Daniel   Galvalizi
Periodista
Elkarrizketa
Andros Lozano
Periodista y autor de ‘Costo’

«A medio plazo puede haber más violencia y cárteles en el sur de España»

El periodista Andros Lozano, autor de ‘Costo’, una investigación sobre el narcotráfico en el estrecho de Gibraltar, advierte de los riesgos futuros de un negocio cada vez más próspero de tráfico de hachís y cocaína. Dice saber que ya hay más de un centenar de organizaciones criminales asentadas.

Andros Lozano, con su libro sobre el tráfico de drogas por el Estrecho de Gibraltar.
Andros Lozano, con su libro sobre el tráfico de drogas por el Estrecho de Gibraltar. (NAIZ)

No es griego ni tiene ascendencia remota helénica, aclara Andros Lozano cuando se le pregunta por su nombre. Simplemente a su madre le gustó llamarlo así, pero es un valenciano más, aunque ahora vive en «algún pueblo» de la provincia de Sevilla. Por motivos de seguridad prefiere no decir cuál. Su tercer hijo nació tras la publicación de ‘Costo’ (Ed. Libros del K.O., 2023), que ya va por su segunda edición y es probable que venga una tercera por el éxito que tuvo. «Una de las cosas que quiero hacer es actualizar el libro, habrá alguna historia pendiente de sentencia o diligencias y quiero agregar detalles», explica.

En el libro menciona el riesgo creciente que ve de un empeoramiento de la situación de violencia por el narcotráfico en el sur del Estado español, especialmente en la comarca Campo de Gibraltar. La cocaína está cobrando protagonismo en una ruta que solía monopolizar el hachís y el rol de Marruecos. De todo eso y mucho más ha conversado con GARA.

Es de los pocos periodistas que lleva muchos años investigando el negocio narco en el Estado español para grandes medios. ¿Unos 15, no?

Sí. Estando en Barbate (Cádiz) descubro ese mundo en 2011 y ya antes llevaba un par de años investigando el asunto. Allí descubrí un mundo en el que había mil historias por contar y no se estaban contando bien.

En el libro comenta que al enorme negocio del hachís en Marruecos se viene añadiendo el ingreso de cocaína a España. ¿Cuándo empieza eso y qué relevancia tiene?

Sí, cocaína que viene de Sudamérica. El punto de inflexión es cuando en 2018 la Guardia Civil incauta una lancha con 1.600 kilos de cocaína. Es la primera vez que se constata que el rumor era cierto, que se introducían grandes cargamentos de cocaína a través de las rutas tradicionales del hachís. Ya en 2010 se sabe que los narcos marroquíes no le hacían asco a la cocaína precisamente porque los cárteles latinoamericanos dejan de usar las rutas tradicionales de cocaína, que eran Barcelona, Valencia o Galicia, y también la empiezan a mandar hacia la costa occidental de Africa a través de buques cargueros, de allí al norte de Africa y luego como si fuera hachís.

De hecho hace unos meses se encontró en Barbate una lancha abandonada con 670 kilos de cocaína. Los traficantes huyeron tras una persecución. Esta ruta está en auge y se la conoce ahora como la ruta africana de la cocaína. Pasa por más manos pero una vez que entra en territorio marroquí allí los narcos tienen totalmente controlada la distribución y usan a los que operan en Cádiz para que pongan la mercancía en el territorio, son intermediarios.

¿Y por el sur de Portugal?

Sí, por Portugal también entra y cuando hay mucha presión policial los narcos amplían el foco, o hacia Huelva o Portugal o hacia las costas de Granada. El rio Guadiana fue un lugar de paso de mucha mercancía pero al final es más gasto, se usa si hay mucha presión policial en la comarca de Campo de Gibraltar. Se mudan según la fortaleza que tengan los clanes.

En una entrevista ha dicho que en Francia, Países Bajos y Bélgica el narco es más agresivo y que eso puede venir al Estado español en el futuro.

Sí, no sé si será en cinco años o diez, pero cuando hablas con las fuerzas policiales españolas te explican que es probable que ocurra aquí lo de allí, esos tipos de delitos, como en Bélgica, donde ponen bombas, y en Países Bajos, donde tienen amenazada a la princesa, que tiene que ir escoltada. Esas mismas bandas tienen células activas en España y en la Costa del Sol, ahí pueden pasar desapercibidas, es un lugar rico y cosmopolita y no despiertan tantas sospechas.

Tienen presencia ahí, envían gente y ya ha habido sicariato entre ellos, aunque todavía no han atentado contra jueces y fiscales. Sé que en el sur algunos jueces y fiscales llevan seguridad porque existe el temor. Creo que se ha logrado contener hasta ahora precisamente por la experiencia en la lucha contra el terrorismo, hay experiencia contra el crimen organizado y somos un país mucho más grande que Bélgica y Países Bajos con grupos policiales más especializados. Allí cuando se dieron cuenta lo que entraba no pudieron abordar el fenómeno. También está la experiencia que dejó Galicia.

O sea que el pronóstico no es optimista...

El Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado del Ministerio de Defensa ha dicho que la Costa del Sol se ha convertido en epicentro mundial del narcotráfico, con más de 100 células de decenas de países. Las bandas luchan entre sí por el control, se pelean por deudas, y eso hace pensar que en un tiempo, a medio plazo probablemente, veamos situaciones como que puedan poner una bomba. En Marbella han puesto bombas en gimnasios ya y se han matado a plena luz del día, pero se ha sabido contener. Se teme que esto ya no se pueda contener en algún momento.

¿Cuál es el país europeo en que más consolidado está el poder narco y su violencia?

Seguramente Bélgica. Tiene los puertos por los que más mercancías con buques mueven y mas contenedores al año reciben. Allí lo que entra principalmente es cocaína, el hachís suele entrar por carretera. Allí es un tema político, hay partidos que lo mencionan, pero todavía no hay respuesta social como la que se vivió en Galicia o Irlanda en su momento. No existe la sensación entre los medios de que esto sea un problema serio.

Marruecos es el principal productor mundial de hachís, ¿colabora para combatir el narcotráfico?

Nada, la colaboración de Marruecos es ninguna. Es evidente que existe connivencia entre las autoridades marroquíes, no sé a la altura de los dirigentes que llega, pero es evidente la colaboración en el entramado. Se sabe perfectamente dónde se cultivan las plantas de marihuana, las zonas de playa más propicias para cargar el hachís en las playas, y de vez en cuando hay operaciones pequeñas pero es más paripé que una voluntad clara. Los cultivos además están en la zona del Rif, la que más dejada está en cuanto a inversiones y desarrollo. Deben pensar que les conviene dejar el narco allí y no cortarlo para evitar revueltas y protestas.

¿La Guardia Civil ha sido penetrada por los narcos? ¿Qué nivel de infiltración y colaboracionismo?

Creo que hay más corrupción de la que sale a través de causas judiciales pero también sé que es una mínima parte de lo que es el grueso del cuerpo policial o de los equipos que luchan contra el narco. ¿Que la corrupción está muy extendida? Yo creo que no, pero sí más de lo que aflora en las causas.

El caso que cuenta en el libro de Didí, nacido en Tetuán, me parece icónico (cayó dos veces preso y sigue «piloteando» las lanchas y dice que es adicto a esa adrenalina). ¿Hay algo psicológico y sociológico además de interés material en esta gente?

Probablemente. La mayor parte de los grandes narcos, los grandes líderes, tienen esto como un estilo de vida, no saben hacer otra cosa, se enganchan a vivir en la clandestinidad, a estar sorteando la justicia y la presión policial, y a la riqueza, porque es un elemento adictivo. Mientras yo estoy a mitad de mañana tomándome un café preparando una entrevista ellos están pensando como introducir una tonelada de hachís y por cual ruta. Los narcos españoles tienen asumido que alguna parte de su vida la van a pasar en prisión, te lo dicen así. Una vez entrar en prisión lo que intentan es que se vaya acercando a su punto de residencia para recibir visitas y para estar con su gente. Su paso por prisión les afecta, por supuesto, pero lo tienen asumido porque a la larga el beneficio económico les compensa.

El contexto social del que vienen también influye, muchos son de barrios complejos, no es lo mismo nacer en La Tunara de la Línea de la Concepción que en el barrio de los Remedios en Sevilla. Antes se decía que existía respeto entre narcos y policías. pero entre 2015 hasta 2018 ese respeto se quebró, hubo muchas embestidas y tiroteos, que dejaron de suceder cuando hubo un fuerte despliegue de Interior en el sur.

¿Y el caso de ‘El Nene’ de Ceuta, Mohammed Taieb, que en el libro recuerda que está desaparecido? Historias como éstas parecen salidas de una serie de Pablo Escobar y sin embargo no aparecen casi nunca en las cabeceras mediáticas. 

El de Taieb, manteniendo las distancias porque periodísticamente es interesantísimo y aclarando que me repugna la parte criminal, es el paradigma del gran narco. Llegó a tener mucha confianza con los señores de la droga de Marruecos, con 70 grandes mercaderes, a los 20 años. Él se ocupaba del traslado al otro lado del Estrecho. Empezó de la nada. Por saber el idioma, por poder cruzar al otro lado (tenía pasaporte español), fue haciendo mucho dinero y allí vino su revolución: utilizaba gomas cebo el día de la descarga y solo una o dos llenas de hachís, y eso provocaba que las fuerzas no sabían a qué lancha seguir. Este método lo inventó él cuando fue jefe de su propia organización.

Sigue desaparecido, no se sabe qué ha sucedido. La tesis mas probable, la que maneja su propia familia y las fuerzas policiales, es que esté muerto. Pero surgieron las leyendas al no aparecer el cuerpo, algunos dicen que modificó su rostro, o que ordenó simular un tiroteo ficticio para desaparecer. Pero lo más probable es que unos sicarios marselleses lo mataron y que lo ordenó su propio cuñado.

¿Por qué no aparecen estas historias en los medios?

Es algo que yo siempre me pregunto, desde el lado periodístico. A lo mejor en los años 90 se puso un poco más el foco en lo que sucedía con las muertes de los chavales con la cocaína. Es cierto que sobre lo que ocurría en el sur de España yo no he encontrado apenas hemeroteca a la hora de ponerme a escribir. He tenido que citar reportajes de medios, no había un grueso literario en el que poder basarte. Yo lo que propongo [en ‘Costo’] es un ensayo sobre el negocio. No sé por qué no hay más interés mediático y social, quizás porque no ha habido un exceso de violencia. Creo que es también porque se matan entre ellos. Y porque no interesa por el turismo y desarrollo económico...

Creo que también si todo esto sucediera en Madrid o Barcelona, nos echaríamos las manos a la cabeza, no se permitiría como sociedad que en una ciudad europea moderna sucediera esto. Pero como existe en pueblos que no se conocen, no tiene la misma consecuencia.

Por lo que ha visto en el sur, ¿ya se puede hablar de cárteles?

Aquí son clanes. Cárteles son en México, por ejemplo. Aquí no tienen ese nivel de injerencia en la policía y los jueces. Un cártel es el que controla un territorio y todo el aparato del Estado que existe en ese territorio, con jueces y policías corrompidos o comprados. Un clan no tiene ese poder, no llega a tanto. El clan de los Castaña es lo mas cercano que estuvo a convertirse en cártel. Me lo ha dicho el fiscal jefe de Algeciras. Llegaron a tener tanto poder dentro del negocio que cobraron impuestos a otras organizaciones que querían alijar en las playas que controlaban. La Justicia lo logró frenar.

En el momento en que el dinero de la cocaína se empiece a destinar a sicarios que amenacen a jueces, a comprar equipos enteros de cuerpos policiales, puede pasar que se consoliden cárteles, ese es el riesgo. Existe un riesgo latente porque el negocio es cada vez más próspero en el sur de España, con implantación de grandes organizaciones internacionales en la Costa del Sol... Se están poniendo todos los ingredientes para que a medio plazo puedan vivirse situaciones de mayor violencia y mayor corrupción y complicación para las instituciones del Estado. El estrecho y Algeciras están tomando el relevo a Galicia.