Iñaki  Iriondo
Cronista político

La precampaña también va evidenciando puntos débiles de los partidos

Los discursos de cada partido en esta precampaña van mostrando contradicciones y puntos en los que con sus declaraciones ofrecen ciertas ventajas a sus contrincantes, lo que podrán ir corrigiendo en las próximas semanas hasta el 21 de abril, salvo que opten por ahondar en ellos.

Andueza, Urkullu y Ortuzar.
Andueza, Urkullu y Ortuzar. (Endika PORTILLO | FOKU)

Las elecciones del 21 de abril llegan en un escenario inédito hasta la fecha: la posibilidad de que EH Bildu quede por encima del PNV, aunque sea en escaños. Y pese a que la izquierda independentista asume que lo más probable es que ni ganando pueda gobernar, puesto que todos dan por hecho el pacto entre jeltzales y el PSE, es indudable que ello supondría un vuelco histórico con repercusiones futuras.

Los politólogos con voz en los medios subrayan tanto la fidelidad de los votantes de EH Bildu como su arraigo entre el electorado más joven. Y, por lo visto, hasta la sonoridad del apellido Otxandiano contribuye a que se quede en la memoria. Si no, que se lo pregunten al moderador del Forum Europa de Madrid, que en un acto público presentó al candidato a lehendakari del PNV como «Imanol Otxandiano», para respingo de Aitor Esteban. Un desliz corregido al instante que Andoni Ortuzar se tomó con humor, asegurando que pronto verían las diferencias entre uno y otro.

PNV

Ante este contexto aparentemente adverso, el PNV opta por una polarización imperfecta en la que lo mismo demoniza a EH Bildu que después le acusa de estar acercándose a sus posiciones históricas. Y, para ello, vuelve a echar mano de su tradicional bicefalia. El presidente del EBB, Andoni Ortuzar, se encarga de la sal gruesa, mientras que el candidato, Imanol Pradales, despliega el catálogo de medidas que pretende adoptar si llega a Ajuria Enea, aunque tampoco deja pasar la oportunidad de colocar el mensaje de «nosotros o el caos», aunque formulado como la «estabilidad y experiencia» del PNV frente a la «experimentación y el populismo» de otros. Bueno, en realidad, de «el otro».

Pero, probablemente, el paso más descarado de la campaña del PNV haya sido la declaración del consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, atribuyendo a EH Bildu estar «en la trastienda» de los incidentes que se saldaron con cargas de la Ertzaintza y heridos en recibimientos a equipos de fútbol, los carnavales de Tolosa y la manifestación del 3 de Marzo en Gasteiz. Palabras que han generado rechazo en opinadores incluso abiertamente enfrentados con la izquierda abertzale, por ser impropias de un cargo que debe hablar con certezas y no con maledicencia, y que se entienden como una muestra de nerviosismo en Sabin Etxea.

Y lo llamativo es que la táctica de embarrar el terreno e ir abiertamente contra EH Bildu ya la ensayó el PNV en las elecciones municipales y forales del 28 de mayo, sobre todo en Gipuzkoa, y los resultados saltaron a la vista.

EH Bildu

En cuanto a Pello Otxandiano, va dejando muestras de que los futuros debates electorales van a ser muy interesantes, pues ofrece respuestas alejadas de los estándares de la izquierda independentista. Sin embargo, tendrá que cuidar muy bien sus palabras, porque por mucho que lo explique, le sigue persiguiendo haber hablado de «ciclo político» en el tiempo de actividad de ETA y otras violencias, mientras insiste en que «afortunadamente ya no existe». También es cierto que las referencias a ETA van a ser continuas entre sus adversarios diga lo que diga, especialmente entre quienes todavía no han asumido su responsabilidad ni en los GAL ni en las miles de torturas. 

Y también le conviene a EH Bildu hacer pedagogía sobre su apuesta por la gobernanza colaborativa, que ha sido traducida partidista y mediáticamente solo como que gobierne la fuerza más votada –algo con mala venta tras los abusos del PP sobre esa idea–, y al mismo tiempo se ha visto como una mano tendida a pactar con el PNV, con lo que pretende enredar «el espacio».

PSE

En esta pugna por la victoria entre EH Bildu y el PNV, el candidato del PSE, Eneko Andueza, pretende abrirse camino disparando hasta al pianista, pero cuando dice que va a ser determinante, lo que todo el mundo entiende es que ya está previamente determinado a repetir pacto como segundo del partido de Imanol Pradales. Y, por ello, en Sabin Etxea se muestran tan pacientes con las salidas de tono de Andueza en sus declaraciones atacando a las consejerías del PNV y alabando el trabajo de las suyas, como si la gestión de Vivienda estuviera  para echar cohetes.

En el caso del PSE, la incógnita real es si su secretario general actual, que ha conseguido que se hablen maravillas de Idoia Mendia fuera de su partido, intentará entrar como vicelehendakari de Imanol Pradales, o preferirá quedarse al margen del Gobierno y dirigiendo el PSE. Si opta por entrar en el Ejecutivo, deberá embridar su locuacidad.

Por lo demás, y pese a su discurso altisonante, cuando se rasca se encuentra que el PSE no va a hacer ascos a ningún tipo de cartera, como esta misma semana dejó claro Andueza en Radio Euskadi.

Elkarrekin Podemos y Sumar

Entre tanto, el llamado «espacio confederal» se encuentra con el hándicap de que no solo debe competir con otras candidaturas, sino también  pelearse entre las dos en  las que se ha dividido. Llama la atención que tanto Elkarrekin Podemos-Alternativa Verde como Sumar se pretendan reivindicar cada cual como la izquierda más pura, sobre todo comparándose con EH Bildu, cuando las encuestas insisten en que el electorado de esta formación es el que se define como más de izquierdas y la sigla sea percibida así por el resto de votantes.

Lander Martínez y Alba García aseguran que nunca pactarán con el «conservador» PNV (guarden esto por si jeltzales y PSE no llegan a la mayoría absoluta) cuando ya lo hicieron en el pasado, mientras que Elkarrekin Podemos intenta pasarse a sí misma por la izquierda criticando leyes como la de la RGI que apoyaron anunciando haberla mejorado.

Sea como fuere y critiquen lo que critiquen, tanto Elkarrekin Podemos como Sumar muestran luego cierto entusiasmo (en algún casos más que en otros) sobre la posibilidad de hacer lehendakari a Pello Otxandiano. Y en ese sentido, desde otra visión, empuja también Ezker Konfederala.
Lo que no cabe olvidar es que Elkarrekin Podemos-AV ha dado un golpe de efecto al presentar a Juantxo López Uralde como cabeza de lista de Araba, para competir con Jon Hernández, de Sumar, por el único escaño en este territorio que les auguran las encuestas.

PP

Y el PP continúa, de momento, cabalgando a lomos de la política madrileña, mientras que su candidato, Javier de Andrés, sigue sin dejar su escaño en el Congreso, que heredará Carmelo Barrio, para lo que deberá correrse toda la lista alavesa del 23 de julio, ya que el veterano parlamentario autonómico –llevaba en la Cámara desde 1990, como Joseba Egibar– ocupaba el puesto de primer suplente.

De Andrés centra su campaña en que todos los demás son iguales (esbirros de Sánchez), pero también dice que quiere influir en las políticas que en el futuro planteará un gobierno de este Eje del Mal. Otro lío contradictorio.

El PP aspira, además, a comerse el escaño de Vox y, en este terreno, llama la atención el dato de que las ultraderechista Amaia Martínez es, con un 21%, la única candidata que resulta más reconocida entre las personas jóvenes que entre los más mayores, según los análisis de encuestas de Silván & Miracle. Conviene tenerlo en cuenta.

Quedan todavía cinco semanas para las elecciones, será interesante ver cómo evolucionan los mensajes.