«Eppur si muove»
A bastante gente le extrañó, según dicen, que Pello Otxandiano usara la célebre frase de Galileo para cerrar el debate en ETB2, sin embargo, no creo que haya muchas mejores para resumir lo que han representado estos comicios. Unas elecciones que, digan lo que digan los titulares y pacten lo que pacten los partidos, han puesto de manifiesto que esto se está moviendo.
El toque a rebato, casi implorante, del PNV, y la suerte del PSE en la ruleta D'Hont han impedido el sorpasso en escaños, por un lado, y va a permitir, por otro, la reedición del pacto entre los dos socios, cuya relación cada vez se asemeja más a la de Convergència i Unió. Pero ese trámite, a cerrar «cuanto antes», no impide ver que para los jeltzales el resultado ha sido magro en relación al esfuerzo realizado, ya que el aumento de votos no ha sido ni la mitad que el de la participación –5% vs. 12%– y muy inferior al que le correspondería por su peso electoral.
Teniendo en cuenta que las autonómicas son para el PNV lo que la Champions para el Real Madrid, la hoja de resultados no es para echar cohetes. En 2020 le echaron la culpa a la pandemia y a una abstención que, dijeron, les había afectado más que al resto, pero se ha visto que aquel bajonazo no fue cosa del coronavirus.
Por su parte, el partido de Eneko Andueza, que ya se ha comprado el traje de vicelehendakari, lleva tres días en una nube, pero cuando baje y lea la letra pequeña verá que en sus históricos bastiones de Ezkerraldea no es que le haya ganado el PNV, eso ya se daba por descontado, sino que EH Bildu también le ha comido la tostada, igual que en Basauri, Irun... y, por supuesto, Eibar.
A EH Bildu quizá le ha faltado colmillo, y tiene el perfil de esos equipos que necesitan diez tiros para meter un gol o media docena de finales para ganar una Copa. Pero hace un juego atractivo y tiene a la afición dando botes. Ya llegará.
Las cosas se están moviendo, claro que sí. Aunque no tanto como los cimientos de Sabin Etxea cuando el PSE le birló un escaño a EH Bildu. Fue más celebrado que el penalti de Berenguer en La Cartuja.