Dos elementos que parecen relacionados han concurrido este fin de semana en el omnipresente debate de la amnistía. Uno es la advertencia de Carles Puigdemont de que «todo se sabrá» sobre los contactos que se produjeron antes de la constitución del Congreso entre PP y Junts, y que según algunos medios son la antesala de un posible bombazo informativo. Y el otro es el amago de giro del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, para aceptar medidas de cierre de la represión al «procés».

En una pirueta que luego ha intentado desmentir, Feijóo se descolgó el sábado con unas declaraciones en las que decía estar abierto a un indulto, aunque muy condicionado. Un día después, el líder del PP lo intentó reducir a un mero juego dialéctico, en la medida en que esas condiciones eran inverosímiles, por lo que sostiene que sigue oponiéndose tanto a la amnistía como al indulto.

A la espera de resolver incógnitas abiertas, lo evidente es el revuelo creado por Feijóo en el seno de su partido. Aunque esta vez la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, parece estar conforme con la aclaración y ha evitado lanzarse a su yugular. Sí lo ha hecho, sobra decirlo, Vox.

¿Pillados por Junts?

«Estas cosas sería mejor que no ocurrieran», ha señalado un cargo territorial del PP citado por Europa Press. Otro senador del partido se declara «entre sorprendido y alucinado» por la confusa maniobra de Núñez Feijóo.

Varios de los cargos del PP consultados no entienden que la dirección del partido haya situado en el epicentro del debate el posible perdón a Puigdemont y que admita en privado que ve dificultades para que se pruebe que el expresident en el exilio cometió «terrorismo».

Otras fuentes del PP admiten directamente haber pensado que todo era una explosión controlada de la información por parte de la cúpula del PP ante la posibilidad de que Puigdemont les tenga «pillados», en alusión a las conversaciones que se produjeron durante el verano y que adelantó Daniel Galvalizi en NAIZ.

Estas conversaciones fueron admitidas posteriormente por el PP, aunque Feijóo asegura que solo se trató de una medición de temperatura y que el diálogo se zanjó en un día. Génova no parecía tener en cuenta que la otra parte puede dejarle al desnudo y que puede estar a punto de ocurrir.