Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna

Pilotos del Dakar descansan en autocaravanas navarras

Fundada en marzo de 2018, la empresa navarra de alquiler de autocaravanas Aixa lleva ya cuatro ediciones dando alojamiento en pleno desierto a pilotos que compiten en el Dakar. En la última, desplazaron hasta una veintena de vehículos para el descanso de varios equipos, entre ellos Toyota.

Marino Zulet posa con algunas de las autocaravanas que han recorrido el Dakar de este año.
Marino Zulet posa con algunas de las autocaravanas que han recorrido el Dakar de este año. (Natxo MATXIN)

Una indemnización laboral fue el origen de Aixa en marzo de 2018. Marino Zulet y Nagore Nieto, impulsores del proyecto, tuvieron claro que este iría enfocado hacia algo relacionado con el mundo del motor.

Finalmente, con ese dinero optaron por fundar una empresa de alquiler de autocaravanas. Comenzó con dos, además de alquilar una nave en la que ofrecía servicio de parking a otra treintena de vehículos de este mismo tipo.

Poco a poco, la iniciativa fue creciendo hasta disponer ahora mismo de un total de ocho autocaravanas que alquila regularmente y de un espacio más amplio para aparcamiento. Sin embargo, algo le faltaba a su negocio para que le llenase por completo.

«Siempre he estado metido en el mundillo de los todoterrenos y me surgió la posibilidad de dar servicio a un equipo murciano, que se llama Automotor, en la edición del Dakar de 2021. Les dejé una autocaravana, ellos me pagaron la inscripción y fui de ayudante», relata a NAIZ.

Y ahí comenzó no solo su aventura, sino también una oportunidad para expandir la utilidad de su agencia a otros participantes en dicho rally. De hecho, aún le dio tiempo para alquilar un par más de vehículos a otros dos pilotos.

«Estar allí me permitió iniciar mis primeros contactos con equipos oficiales», lo que dio sus frutos. En la edición de 2022, la escuadra de buggies Can-Am le alquiló nada menos que siete autocaravanas, donde se alojaron pilotos y máximos responsables de dicha marca.

«Los mecánicos y asistentes como yo dormimos en tiendas de campaña», matiza encogiéndose de hombros un Zulet al que su buen hacer le permitió crecer como la espuma.

24 autocaravanas

Al año siguiente, en 2023, tuvo que reunir nada menos que 24 autocaravanas para dar servicio a ese mismo equipo. «Aparte de las mías, tuve que pedir prestadas unas cuantas más», explica.

Aquello ya fueron palabras mayores y necesitó de la ayuda de otra persona para que todo fuera sobre ruedas. Lo mismo que esta edición, en la que ha trasladado un número similar de vehículos, pero con una diferencia importante.

Zulet posa con uno de los trofeos del Dakar. (CEDIDA)

«A Toyota le gustó cómo trabajaba y me planteó hacerlo con ellos este enero», indica. Una decena de vehículos se destinaron a la firma japonesa y otros tantos a pilotos de diferentes marcas. «En una de ellas se alojó Cristina Gutiérrez, ganadora en la categoría challenger», afirma orgulloso.

El trabajo ocupa casi las 24 horas del día. «Nos encargamos de trasladar las autocaravanas de un punto a otro por carretera, ubicarlas en las áreas designadas por los organizadores y ponerlas en funcionamiento, dando servicio de electricidad, agua, calefacción, etc.», enumera.

Y también solucionar detalles que aquí podrían parecer nimios, pero que en pleno desierto pueden convertirse en problemas de calado. «La prioridad es que los pilotos descansen lo máximo posible y, para ello, tienen que estar cómodos», justifica.

Incluso, como excepción, Zulet ha resuelto contratiempos en autocaravanas que no son gestionadas por él. «Este año lo hice en la de Laia Sanz», comenta. «Generalmente, los equipos no tienen mucha idea de cómo funcionan estos vehículos, pero necesitan de un espacio relativamente confortable para que pernocten sus pilotos y que no les cree muchos quebraderos de cabeza», añade.

La experiencia de varios años le ha llevado a Zulet a ser previsor. Piezas de recambio, ruedas, AdBlue..., todo eso puede sacarte de un serio apuro. «Por ejemplo, tuve que cambiarle la placa a un frigorífico que se estropeó», un electrodoméstico muy necesario por aquellas latitudes, «y en otra ocasión, perdieron una llave, pero llevé un segundo juego», relata.

Largos desplazamientos

Aunque más desahogados que los que deben realizar quienes compiten, los desplazamientos –conducen los mecánicos– de una salida a otra son bastante largos, entre 400 y 850 kilómetros, dependiendo de la etapa, «aunque el buen estado de las carreteras de Arabia permite ir entre 100 y 120 por hora».

5.300 kilómetros en total son los que han recorrido este pasado enero, algunos de ellos un tanto llamativos. «Siguiendo el libro de ruta que nos marca la organización, una jornada circulamos por una recta de 140 kilómetros que partía una montaña en dos, giraba a la derecha y nos encontramos con una nueva de otros 127», describe.

Y después convivir en una ciudad andante de unas 3.500 personas, en la que la seguridad se ha convertido casi en una obsesión para los organizadores después del atentado a un coche francés en 2022. «Antes teníamos más libertad de movimientos –echa de menos Zulet–, este año incluso han obligado a retirar de los coches las banderas de los países».

En lo climático, al menos, esta edición ha sido bastante más soportable. «En Arabia suele llover cinco días al año. Pues en 2023 cayó agua durante seis y las autocaravanas se quedaban atascadas en el barro. Para facilitarnos las cosas, los electricistas nos instalaron un voltaje de 380, en lugar de 220», narra con sorna.

Lo complicado no solo es moverse durante el transcurso del rally, sino toda la necesaria logística previa para hacer llegar a tiempo los vehículos a su punto de embarque. «Aparte de mis propias autocaravanas, suelo alquilar el resto a una empresa de Barcelona con la que trabajo normalmente y para su traslado echo mano de amigos a los que les guardo su vehículo o que forman parte del club 4x4 Navarra off road», aclara.

Zulet, ataviado con la camiseta rojilla durante la disputa del rally. (CEDIDA)

Previamente, hay que prepararlas para una travesía tan dura, aparte de que es de obligado cumplimiento incorporarles algunos accesorios, como el GPS especial o las pegatinas distintivas que facilitan la organización.

Una vez en Arabia, durante los cinco días anteriores a la competición, Zulet transmite instrucciones a los pilotos y mecánicos sobre el funcionamiento de las autocaravanas, además de que les hace entrega de una checklist para el correcto mantenimiento diario.

Sueño y pasión rojilla

Sin duda el que acumule dos décadas encargándose de la organización de viajes a Marruecos –primero en todoterreno y ahora en autocaravana– le ha venido de perlas a Zulet para desenvolverse con soltura en el Dakar.

También ha viajado a Botswana, Namibia, Libia y Túnez. «Es una experiencia previa que te sirve para prever problemas que ya has vivido con antelación, con lo que puedes anticiparte a ellos o buscarles una solución idónea», desarrolla.

Está claro que su trabajo le entusiasma y ahora mismo está centrado en ello, pero también tiene un par de sueños en mente que quiere cumplir: pilotar alguna prueba del campeonato estatal de rallys todoterreno y ser copiloto en el Dakar.

¿Y por qué no pilotar en la prueba más famosa del mundo? «Eso es un imposible, hace falta mucho dinero», admite. Sí que ha participado como copiloto en pruebas estatales desde 2014 –«igual este año corro como piloto», avisa–, aunque años antes ya había realizado sus pinitos en otras carreras similares.

Zulet formó parte de la comisión gestora que dirigió Osasuna entre junio y diciembre de 2014 y, casualidades de la vida, pudo compatibilizar la estancia en el Dakar con su pasión rojilla.

Después de recorrer 850 kilómetros con la columna de autocaravanas, pudo acudir presencial- mente en Riad a la semifinal de la Supercopa que la escuadra navarra disputó frente al Barcelona.

«Me costó un importante esfuerzo poder compatibilizar una cosa y otra, pero fue una experiencia única ver a tantos kilómetros de distancia los colores de tu equipo en un partido histórico», concluye.