Iñaki Iriondo

Quienes mandan en las policías deben ofrecer datos, no maledicencias

Un ertzaina recoge un proyectil de foam tras la carga del domingo en Gasteiz.
Un ertzaina recoge un proyectil de foam tras la carga del domingo en Gasteiz. (Endika Portillo | Foku)

Escuchado el consejero de Seguridad habría que preguntarse en la trastienda de qué sigla que se presenta a las elecciones del 21 de abril están los bestias del PSG y, por extensión, aquellos que iban a hostiarse con ellos.

Conocidos los hechos del martes, ayer le preguntaron por el tema al alcalde de Donostia, Eneko Goia, y respondió que «sí que es verdad que en esta última época se están sucediendo de forma más evidente una serie de acontecimientos que a nosotros también nos llaman la atención. No sé ni voy a decir cuál es la motivación o la razón, pero intuimos que casual puede no ser».

El candidato del PNV, Imanol Pradales, tampoco sabe, pero ya deslizó el debate hacia el «modelo policial» del que hablan otros.

Entre Josu Erkoreka y Eneko Goia, e Imanol Pradales, hay una diferencia sustancial. Erkoreka es el jefe de la Ertzaintza y Goia el de la Policía Municipal de Donostia. En los múltiples incidentes repetidos, con o sin elecciones mediante, ha habido detenidos y, por tanto, los cuerpos policiales tienen datos para saber si están o no en «trastiendas» políticas y nunca han dado cuenta de ello.

A los jefes de las policías se les deben exigir datos y no maledicencias con las que pretenden obtener un beneficio electoral. Y, mientras tanto, las mandíbulas se siguen partiendo.