La villa de Gernika tiene la condición de Lugar de Memoria desde su publicación el pasado 13 de abril en el Boletín Oficial del Estado. Con ello se cumplía el compromiso adoptado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez en agosto de 2023, un paso dado por el Estado español 86 años después del bombardeo. La raíz de esta declaración está en la Ley de Memoria Democrática que consensuó el Gobierno español con EH Bildu en 2022: en el acuerdo se establecieron como Lugares de Memoria el fuerte de Ezkaba o el Palacio de la Cumbre, una lista a la que luego se incorporó Gernika desde asociaciones memorialistas. Este lunes, la declaración ha sido escenificada en Gernika en un acto promovido por el Gobierno de Lakua y con la participación también del Ayuntamiento.

Los protagonistas principales han sido, por tanto, el lehendakari en funciones, Iñigo Urkullu, y el que sigue siendo alcalde de la localidad, José María Gorroño. Se ha enmarcado, además, en el próximo aniversario del bombardeo, este sábado 26 de abril.

Urkullu ha remarcado el «compromiso con la memoria» de Gernika y ha asegurado que «los valores democráticos y principios éticos han sido, son y serán sus señas de identidad» de esta localidad.

Entre medio de este proceso, la declaración estuvo rodeada de una pequeña controversia, puesto que el Gobierno español inicialmente iba a declarar como Lugar de Memoria solo la Casa de Juntas. A petición del Ayuntamiento, las Juntas de Bizkaia, Gogora o la UPV/EHU, finalmente tal condición se hizo extensiva a todo el núcleo urbano, dada la extensión del bombardeo. El Ejecutivo español dio a entender que se trataba de un error sin mala intención.

Con el acto de este lunes, el Gobierno de Lakua y el Ayuntamiento gernikarra han querido poner de manifiesto especialmente que el trabajo de memoria sobre el bombardeo no comienza con esta declaración de ámbito estatal. «El trabajo colaborativo entre todas y todos nos ha traído hasta aquí», ha remarcado Urkullu.

En palabras del aún lehendakari, «el mausoleo en memoria de las víctimas, el Museo de la Paz, los refugios antiaéreos, los itinerarios, las obras de arte, los premios Gernika, el Centro de Documentación, las publicaciones, audiovisuales, congresos son el vivo reflejo de dicho compromiso con la memoria de Gernika».

Finalmente, Urkullu ha subrayado que la inauguración de este lunes da continuidad a la línea de trabajo emprendida y al compromiso con la memoria. «Reafirmamos y reforzamos este compromiso y, como hemos hecho hasta ahora, lo haremos fomentando la colaboración. Gernika es un símbolo mundial, hagamos de Gernika la capital de la memoria, el símbolo de la paz, en este mundo en guerra en el que se suceden las violaciones de los derechos humanos; de Gernika al mundo: este es nuestro reto y compromiso», ha concluido.

Además del lehendakari, el acto ha contado con la presencia de los consejeros de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales y Cultura y Política Lingüística en funciones, Nerea Melgosa y Bingen Zupiria, respectivamente.

Instalación en Astra

La localidad vizcaína ha inaugurado al mismo tiempo la instalación de la cubierta sobre el refugio antiaéreo de Astra, con el objetivo de «preservar y poner a resguardo uno de los edificios más significativos del patrimonio histórico de la ciudad», según han indicado desde su Ayuntamiento.

La obra, en la que se han invertido más de 316.000 euros, ha permitido solucionar los problemas de humedades y filtraciones de agua, además de «ponerlo en valor», en el marco de un plan paisajístico más amplio que afecta tanto al refugio como a su entorno inmediato.

La principal intervención realizada durante las labores de restauración ha sido la dotación de una cubierta laminada, que crea un espacio abierto sin pilares intermedios de aproximadamente 200 metros cuadrados. Este espacio podrá ser utilizado para organizar exposiciones o eventos relacionados con la memoria histórica de Gernika.

Además, el entorno del búnker cuenta con señales que incluyen los nombres de otras ciudades que también han sufrido bombardeos, como Dresde, Hiroshima, Nagasaki, así como referencias a «los horrores» de Palestina y el campo de concentración nazi de Auschwitz.