Iñaki Iriondo

Claves de la nueva ley: Desinversión en energías fósiles y cuotas fijas para las renovables

El parlamentario de EH Bildu Mikel Otero habló de una buena ley, pero mejorable.
El parlamentario de EH Bildu Mikel Otero habló de una buena ley, pero mejorable. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

Para quienes apoyan la Ley de Transición Energética y Cambio Climático aprobada ayer en el Parlamento de Gasteiz, fija «objetivos intermedios» combinando «ambición con realismo». Además, «el marco de gobernanza ha sido notablemente mejorado» y cita «la creación de una Oficina climática o la Asamblea del Clima, la creación de un comité científico, o la puesta en marcha de un proceso deliberativo para alcanzar un gran Pacto Social».

¿Cuáles son sus claves exactas? La ley establece que los presupuestos de la CAV deberán destinar al menos un 2,5% del total para acción climática» y «se fija también un canon anual para las instalaciones renovables» que las empresas que pongan parques fotovoltaicos, según el terreno ocupado, o eólicos, en función del número de generadores y su potencia, tendrán que pagar.

Esta tasa tendrá además carácter finalista, puesto que estará «destinada principalmente a compensaciones socio-ambientales de las zonas afectadas». Se aplicará desde el 1 de enero de 2025.

Junto a esto, quien pretenda poner en marcha una instalación, sea de iniciativa privada o pública, deberá ofrecer «al menos un 20% de la propiedad» a la ciudadanía o empresas de la zona afectada.

DESINVERSIÓN EN FÓSILES

La ley «establece un rumbo claro de desinversión de combustibles fósiles de la administración. Habrá, antes del fin de la década, un abandono de los activos públicos vinculados a la exploración y explotación de hidrocarburos, así como de los activos de generación eléctrica vinculados a los combustibles fósiles». El «dinero obtenido de esas enajenaciones se quedará en el EVE, básicamente para reinvertirlo en energías renovables. Es el impulso definitivo e irreversible para que el EVE sea un potente motor de la transición a las energías renovables».

Quienes apoyan la norma coinciden en que «se pone un suelo mínimo común para acelerar la Transición Energética y el Cambio Climático». Aseguran que «la ley aborda la Transición Energética y las Políticas de Cambio Climático de una manera integral. Así, se centra en aspectos generales, en principios de actuación, en orientación, etcétera... Y también entra a detallar aspectos muy concretos de la transición energética».

Se trata de «una ley marco, ya que incide especialmente en la transformación del sistema energético, pero también aborda otras políticas importantes en el proceso de descarbonización y de lucha contra el cambio climático».