Investigadores de la Universidad de Oxford han constatado, en un estudio difundido recientemente en ‘The Lancet Public Health’ que la privatización de los servicios hospitalarios no solo no mejora la asistencia sanitaria sino que va en detrimento de ella.
En concreto, los autores han llevado a cabo un metaanálisis basado en los datos de trece estudios longitudinales que abarcaban una serie de países de renta alta: Alemania, Canadá, Corea del Sur, Croacia, EEUU, Inglaterra, Italia y Suecia. Cada estudio evaluó la calidad de la asistencia sanitaria prestada a los pacientes antes y después de la privatización de los servicios sanitarios, a nivel hospitalario o regional. Los trabajos incluían indicadores de la calidad asistencial, como la dotación de personal, el número de pacientes por tipo de seguro, el número de servicios prestados, la carga de trabajo de los médicos y los resultados sanitarios para los pacientes, como las hospitalizaciones evitables.
No hallan efectos positivos
Las conclusiones principales del análisis son, por un lado, que los aumentos de la privatización se correspondieron en general con una peor calidad de la asistencia, sin que ningún estudio incluido en la revisión encontrara efectos inequívocamente positivos sobre los resultados sanitarios.
También se constata que los hospitales que pasaron de ser de propiedad pública a privada tendieron a obtener mayores beneficios –en términos económicos–, algo que se logró principalmente mediante la reducción de personal y la disminución de la proporción de pacientes con cobertura de seguro médico limitada.
Por lo general, la privatización se correspondió con un menor número de personal de limpieza empleado por paciente y mayores tasas de infecciones entre los pacientes. Es más, los autores indican que en algunos estudios, los niveles más altos de privatización hospitalaria se correspondieron con tasas más elevadas de muertes evitables.
Como contrapunto, señalan que en algunos casos, y se cita en concreto el de Croacia, la privatización se tradujo en algunos beneficios para el acceso de los pacientes, a través de citas más precisas y nuevos medios de prestación de asistencia, como llamadas telefónicas fuera del horario laboral.
Con todo, este dato no pone en cuestión la conclusión de un trabajo cuyos resultados, destacan los investigadores, pone en entredicho la teoría, aventada desde el neoliberalismo, de que la privatización puede mejorar la calidad de la asistencia sanitaria al aumentar la competencia en el mercado. «Los datos recopilados no coinciden con las expectativas de los mercados mixtos; a saber, que mejorarían la calidad al aumentar la competencia», apostillan en el informe.
Aaron Reeves, profesor del Departamento de Política e Intervención Social de Oxford y uno de los autores del estudio, afirma en la web de la universidad que «los sistemas sanitarios están sometidos a la presión del envejecimiento de la población, los presupuestos limitados y las repercusiones de la pandemia de covid, y los gobiernos podrían considerar la privatización como una solución única y sencilla a las presiones». Pero, frente a esa tentación, avisa de que «existe el riesgo de que la búsqueda de reducciones a corto plazo pueda ir en detrimento de los resultados a largo plazo, ya que la externalización de servicios al sector privado no parece ofrecer al mismo tiempo una atención mejor y más barata».
Sin apoyo científico
En el trabajo se recuerda que los datos proceden de un pequeño número de países de renta alta y que sus resultados no son necesariamente aplicables a países de ingresos medios y bajos, donde pueden ser distintos. Agregan que el efecto de la privatización probablemente dependerá de los contextos sociales e institucionales en los que se produzca, y que «declarar que la privatización nunca funciona sería prematuro».
Aun así, destacan que «dentro de este pequeño grupo de estudios longitudinales encontramos una imagen bastante coherente», e insisten en que «como mínimo, la privatización de la asistencia sanitaria casi nunca ha tenido un efecto positivo en la calidad de la atención». La conclusión, al respecto, es clara: «En general, nuestro estudio aporta pruebas que cuestionan las justificaciones de la privatización de la sanidad y concluye que el apoyo científico a una mayor privatización de los servicios sanitarios es escaso».