David Silva ha recibido la insignia de oro y brillantes de la Real Sociedad de manos del presidente Jokin Aperribay y la última ovación en el nuevo Anoeta como recompensa a la magia con la que iluminó el campo en las tres últimas temporadas de su brillante carrera como futbolista profesional.
✨ El 𝗠𝗔𝗚𝗢 ilumina la gran noche del Reale Arena.
— Real Sociedad Fútbol (@RealSociedad) April 26, 2024
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A pesar de que normalmente la insignia se entrega a los jugadores que cumplen diez años en el primer equipo de la Real, los tres del canario han sido suficientes para merecer esa distinción en un partido especial contra el Real Madrid.
Se ha reconocido que ha sido el mejor fichaje de la historia del club y que ha dado un rendimiento extraordinario que ayudó a entrar tres años seguidos en Europa, el último para la máxima competición continental, y además logró con la Real su último título de Copa.
El canario rescindió el contrato que había renovado con la Real al romperse el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda en el comienzo de la pretemporada en julio. Se produjo un desencuentro con el club al intentar concretar la utilización de las instalaciones de Zubieta en el proceso de su recuperación que le llevó a realizarla en otras instalaciones en Gipuzkoa, pero ya se dio un acercamiento al acudir con la expedición realista a la ida de los octavos de la Champions League en París y el canario ha podido recibir la última ovación de la grada.
La Oreja de van Gogh
La Oreja de van Gogh ha actuado en unos prolegómenos del encuentro especiales. Al terminar su canción han salido los jugadores de la Real y el Real Madrid, que junto a los dos staffs han realizado un pasillo a David Silva.
El canario, con su hija en brazos, ha entrado al campo con Jokin Aperribay, que ha probado a colocarle la insignia mientras en los videomarcadores se podía ver un video de su magia con la Real.
Todo Anoeta se ha puesto de pie para ovacionar al jugador mientras se coreaba su nombre y Aperribay le ha puesto la insignia. El canario ha realizado el saque de honor antes de posar con el once realista para despedirse de manera definitiva como se merece de la que ha sido la última afición que ha tenido la suerte de disfrutar con su fútbol.