La mala suerte ha sellado el destino de la esperada gira de reunión de Rage Against the Machine, que había sido planeada desde 2019. Y lo que comenzó como una serie de conciertos para celebrar el regreso de la icónica banda californiana, ha terminado con la noticia de su disolución.
Cualquier atisbo de esperanza para reactivar la esperada gira se ha desvanecido con un comunicado determinante firmado por el baterista Brad Wilk en su cuenta de Instagram: «Sé que mucha gente estaba esperando que anunciáramos nuevas fechas para los conciertos cancelados de RATM. No quiero seguir engañando a la gente ni a mí mismo. Si bien ha habido alguna comunicación de que esto podría suceder en el futuro… quiero informarles que RATM (Tim, Zack, Tom y yo) no volveremos a salir de gira ni a tocar en directo. Lo siento por aquellos que han estado esperando que esto ocurriera. Me hubiera gustado...», escribe Wilk.
El Public Service Announcement Tour, anunciado con gran anticipación en 2019, marcaba el regreso triunfal de la banda a los escenarios después de casi una década desde su última separación en 2011.
Aunque la gira estaba originalmente programada para comenzar en 2020 y continuar en 2021, la pandemia mundial obligó a su aplazamiento hasta 2022.
Sin embargo, el segundo concierto en Chicago se vio empañado por una lesión en el tendón de Aquiles de Zach de la Rocha, quien se vio obligado a actuar sentado en los siguientes espectáculos. La gravedad de la lesión finalmente llevó al grupo a cancelar todas las actuaciones restantes.
Desde entonces, la expectación sobre nuevas fechas se había mantenido en vilo, pero con la declaración de Wilk se confirma que ya no habrá más anuncios al respecto. Este desenlace pone fin a una era marcada por la influencia musical y el activismo de Rage Against the Machine.
El origen del Rugido
Formada en 1991, la banda estaba compuesta por el vocalista Zack de la Rocha, el guitarrista Tom Morello, el bajista Tim Commerford y el baterista Brad Wilk.
Lo que los diferenciaba desde el principio era su capacidad para fusionar el rap con el metal, creando un sonido único y explosivo. Morello, en particular, destacó por su innovador uso de la guitarra, incorporando efectos y técnicas poco convencionales que añadían un elemento distintivo a la música de la banda.
Lo que realmente destacó a Rage Against the Machine fue su compromiso con las letras políticamente comprometidas. Las canciones como ‘Killing in the Name’, ‘Bulls on Parade’ y ‘Guerrilla Radio’ no solo eran potentes musicalmente, sino que también transmitían un mensaje de desafío y resistencia contra la opresión y la injusticia.
Las letras de De la Rocha abordaban temas como el racismo, la brutalidad policial, la desigualdad económica y la explotación corporativa. Los conciertos de Rage Against the Machine eran eventos intensos y enérgicos que iban más allá de la música.
La banda no solo tocaba sus canciones, sino que también se involucraba en activismo en el escenario. En el Festival de Woodstock '99, por ejemplo, denunciaron la violencia y la codicia corporativa, instando a la audiencia a unirse contra la opresión.
La decisión de lanzar su álbum debut homónimo en 1992 con la controvertida portada de un monje budista quemándose en protesta contra la guerra de Vietnam marcó el tono del grupo. Además, su elección de actuar en lugares no convencionales, como Wall Street en 1999, desafiando las normas de la industria, enfatizó su compromiso con la causa.
A pesar de su éxito, la banda se separó en 2000, pero su legado continuó resonando. La insurrección musical de Rage Against the Machine dejó una huella imborrable en la historia del rock y el activismo.