Raúl García ha sido, es y será el típico jugador que nadie quiere tener como rival pero que todo el mundo quisiera tenerlo en su equipo. Lo ha demostrado en Osasuna, en el Atlético y los seguidores del Athletic lo han podido disfrutar en su equipo los últimos años de su carrera. El navarro pondrá punto y final a su etapa como profesional al finalizar la temporada, pero, más allá de sus números, el futbolista deja un legado inmenso no solo en el club rojiblanco, sino en el mundo de este deporte.
Porque su capacidad para comprender el juego o sus goles, sobre todo de cabeza, solo son una pequeña parte de lo que ha representado en el césped en cada equipo y plantilla que ha estado. Este mismo jueves, en su rueda de prensa de despedida –aún le restan cuatro partidos para colgar las botas–, ha quedado más claro que nunca el tipo de jugador que es: «Una persona con la cabeza muy bien amueblada», como le ha definido José Ángel Iribar, o «un trabajador incansable» y «un ejemplo de profesionalidad», como ha señalado el presidente Jon Uriarte. En definitiva, «una auténtica leyenda del fútbol español».
Todo lo demostrado en público en cada partido, se ha trasladado a los vestuarios. «Estar preparado siempre dentro y fuera del campo», como ha subrayado el máximo responsable rojiblanco, quien ha contado una anécdota que define a la perfección al Raúl García profesional.
En la pretemporada de hace dos años, Uriarte acudió a la pretemporada del Athletic en Alemania, y allí se dio cuenta de que Raúl García se pasaba todo el día entrenando: lo encontró antes y después del desayuno en el gimnasio, después en un partido de tenis con Villalibre para después entrenar con el equipo...
A todo ello hay que añadirle su gen competitivo, lo que le ha llevado a ganarse la admiración y el odio de rivales y contrincantes, aunque siempre esa competitividad se ha quedado en el campo. El Chopo ya le ha echado una indirecta –o más bien una directa– al señalar que «ha sido un ejemplo, tanto en su vida diaria como en el campo. Necesitábamos esa garra; a veces igual se ha pasado un poquito, ¿pero quién no? Eso insufla ganas de ganar. Ha sido importante en el vestuario y en las comidas de Lezama».
Al natural
Su naturalidad ha sido patente sobre el césped, y en su rueda de prensa también, porque no ha querido leer ningún texto preparado con anterioridad. «No habia preparado nada. Hasta el último día quería ser yo; no quería quedar bien con un papel», ha comenzado explicando antes de dar las gracias y pedir disculpas «por si me olvido de alguien».
Con algo de nerviosismo, el navarro ha empezado dando las gracias a Osasuna, «porque lo mamé desde la cuna y porque ese sentimiento rojillo siempre lo voy a tener»; al Atlético, «un club donde he aprendido mucho y me han demostrado muchísimo cariño»; y obviamente al Athletic: «No era athleticzale pero me voy siendo athleticzale», ha subrayado.
También ha querido tener una mención especial a todos los empleados del club bilbaino, a sus compañeros presentes en la rueda de prensa –«son muchas batallas juntos, haces muchos lazos», ha explicado—, y a excompañeros como Carlos Gurpegui o Dani Aranzubia –también presentes en la despedida–.
Pero, sin duda, el momento más emotivo, al borde de las lágrimas, ha sido a la hora de recordar a su familia: sus padres, su mujer y sus hijos. «De tal palo, tal astilla», ha explicado Raúl García refiriéndose a sus padres. «Aunque os echo mucho la bronca, os quiero un montón», les ha dicho a sus hijos, antes de dar las gracias «por todo» a su mujer. «Tener tiempo para vosotros, lo necesito y os lo merecéis», ha culminado.
En este sentido, solo quiere pensar en los cuatro partidos que le restan para tomarse unas vacaciones sin fecha de vuelta ni rutinas de los últimos 20 años. Porque el navarro ha dejado claro que «no trabajo para compararme con nadie» al ser preguntado de poder seguir y superar registros.
«Miras para atrás y muchas veces te da vértigo de todo lo que he tenido que pasar. Más que de la cantidad, le doy más importancia al cómo. Los números no me vuelven loco, sino para ratificar que hecho las cosas bien y me siento muy orgulloso», ha añadido al respecto. «Trabajas para que la gente absorba cosas que le puedan servir. Ojalá que pueda dejar ese trabajo constante», ha subrayado.
El encuentro ante Osasuna será el primer paso para esa retirada. Curiosamente su primer gol como profesional llegó con la camiseta rojilla ante el Athletic, con Dani Aranzubia en la meta rival. La seriedad del rostro que ha mostrado Raúl García estos años en el campo se ha transformado en sonrisa en ese momento antes de ser ovacionado por una sala de prensa repleta de medios de comunicación, jugadores, familiares y empleados del club.
Su presencia en los campos de fútbol quedará en la memoria de todos los futboleros. Eso sí, que a nadie le extrañe, a la vuelta del verano, verlo en algún gimnasio.