En una nota publicada el 29 de diciembre, el obispo de Baiona analiza la declaración ‘Fuducia Supplicans’ por la que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, con el apoyo del Papa Francisco, ha establecido nueva doctrina en materia de bendiciones.
Un criterio que, «acogido positivamente por el mundo laico y en general por los lobbies LGTB», según escribe Aillet, no es compartido por «conferencias episcopales enteras de África y Europa del Este y de otros muchos lugares«, aclara el obispo de Baiona.
La asociación Sos Homophobie ha denunciado el escrito y demandado que sea retirado. Este 3 de enero, sin embargo, la carta del prelado sigue colgada en la web de la diócesis.
Aillet desgrana en esa nota, que reconoce densa, los criterios sobre la unión matrimonial y también en los que respecta a las uniones bendecidas por la Iglesia católica.
Reitera así el respaldo, permanente y no sujeto a cambio alguno, de la Iglesia a «la unión duradera, exclusiva e indisoluble entre un hombre y una mujer naturalmente abierta a la generación de nuevas vidas».
Haciendo suya la propia advertencia hecha por el Vaticano al darse a conocer, el 18 de diciembre, la nueva doctrina, el obispo Aillet, que en declaraciones a FranceInfo ha desmentido las acusaciones de Sos Homophobie, remarca que «es imposible dar una bendición litúrgica o ritual a parejas en situación irregular o del mismo sexo, lo que podría dar lugar a graves confusiones entre matrimonio y uniones de hecho».
Bendición litúrgica y bendición pastoral
Tras hacer patente su coincidencia con la excongregación para la Doctrina de la Fe que, el 22 de febrero de 2021, «ya concluyó que era imposible dar una bendición a las parejas del mismo sexo», el prelado hace una diferencia entre bendición litúrgica y bendición pastoral.
La primera beneficiaría a quienes actúen de acuerdo a esos cánones de la doctrina católica, la segunda sería concedida a «aquel que, cualquiera que sea su condición de pecador, pueda pedirla a un sacerdote, fuera de un contexto litúrgico o ritual, para demostrar su confianza en Dios y elevar su petición de ayuda para ajustar mejor su vida a la voluntad de Dios».
Marc Aillet descarta la bendición de parejas compuestas por personas del mismo sexo y expresa sus temores por las consecuencias de bendiciones públicas que empiezan a prodigarse, dice, en países como Bélgica y Alemania.
Los tres pasos
El obispo de Baiona vuelve a apoyarse en posicionamientos conservadores, como los que defendieran los desaparecidos papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, antes de detallar a los sacerdotes de su diócesis el criterio a seguir con las parejas del mismo sexo «en este contexto de secularización y de crisis antropológica inédita», explicita el prelado.
Marc Aillet llama, de entrada, a «acoger con bondad» a las personas implicadas en «parejas en situación irregular y a aquellas que se integran «por personas del mismo sexo».
En un segundo tiempo, anima a los sacerdotes a abrir un diálogo con esas personas, «con la delicadeza precisa» y «sin que se sientan juzgadas», pero que no renuncie al objetivo de «transmitirles la Verdad que la Iglesia enseña sobre su situación».
Finalmente, Monseñor Aillet recomienda a los curas de su diócesis, «si así se lo piden esas personas, a darles una bendición, siempre que sea a cada uno individualmente, apelando a la conversión e invitándoles a pedir la ayuda de la gracia que el Señor concede a todos aquellos que así se lo piden a fin de ajustar sus vidas a la Voluntad de Dios».