, confirma otra vez más que se trata de una causa palestina, y no de «un conflicto entre Gaza e Israel».

¿Coincidencia histórica?

Yenin, Tulkarem y Naplusa fueron, junto a Jan Yunis, bastiones de la resistencia palestina durante la revuelta campesina de 1936-1939. Dicha revuelta fue cruelmente sofocada por el Imperio colonialista británico, que contó con organizaciones terroristas sionistas para este fin. La «Haganah» y la «Etsel» se convirtieron junto a «Lehi» en el Ejército del Estado de Israel.

Actualmente todas esas zonas están sometidas a ataques del Ejercito israelí, con diferentes intensidades de fuego y los mismos objetivos: aplastar físicamente la resistencia armada palestina, restaurar la autoconfianza del Ejército y «machacar la conciencia» del pueblo palestino.

En la terminología de la institución militar y de seguridad israelí se refiere a este proceso con la expresión «cortar el césped». Es un término que refleja, por una parte, la convicción, cada vez más acertada, de que no se puede acabar con el espíritu perseverante del pueblo palestino, ya que después de asesinar a los cabecillas de una etapa de lucha armada y detener a sus miembros más activos, surge otra etapa, y es necesario que Israel ataque con fuerza y acabe con sus líderes para que ésta no se convierta en un peligro imparable. 

Por otra parte, la expresión evidencia un reconocimiento implícito y un intento desesperado frente a una realidad irreversible: el pueblo palestino no está derrotado a pesar de la falta de organización y representación democrática, de la división interna y del incumplimiento de tareas de avance social.

Dos hombres lloran la muerte de cuatro palestinos en una incursión del Ejército israelí en el campo de refugiados de Al-Faraa, en Cisjordania. (Zain JAFAAR)

El importante Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv, (INSS, por sus siglas en inglés) a cuyo evento anual asisten el primer ministro y otros destacados mandatarios del régimen israelí, reveló en su informe de evaluación estratégica del año 2023 que considera que las «diluidas líneas de separación demográficas, económicas y legales entre Israel y Cisjordania suponen un peligro para el carácter judío y democrático de Israel». 

El INSS recomendó que el Ejército opte por «el nexo humano-máquina» y lleve a cabo incursiones profundas dentro de las aglomeraciones palestinas en Cisjordania.

Aunque el mismo centro recomendaba que Israel mantuviera «la calma con Hamas en la Franja de Gaza», habló de la necesidad de mejorar los sistemas de alarma anticipada, pero no dijo absolutamente nada sobre la necesidad de levantar el bloqueo, abandonar las medidas israelíes de castigo colectivo contra la población palestina de la Franja o permitir el libre movimiento de personas y bienes dentro y fuera del asediado enclave. 

En este 2023 que termina se han registrado hasta 7.000 detenciones en la Cisjordania ocupada, más de la mitad desde el comienzo de la guerra contra la Franja de Gaza tras el ataque del 7 de octubre. La mentalidad colonialista intenta forzar su «empresa», pero no se da cuenta que esta es ilógica y que la misma lógica le pone zancadillas ya que no respeta la razón. Por eso Israel pensaba equivocadamente que la Franja de Gaza no estallaría nunca a pesar del bloqueo, el ahogo económico y la negación del derecho al retorno de los refugiados palestinos, que suponen más de 70% del pueblo palestino. Lo mismo se aplica en el caso de Cisjordania y se aplicará sobre la población palestina dentro del propio Israel.

Restaurar la autoconfianza del Ejército

El golpe del 7 de octubre sigue teniendo repercusiones profundas sobre la psique colectiva de la institución militar israelí. Es cierto que la exagerada dosis de violencia y el abuso de fuerza indiscriminada empleada por las tropas israelíes son señales típicas de la actitud vindicativa de las fuerzas colonialistas, pero son también señales de una especie de «histeria colectiva» en sus filas.

Los medios israelíes, incluida la radio del Ejército, no dejaron, sobre todo desde el 7 de octubre, de difundir mensajes que deshumanizan a los palestinos, describiéndolos como «crueles, bestias, sangrientos, apáticos, cínicos que viven solo para matar a los judíos». 

Es una de las razones detrás del uso ilimitado de la fuerza letal y del disparo sobre cualquier cosa, incluyendo a tres israelíes que lograron escapar de la cautividad de Hamas y estaban gritando «¡Ayuda!» en hebreo. 

La expresión «machacar la conciencia» evidencia un reconocimiento implícito y un intento desesperado frente a una realidad irreversible: el pueblo palestino no está derrotado a pesar de la falta de organización y representación democrática, de la división interna y del incumplimiento de tareas de avance social

El devastador bombardeo por aire y por mar no sirve solo para allanar la tierra y facilitar las tareas de las fuerzas terrestres, según el protocolo universal de la guerra, sirve también para blindar a la infantería israelí frente a los «monstruos inhumanos» que podrían hacerle lo peor en caso de capturarlos. En otras palabras, es bombardeo por desprecio y miedo.

«Planchar la conciencia de los palestinos»

«Planchar la conciencia de los palestinos» es una expresión acuñada por Moshé Yaalon, quien fuera jefe del Estado Mayor del Ejército israelí durante la Segunda Intifada y ministro de Defensa durante las agresiones israelíes contra la Franja de Gaza en 2012 y en 2014. Se trata de un grado fuerte de castigo colectivo que tiene como objetivo traumatizar a la población civil incubadora de la resistencia para que deje de apoyar cualquier tipo de lucha contra Israel.

Vemos este tipo de castigo colectivo contra los palestinos en la Franja de Gaza, y también en Yenin. Luz Saavedra, la coordinadora de la misión de Médicos Sin Fronteras (MSF), en Yenin, relata a GARA que las tropas israelíes bloquearon todos los accesos a los hospitales de la localidad palestina. «Las ambulancias fueron blanco de los disparos de los soldados israelíes. Incluso unas personas heridas fueron sacadas de las ambulancias y detenidas», explica Saavedra, quien añade que «las mujeres embarazadas fueron obligadas a pasar un cacheo que viola su intimidad. Los militares, sin consideración alguna, miraban por debajo de las faldas de las mujeres que estaban teniendo contracciones a punto de dar luz», denuncia la coordinadora local de MSF.

Los militares del batallón 7.014 de la Brigada Menashe colgaron en TikTok vídeos celebrando escenas del trato degradante a docenas de palestinos en el campo de refugiados de Yenin. Contingentes que pertenecen a la misma Brigada Menashe están llevando a cabo varias incursiones en la ciudad de Tulkarem, en el campo de refugiados Nur Shams y en varios pueblos de la misma zona. También en el área de Hebrón, los colonos israelíes armados, acompañados por el Ejército, aumentan sus ataques contra la población palestina con disparos y uso de gas pimienta.

Nuevo Guantánamo

El Observatorio Euro-Mediterráneo de Derechos Humanos (Euro-Med) insta a realizar una investigación internacional a raiz de testimonios de palestinos que fueron detenidos en Sadeh Taiman, una base militar ubicada entre las ciudades de Beersaba (bajo jurisdicción israelí) y Gaza.

Los testigos confirmaron que vieron la ejecución de cinco palestinos a manos de militares israelíes tras un interrogatorio sumario, y narraron que los soldados israelíes pegaban a los detenidos y les mantenían atados a la intemperie. Un arrestado que fue liberado denunció a Euro-Med «la presencia de ancianos entre los detenidos que fueron golpeados brutalmente y sometidos a humillaciones, además de tener sus manos y pies esposados mientras eran transportados y de detenidos, sin agua ni comida y con los ojos vendados enfrentándose a violencia y abuso verbal si intentaban pedir algo».

La última baza de Israel

La radio del Ejército israelí GLZ dedicó el pasado domingo parte de una tertulia diaria a hablar de la necesidad de mantener el apoyo de la Administración estadounidense. La emisora mencionó que, según el último sondeo realizado en EEUU, el 60% de la juventud del país norteamericano cree de algún modo la narrativa palestina.

Los tertulianos, que se burlaron de la posición de dicha juventud, reconocieron que no se puede «convencer a un convencido» y que es necesario que el Organismo de la Hasbara israelí (hasbara en hebreo significa explicar, diplomacia o propaganda) dote a las figuras sionistas influyentes de herramientas para que sigan explicando lo que hace Israel, es decir, para justificarlo.

GLZ insistió en la necesidad de conservar el apoyo oficial a Israel y pensar en medidas para no perder más terreno.

Esa es otra señal de la eficiencia de la toma de conciencia por parte de personas corrientes como las que escriben artículos como este, y por parte de quienes los leen, una conciencia que se refleja en el boicot no solo a los productos israelíes o a las empresas que tiene relación con capital israelí, sino en el boicot a todo lo que representa en Estado israelí en política, deporte, arte o ámbito académico hasta derrumbar el régimen sionista. O al menos presionar el Estado español para que corte sus relaciones económicas y diplomáticas con Israel.