En contraste con los típicos festejos nupciales que suelen llenar de bullicio los salones de bodas turcos, este recinto ubicado en la parte europea de Estambul ha sido durante esta semana escenario de un evento inusual: un curso de resistencia no violenta destinado a los más de 500 integrantes que se preparan para la posible salida hacia Gaza con ayuda humanitaria, en medio de las amenazas de asalto por parte de Israel.

Con la tragedia del Mavi Marmara todavía presente en la memoria colectiva, el objetivo del curso era afrontar todos los posibles escenarios que pueden encontrarse en alta mar y diseñar una estrategia común ante el posible abordaje.

En 2010, el Ejército sionista mató a diez integrantes de nacionalidad turca –entre ellos un periodista– de la Flotilla tras asaltar el buque en aguas internacionales. Seis de ellos fueron víctimas de ejecuciones sumarias. Hubo resistencia, tal y como mostraron las imágenes que proyectaron en el gran salón de bodas en aras a consensuar una respuesta colectiva y evitar que aquello vuelva a ocurrir.

Varios instructores, entre los que se encontraban veteranos de guerra estadounidenses con experiencia en Vietnam, además de eslovenos, turcos y afganos, fueron los encargados de dar las instrucciones. «No podemos garantizar la seguridad de nadie, porque no sabemos cómo lo harán», señalaron en referencia al abordaje. Pueden sabotear los barcos en alta mar, o asaltarlos mediante helicópteros.

«Además, el Ejército israelí utiliza un tipo de tecnología diferente a la que tenían hace catorce años», explicaron antes de citar drones, pistolas taser o gases lacrimógenos. Incluso puede que todo comience con el lanzamiento de una granada aturdidora. «Son muy potentes, por lo que notaréis un fuerte pitido en el oído durante 30 segundos. El spray de pimienta es otra de las armas que suelen emplear cuando hay contacto cercano. Hay que mantener las manos limpias y tratar de cubrirse los ojos», detalló.

El buque cuenta con equipos de seguridad que supervisarán que todos los integrantes estén en el lugar adecuado. «Hace catorce años no teníamos mucha experiencia en resistencia pacífica, y los pasajeros que estaban en popa fueron los primeros a los que dispararon», expresaron. En esta ocasión, se organizarán en «grupos de afinidad» y todos estarán en zonas comunes. También habrá un equipo de 30 médicos e internet, para poder retransmitir qué ocurre en todo momento.

Otra de las experiencias del curso fue el ejercicio de simulacro de asalto. Las luces se apagaron y personas encapuchadas simularon un abordaje. Así, recordaron la importancia de evitar cualquier contacto verbal con miembros de la Marina. Aunque no implique necesariamente un riesgo de disparos, se destacó la posibilidad de enfrentarse a situaciones violentas. La instrucción fue clara: no lanzar objetos como botellas ni usar extintores.

También practicaron posturas corporales una vez que la Marina esté en el buque, y simularon un interrogatorio a personas detenidas, a las que se les intentará coaccionar para que firmen una declaración de culpa por violar aguas israelíes y colaborar con grupos «terroristas».

En última instancia, será el capitán quien tome las decisiones. «El comité directivo ha establecido líneas rojas y una filosofía que exigimos que todos cumplan. Si a alguien no le gusta, le pedimos amablemente que abandone», dijeron.

Shayetet 13

Si los primeros se preparan para lo que pueda ocurrir, cabe suponer que también lo está haciendo Israel. Sin embargo, la información es escasa. El sábado, el canal israelí N12 informó que habían comenzado los «preparativos de seguridad» por parte de la unidad Shayetet 13, la misma que arrasó el hospital palestino Al-Shifa y ejecutó a cientos de personas.

Ann Wright, exmilitar estadounidense y miembro del comité directivo de la Flotilla, recordó a los siete trabajadores fallecidos de World Central Kitchen a manos del Ejército israelí. «No hay cadena de mando, cada soldado hace lo que quiere. Sin embargo, los miembros de la Unidad 13 no son reservas, entrenan durante años, así que hay menos riesgo de que eso ocurra. Pero con esta gente hay que estar en alerta máxima», sentenció.