«¡Vosotros, fascistas, sois los terroristas!», se escuchaba cantar en la esquina de Buen Suceso y Ferraz. No eran las 11.00 y ya estaba casi imposible circular en la calle emblema del PSOE, donde está su sede nacional y donde el jueves por la tarde se ha convocado a las bases a venir a respaldar a su secretario general, tras los días de reflexión cogidos para decidir una posible dimisión.
Se veía a centenares de personas, con banderas de regiones del Estado, de UGT, feministas o simplemente ciudadanos espontáneos, encaminadas hacia la calle Ferraz, escuchando de lejos la pantalla exterior y los altavoces que había dispuesto el partido para escuchar los discursos del Comité Federal que transcurría en el interior de la sede.
Salvo quienes estaban al lado de los altavoces, la gente estaba en su propio microclima, comentando, en plan catártico, el momento muy peculiar que transita el Gobierno y el secretario general. Los cánticos no paraban: desde el ‘Pedro, quédate!’ y el ‘¡Es nuestro presidente!’ hasta el ‘¡Ayuso dimisión!’. También hubo gritos de ‘Begoña, Begoña’, en referencia a la esposa del presidente del Gobierno, cuyo acoso judicial ha motivado esta última crisis.
El Comité Federal tenía previsto aprobar la lista de candidatos para las europeas, pero el jueves anunció que la comisión de listas se posponía a la semana próxima, por lo que la decena de discursos se han centrado en movilizar a las bases socialistas y darle un respaldo contundente a Sánchez.
Tras los discursos han salido todos a la calle a saludar a los 13.000 manifestantes (según la Delegación del Gobierno, aunque realmente parecería bastante más). Con lágrimas en los ojos, la vicelehendakari segunda de Lakua, Idoia Mendia, respondía a NAIZ: «Esto es por Pedro y por la democracia. Es necesario».
El portavoz del grupo parlamentario y exlehendakari, Patxi López, también visiblemente emocionado, respondía a NAIZ: «Emocionante, total. Desbordante». La intensidad se había apropiado de la escena: el ministro Óscar Puente era un visible mar de lágrimas y congoja, y también el ‘superministro’ y mano derecha de Sánchez, Félix Bolaños, con ojos vidriosos. Pero quien era un mar de emociones era la vicepresidenta María Jesús Montero, número 2 del PSOE, quien más tiempo pasó saludando a los militantes, dándoles la mano, llorando y golpeándose el pecho sin parar. Un clima por demás especial y de catarsis lisa y llana.
«Por la democracia»
Izaskun es una guipuzcoana de Azpeitia que vive hace 20 años en Madrid. No es militante del PSOE pero se ha movilizado con un grupo de amigas hasta Ferraz porque aquí «había que venir». «Lo que hace la ultraderecha, porque para mí ya hoy son todos ultras, es una acoso y derribo que no puede ser. Esto hay que defenderlo, estamos viviendo un golpe», comenta a NAIZ.
Unos metros atrás está Lis, militante del PSE. Vive en Basauri y llegó esta mañana para acudir a la manifestación junto con compañeros de su partido. «Ya hemos vivido mucho en Euskadi esto y no puede ser. No más amenazas en política. Y lo de los jueces, pues muy poco serio y poco profesional».
Luego de las rojas partidistas, las banderas más cuantiosas eran las ikurriñas y las de Asturies. También se veían extremeñas, andaluces y murcianas. Una de las ikurriñas la sostenía Ion, un estudiante de química de la UPV-EHU que vive en Gasteiz. «He llamado al partido ayer para saber si podía venir y me dijeron qué bus había disponible. Simplemente no quiero que se vaya Pedro Sánchez. Y no creo en nada de lo que dicen los jueces, todo acabará en la nada». También reflexiona en cuanto a la crispación política: «Ojalá aquí las cosas en Madrid fueran un poco más sosegadas como en Euskadi».
Belén, de 72 años, estaba exultante. Había venido el viernes por la noche en bus pagado por ella misma desde Xixon. «Soy militante del PSOE desde el vientre de mi madre», señala. «Hay que luchar por la democracia, van 50 años luchando ya por ella. Primero nos persiguieron con el ejército y ahora con los jueces, no puede ser».
Tras los saludos de los dirigentes, los miles de manifestantes bailaban y cantaban con música de tono alegre como para que se desfogue tanto drama contenido. ‘Amigos para siempre’ de Los Manolos, ‘Pedro’ de Rafaella Carrá, ‘Libre’ de Nino Bravo y ‘Color esperanza’ de Diego Torres, entre varias que la dirección de comunicación socialista dispuso para que haya un poco de algarabía.
Apoyo nítido
Los dirigentes del PSOE han dado en sus discursos un espaldarazo sin fisuras a Sánchez, a pesar de que ciertas figuras emblemáticas del partido, como Felipe González o Alfonso Guerra persisten en su silencio. Uno de los discursos más significativos fue el del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, crítico del secretario general y más aún de su relación con los partidos soberanistas y con la Ley de Amnistía.
Además de pedir «que se quede» y de subrayar que tiene «particularmente» su apoyo, ha cargado contra los «radicales de siempre» que hacen «burla ante una manifestación personal y de dolor».
Los discursos más enérgicos han estado a cuenta de María Jesús Montero y el líder del PSE, Eneko Andueza. La vicepresidenta ha sido la primera en dar un discurso y ha ido al grano: «Estamos todas contigo, compañera», en alusión a Begoña Gómez. Ha dicho que «merece la pena que ganen los buenos», ha pedido a Sánchez que no dimita y ha recalcado: «No podemos consentir que España retroceda, es más, no lo vamos a permitir».
El candidato a lehendakari del PSE ha pedido a Sánchez que piense «en los socialistas aparecidos en las cunetas, los que sufrieron la cárcel y los que tenían que mirar debajo de los coches» y ha considerado que hoy por hoy que el Estado español «se juega la democracia». En ese sentido también ha hablado la lehendakari María Chivite, quien ha alertado por una «emergencia democrática ante procesos desestabilizadores tanto en España como en Europa».
Fuentes de la cúpula del PSOE han informado a NAIZ que el anuncio que hará Sánchez sobre su decisión «seguramente no se alargará y será el lunes antes de la tarde» y preguntado sobre las actividades del presidente del Gobierno, han respondido: «Está despachando las cosas que tiene que despachar, cosas del país, pero nada más, no hay contacto con él». Sin dudas, y sin su presencia, este sábado la calle le ha dado un baño de masas.