¿Se puede rebatir una acusación de toxicidad de un residuo con un análisis posterior a los hechos denunciados? ¿Podría un conductor recurrir una multa por alcoholemia de 2023 con un análisis de sangre de enero de 2024?
La Diputación de Gipuzkoa salió ayer al paso de lo afirmado ayer por el Gobierno de Nafarroa en el Parlamento foral y, a través de una rueda de prensa de urgencia, desmintió que haya estado enviando lixiviados «ecotóxicos» a la planta de Ecofert en Nafarroa, líquidos que esta empresa no tenía autorización para recibir. El teniente de diputada general de Gipuzkoa y presidente de GHK, José Ignacio Asensio, llegó a asegurar que lo dicho el martes en Iruñea por el consejero navarro de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, José María Aierdi, es falso.
Las autoridades navarras expusieron que Ekondakin, que es la que opera la incineradora de Zubieta, envió 5.563 toneladas de residuos líquidos peligrosos a la empresa Ecofert, de Artaxoa, que no tenía permiso para recibirlos y, por ello, está en un proceso de cierre gubernamental. Y el portavoz del PSN en la comisión, Carlos Mena, apuntó que según el resultado de los análisis realizados a los residuos recogidos a mediados de 2023 en la balsa de Ecofert Sansoain son «ecotóxicos».
La fecha discreta del análisis
En su comparecencia de urgencia ante los medios, José Ignacio Asensio, trató de desmentir la «ecotoxicidad» de los lixiviados enviados a Nafarroa mostrando un análisis realizado por SGS que indica que la muestra que se le envió en el apartado «HP14 Ecotoxicidad» ofrece un «resultado negativo en el ensayo Daphiia Magna y algas. No clasificado».
El teniente de diputada general de Gipuzkoa y presidente de GHK trato de reafirmar su afirmación proyectando tras de sí una imagen de ese documento con la firma digital de su autora, donde con buena vista y una mirada aleccionada se podía encontrar la fecha de ese análisis.
Finalizada esa rueda de prensa, este medio solicitó la documentación exhibida y se nos remitió el análisis sin la firma digital. Preguntamos por qué y se nos respondió que por la protección de datos de la autora del mismo. Incidimos en que no nos interesaba esa identidad sino la fecha y se comprometieron a facilitárnosla. No lo hicieron.
Pero en el vídeo de la rueda de prensa se puede comprobar que la fecha del análisis con el que se pretende desmentir la toxicidad de unos residuos enviados en 2022 y 2023 es del 15 de enero de 2024. Por otro lado, en la documentación ofrecida por Asensio no se sabe si SGS ha analizado lixiviados de la incineradora o una gominola, puesto que el dato no figura en ningún lugar.
¿Sólido o líquido?
Según la Diputación de Gipuzkoa «el problema no está en el origen», que sería la planta de Zubieta, «sino en el destino», donde la empresa que lo recibe en Artaxoa lo mezcla con residuos de otros orígenes. José Ignacio Asensio explicó que «la codificación de los residuos se determina en origen». Es decir, es Zubieta quien le pone una u otra codificación y después lo remite a las autoridades competentes, en este caso el Departamento de Medio Ambiente de Lakua.
La codificación que se le dio a los residuos enviados a Ecofert es el LER 190812, que significa que esos residuos son textualmente «lodos procedentes del tratamiento de aguas residuales industriales». Es decir, deberían ser residuos sólidos.
Sin embargo, según la propia definición del diccionario, el lixiviado es un «líquido residual, generalmente tóxico, que se filtra de un vertedero por percolación».
Y esa diferencia no es menor, porque aunque José Ignacio Asensio muestre que la empresa Ecofert está autorizada para recibir residuos LER 190812, lo que el consejero navarro de Desarrollo Rural y Medio Ambiente, José María Aierdi, aseguró en el Parlamento foral es que «lo que nos preocupa es que esta empresa ha recibido unos lixiviados líquidos para los que no tenía autorización». Y añadió que cuando dejó de recibir residuos líquidos de otra firma de Tutera, en los libros constaba que seguía recibiendo líquidos de Ekondakin.
Ahí es donde se encuentra uno de los graves problemas de esta cuestión, puesto que sobre GHK pende una denuncia, que están investigando los tribunales, por falsificar la documentación y haberles atribuido una codificación a estos lixiviados que en realidad no le correspondería.
Por otra parte, hay quien sostiene que el problema viene de más atrás, puesto que inicialmente esa instalación de Zubieta no debería ser estanca y no debería generar ningún tipo de lixiviados.
De 200 a 5.563 toneladas
En la rueda de prensa de ayer, José Ignacio Asensio también presentó el contrato suscrito por Ekondakin, que opera la incineradora, y la empresa Ecofert, al que en el Parlamento de Nafarroa también hizo mención el portavoz de EH Bildu en la comisión Adolfo Araiz.
Y, como expuso Araiz, en ese contrato de 2022 lo que se recoge es que Ekondakin enviará a Ecofert 200 toneladas de residuos, pero finalmente fueron 5.563 toneladas.
Preguntado por este desfase, el presidente de GHK respondió en la rueda de prensa que esa cifra de 200 toneladas «era más o menos, pero no tenía un límite. Lo único que había que hacer es que cada vez que se hacía un envío había que comunicarlo, en nuestro caso a IKS».
Fuentes profesionales consultadas por este medio han apuntado que puede ser mas menos normal que en un contrato figure una aproximación o ponderación de los residuos a enviar, con una variación incluso del 50%, y que al final en lugar de 200 toneladas se acaben mandando 300. Lo que no les parecía normal es que el desfase sea del 2.681,5%.
Toda esta cuestión está bajo investigación judicial. José Ignacio Asensio aseguró ayer que no ha recibido ninguna comunicación al respecto. Según ha sabido este medio, otras partes que figuran en la denuncia ya se han personado para ir conociendo datos.