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La negociación del alto el fuego en Gaza, entre la desconfianza y la necesidad

Hamas dio un visto bueno preliminar a la propuesta de alto el fuego negociada por EEUU, Israel, Egipto y Qatar, que incluye la liberación de cautivos israelíes, presos palestinos y un alto el fuego de 45 días. Pero aún quedan muchos detalles por acordar.

Desplazados palestinos, empujados por el Ejército israelí hasta el borde del mar. Desplazados palestinos, empujados por el Ejército israelí hasta el borde del mar.
Desplazados palestinos, empujados por el Ejército israelí hasta el borde del mar. Desplazados palestinos, empujados por el Ejército israelí hasta el borde del mar. (Mohammed ABED | AFP)

La propuesta de alto el fuego para Gaza que redactaron en París los servicios de Inteligencia israelíes, estadounidenses y egipcios y el primer ministro de Qatar abre cierto optimismo frenado por las desconfianzas, el alejamiento de las posturas y las distintas necesidades de los palestinos y del Gobierno de Benjamin Netanyahu.

La propuesta fue aprobada por la parte israelí en París «y ahora tenemos una confirmación positiva inicial de Hamas», anunció ayer en Washington el portavoz del Ministerio qatarí de Exteriores, Majed al-Ansari, quien advirtió de que aún quedan detalles por afinar. El Gabinete de guerra de Israel se reunió ayer para discutir el borrador del acuerdo.

A su vez, Hamas se reunirá con otras facciones palestinas para estudiar la propuesta.

El texto incluye un alto el fuego de seis semanas en una primera fase y el intercambio de 35 cautivos civiles israelíes a cambio la excarcelación de unos 100 presos palestinos por cada uno de ellos.

En fases posteriores se vería la liberación de los soldados sionistas y la entrega de los cuerpos de los cautivos muertos. También se contempla un incremento de la entrada de la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.

Hamas se había mostrado abierto a aceptarlo, pero exige una retirada completa de las fuerzas de ocupación de la Franja y subraya el alto el fuego permanente como objetivo último.

Para los palestinos, la liberación de prisioneros, aunque fuera masiva, no es suficiente si no se garantiza el fin de la agresión, más aún cuando en la anterior tregua el número de arrestados por Israel fue muy superior al de presos que liberó.

Hamas exige la liberación de varios prisioneros de alto rango, tanto suyos como de Al-Fatah. La delegación encabezada por el líder de su buró político, Ismail Haniyeh, trasladó esta exigencia al jefe de la Inteligencia egipcia, Abas Kamel, como uno de los requisitos para dar el visto bueno a la propuesta de tregua.

Marwan Barghouti, un importante líder de Al-Fatah condenado a cadena perpetua y referente común de toda la resistencia palestina, así como Ahmed Saadat, exsecretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) figuran en esa lista, en la que también hay altos cargos de Hamas y de su ala militar, como Abdala al-Barghouti, Hasan Salama, Abas al-Sayed o Ibrahim Hamed.

Netanyahu, bajo presión

Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se enfrenta a una gran presión por parte de los familiares de los más de cien capturados en Gaza y de la sociedad israelí que, aunque apoya la agresión a los palestinos, exige la liberación de los cautivos.

Netanyahu sostiene en público que no retirará las tropas ni liberará presos palestinos y que solo contempla «la victoria total», pero ayer aseguró a los familiares de los capturados que se prepara un plan para rescatarles.

«Aunque es demasiado pronto para decir cómo sucederá, el esfuerzo se está haciendo en este mismo momento. Estamos haciendo todo lo posible», dijo Netanyahu a 26 representantes de 18 familias, intentando calmar las críticas.

«Cuanto más discreta sea (la negociación), mayores son sus posibilidades de éxito», argumentó. Defendió que su voluntad por rescatar a los rehenes es «genuina» frente a las acusaciones de no haber liberado a ninguno de ellos en cuatro meses de bombardeos y destrucción.

La aceptación del acuerdo de cara a los familiares, pero la dilación de cualquier desarrollo del mismo, apoyaría su estrategia de mantenerse en el poder sostenido en la continuidad y la extensión de la guerra.

Los familiares han encabezado manifestaciones cada vez más masivas para presionar a que ceda con tal de rescatar a sus seres queridos. Ayer llevaron a cabo una treintena de marchas en Israel.

A la vez, Netanyahu se ve presionado por los miembros de extrema derecha de su Gabinete, como el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, o el de Finanzas, Bezalel Smotrich, que siguen afirmando públicamente que si se llega a un «mal acuerdo» con Hamas, dejarán el Ejecutivo provocando el colapso del Gobierno.

Benny Gantz, líder opositor hasta que entró en el Ejecutivo de emergencia, aseguró que el objetivo de recuperar a los capturados es «un deber de Estado y no es incompatible con eliminar a Hamas», afirmando que el Gobierno sabrá tomar las «decisiones difíciles» oportunas para poder llevar de vuelta a esas personas.

La posición del primer ministro es delicada porque se enfrenta a la posibilidad real de que sus socios le abandonen y eso significaría nuevas elecciones en un momento en el que su popularidad ha caído en las encuestas.

Aunque es cierto que hay movimientos negociadores, que los palestinos necesitan poner fin a los bombardeos que están exterminando a la población y que Netanyahu cada vez está más presionado para recuperar a los cautivos, las diferencias siguen siendo extremas.

«Existe una enorme brecha entre Hamas e Israel. Por lo general, en casos como este, cuando la brecha es demasiado grande, es Estados Unidos el que tendría que intervenir con la ayuda de otros y ofrecer garantías a ambas partes», opina el analista de Al-Jazeera Marwan Bisghara.

Coincidiendo con la negociación de este acuerdo, Egipto pidió elaborar «un calendario específico» para el establecimiento de un Estado palestino independiente y que dé paso a «un proceso de paz serio».

 

Los detenidos, torturados implacablemente

Los palestinos detenidos por el Ejército israelí en la Franja de Gaza y actualmente tratados en Rafah, denunciaron haber sido víctimas de violencia y privaciones durante su detención. Arrestados durante días, otros durante semanas, fueron liberados en grupos el jueves. En el hospital Najjar, Khaled al-Nabrisse, vecino de Jan Yunis relató que habían sido «torturados implacablemente».

«Durante las primeras 72 horas estuvo prohibido beber, comer o ir al baño. Estuvimos esposados y con los ojos vendados durante los siete días» que duró la detención, relató este hombre de 48 años, con un collarín alrededor del cuello.

«Fue realmente duro y sufrimos torturas que nunca antes habíamos experimentado», incluido el uso de perros para asustar a los arrestados.

Otros liberados mostraban miembros rotos y heridas en las muñecas y en los pies. Abu Jamis, de 50 años, denunció torturas, insultos y palizas durante su detención. «Como ven, estas lesiones ocurrieron en prisión. Tengo heridas en las manos», mostró. Según las autoridades de Gaza, 114 personas, incluidas cuatro mujeres, fueron devueltas el jueves en el punto fronterizo de Kerem Shalom, cerca de Rafah.

Entre los liberados se encontraba Mohammed al-Ran, jefe del Departamento Quirúrgico del Hospital Indonesio, que fue detenido durante el asalto del Ejército sionista a ese centro hace dos meses.