La Real ha disparado veintiún veces esta noche y ha marcado un gol. El Villarreal ha rematado seis veces y ha marcado tres dianas. Una mala noche, podría decirse, si no fuera porque la historia se viene repitiendo desde hace ya demasiado tiempo.
La Real no juega mal, tiene el balón, llega al área rival, genera ocasiones, pero por una cosa o por otra no marca. Y normalmente concede poco y eso le permite sumar, pero si se dan facilidades a un equipo como el Villarreal este las aprovecha para llevarse los tres puntos (1-3).
Imanol aseguró en la previa que tenía su mente ya en la semifinal copera del martes que viene, pero lo cierto es que las dos únicas variaciones sobre un hipotético once tipo han sido las entradas de Pacheco y Zakharyan por Zubeldia y Merino, que salieron golpeados de Son Moix en el último partido.
También había novedades en la grada, donde Bultzada TxuriUrdina, la parte más bulliciosa de la hinchada blanquiazul, no ha animado en señal de protesta por las detenciones e imputaciones de esta semana. Antes del choque se han concentrado en el exterior del estadio y una vez dentro su silencio se ha hecho notar.
No han empezado bien las cosas para la Real. Barrene se ha hecho daño en la zona de las lumbares y ha pedido el cambio a los cinco minutos. Su puesto lo ha ocupado Olasagasti, lo que ha provocado que Zakharyan cayera a la banda izquierda.
El ruso ha puesto un caramelo en el área pequeña que no ha encontrado rematador, justo después de que Brais peinara un córner y Coquelin sacara bajo palos cuando se colaba.
Otro gol encajado en un córner
Pero el Villarreal ha replicado con dureza. Remiro ha salvado un disparo de Guedes tras pérdida de Olasagasti, y en el córner posterior Albiol, solo, ha tocado en el segundo palo y Comesaña ha remachado a la red. Remiro se ha ido al suelo y ha reclamado falta, pero el contacto parecía demasiado leve para anular el gol (0-1, 17').
Demasiado blandos en el que ha sido el tercer gol encajado tras un saque de esquina en los cuatro últimos partidos, así marcaron Budimir (Osasuna) y Mbappé (PSG).
La Real ha seguido dominando, pero la falta de pegada en el área rival le está lastrando demasiado, en una especie de día de la marmota. Lo más peligroso ha sido un centro de exterior de Galán al que casi llega Traoré, pero por lo demás faltaba claridad y la zaga del Villarreal vivía relativamente cómoda.
El arranque de la segunda mitad ponía más negro el panorama. Aramburu salía por Traoré, que ha terminado la primera parte dolorido después de que se le cayera encima Alberto Moreno, y en el primer minuto Comesaña aprovechaba un mal pase de Pacheco para anotar el segundo a pase de Baena(0-2, 46').
Breve esperanza
A la Real ya no le quedaba otra que ir a la heroica, a riesgo de comerse una goleada. Han entrado Sadiq, Merino y Becker, mientras que Marcelino ha dado paso a un añorado Sorloth, vistos los números de los arietes blanquiazules en lo que va de curso.
Los donostiarras engordaban sus estadísticas de disparos –han terminado con más de veinte– pero con la pólvora mojada. Hasta que a falta de cuatro minutos Merino cazaba un rechace y lo mandaba a la jaula (1-2, 86').
Había un pequeño resquicio para la esperanza, pero Sorloth, quién si no, se ha encargado de cerrarlo al remachar una contra (1-3, 94'). El tanto del noruego ha sido como echar sal en una herida que escuece.
El tópico dice que ahora habría que escribir eso de que "el martes será otra historia", pero la trayectoria de la Real en los últimos meses, especialmente en casa, invita a tentarse la ropa. La final de Copa aguarda, pero antes hay que eliminar al Mallorca.