Dabid Lazkanoiturburu

Israel sigue echando arena para intentar cegar los ojos del mundo

Un niño palestino observa la destrucción causada por un bombardeo israelí en Rafah.
Un niño palestino observa la destrucción causada por un bombardeo israelí en Rafah. (Said JATIB)


La estrategia (des)informativa israelí se repite. Cada vez que perpetra una masacre en Gaza, sea en un hospital, en una escuela, contra un convoy humanitario o una cola de reparto de comida... el Tsahal (Ejército israelí) mueve a sus peones y propaga versiones sobre la presencia de milicianos de Hamas, de túneles, de rehenes... o, como es el caso de la masacre de la harina, minimiza su responsabilidad y se la endilga a las víctimas.

El «suceso» pasa así a una segunda fase que fuerza a los medios de comunicación, en no pocos casos ya predispuestos, a ofrecer la versión israelí. Una versión que obvia que es Israel el que está matando de inanición a los gazatíes que sobreviven a las bombas y les obliga a arremolinarse por un puñado de harina con el que engañar al hambre de sus famélicos hijos e hijas.

Que, en cualquier caso, la responsabilidad por los masacrados por la harina es suya, y solo suya.
Pero ese «en cualquier caso» sirve para diluir, para desviar la atención sobre un hecho. Que sus soldados dispararon a una multitud indefensa, contra hospitales, escuelas...

Israel niega a tiros harina a los palestinos e intenta esparcir arena en los ojos de un mundo que asiste entre horrorizado y paralizado a semejante matanza. ¿Hasta cuándo?