Periodista / Kazetaria
Elkarrizketa
Laura Vilagrà
Vicepresidenta de la Generalitat y candidata de ERC en las elecciones del 12M

«Nuestra apuesta por el diálogo es la única que ha dado frutos»

ERC no tiene un escenario fácil en esta campaña, marcada por la irrupción de Puigdemont y el golpe de efecto de Sánchez. Con todo, aspiran a que su gestión del día a día en un escenario complicado y su apuesta por un ritmo más pausado en materia soberanista tengan su recompensa.

Laura Vilagrà, en el Palau de la Generalitat.
Laura Vilagrà, en el Palau de la Generalitat. (Oriol CLAVERA)

Los comicios de este domingo pondrán a prueba el respaldo de la ciudadanía a la gestión de ERC al frente de la Generalitat. Un período que empezó hace tres años de la mano de Junts y el apoyo externo de la CUP y que ha terminado en solitario, con un ejecutivo dedicado a revertir las secuelas asociadas a la pandemia, el aumento de la inflación y la necesidad de frenar el ciclo de represión. Laura Vilagrà, vicepresidenta del Govern y número 2 de la candidatura encabezada por Pere Aragonès en Barcelona, confía en que las urnas renueven la confianza en los republicanos para continuar articulando consensos, con el objetivo de fortalecer los servicios públicos y obligar al Estado a abordar la resolución del conflicto.

La legislatura se inició con la promesa del president Pere Aragonès de culminar el proceso de independencia y ha acabado anticipadamente con un gobierno en minoría. ¿Qué ha ocurrido?

Las causas son múltiples. Hay un contexto global de mucha complejidad. Lo vemos en Francia o Italia, con gobiernos muy débiles, o en EEUU, cuyo presidente está en los niveles más bajos de popularidad. No es un momento fácil, aunque en Catalunya, las cifras macroeconómicas indican que, tras el impacto de la pandemia, nos hemos recuperado mejor en comparación con otros países: tenemos más ocupación de calidad y más formación profesional que nunca.

«Junts ha sido profundamente desleal con el president Aragonès durante todo el mandato, y eso no ha contribuido en nada»

¿Quizás el contraste entre las expectativas iniciales del independentismo, que por primera vez había logrado superar el 50% de sufragios y contar con una mayoría holgada en el hemiciclo, y lo que ha sucedido, ha lastrado la legislatura que acaba?

Con relación al Procés, Junts ha sido profundamente desleal con el president Aragonès durante todo el mandato, y eso no ha contribuido en nada. Pese a ello, ERC ha obtenido resultados para los cuales hemos contado en Madrid con la ayuda de las fuerzas vascas. En particular, para alcanzar un acuerdo en el campo antirrepresivo, dónde hemos conseguido los indultos, reformar el Código Penal para eliminar el delito de sedición y una Ley de amnistía lo suficientemente robusta, además de abrir la carpeta nacional. Y esos logros, que parecían imposibles, nos avalan para seguir en la misma línea.

Para un sector del soberanismo, en cambio, la Mesa de diálogo tenía que llevar al ejercicio de la autodeterminación y todo indica que el PSOE no piensa abordarla.

Asumimos que determinada gente no comparta nuestras ideas, pero partíamos de un embate que no logró culminarse. La independencia solo duró 8 segundos y queremos que sea para siempre, de ahí que la nueva etapa exija otros ritmos. De momento, ya hemos superado la etapa de la represión, y ahora estamos abriendo la correspondiente a la resolución del conflicto, que a nuestro entender pasa por un referéndum acordado, tal como ocurrió en Escocia o el Quebec. Esa sigue siendo nuestra apuesta: trabajar para avanzar hacia la independencia y, mientras tanto, obtener más recursos para mejorar la vida de la gente.

¿La propuesta de un sistema de financiación singular, que en cierto modo emula el concierto vasco, permitiría afrontar esa necesidad?

Ayudaría a reforzar los servicios públicos y, con el apoyo de la mayoría sindical, las patronales, el mundo de la cultura o el Tercer Sector social, garantizar una mejora de las prestaciones, pues en Catalunya, uno de cuatro niños está en riesgo de pobreza y muchas familias han de hacer equilibrios para llegar a fin de mes.

«Asumimos que determinada gente no comparta nuestras ideas, pero partíamos de un empate que no logró culminarse. La independencia solo duró 8 segundos y queremos que sea para siempre, de ahí que la nueva etapa exija otros ritmos»

¿Cómo interpreta la negativa de Junts, la CUP o los Comuns a apoyar los últimos presupuestos de la Generalitat?

Obedece a intereses tácticos. Y más cuando eran unos presupuestos expansivos que fortalecían servicios tan básicos como la sanidad pública, mejorando por ejemplo la atención psicológica y bucodental. Han cometido una grave irresponsabilidad.

¿También podría pasar factura a ERC que el caos de Cercanías, entre otras cuestiones, tarde en corregirse?

Sin duda. Hacer que Cercanías funcione exigirá años, pues arrastramos un déficit de inversión muy importante, y en cuánto a la gestión, estamos pendientes de que se constituya la empresa que prevé la transferencia de competencias. Queríamos activarla ya para acabar con el cúmulo de incidencias, pero el PSOE lo está demorando por intereses partidistas.

¿En qué medida la ambivalencia de ERC en cuánto a los Juegos Olímpicos de Invierno, el Cuarto Cinturón o el Hard-Rock pueden alejarla del electorado más vinculado a la izquierda alternativa?

De momento, somos el gobierno mejor valorado de los últimos años. Y en cada nuevo estudio, la ciudadanía nos sube la nota. En cuanto a estos proyectos, cabe recordar que cualquier gobierno hereda varios que no comparte. Es el caso del Hard-Rock. De hecho, siempre hemos dicho que, para el área de Tarragona, apostamos por desplegar la industria, aprovechando la capacidad de Catalunya de atraer actividades con valor añadido e implementar las energías renovables mediante la instalación de parques eólicos y plantas fotovoltaicas. El problema radica en que, como administración, hemos de respetar la tramitación urbanística y esperar que los técnicos presenten los respectivos informes de impacto ambiental. Lo que no podemos es paralizar la tramitación, estaríamos prevaricando.

En cuanto a las cifras, ERC reivindica el incremento de profesores, de médicos, de Mossos y la ampliación del parque de vivienda pública, mientras que la CUP, los Comuns y algunos sindicatos denuncian que los servicios públicos están peor que nunca. ¿Qué opina de este doble relato?

Con la CUP negociamos la internalización de los servicios de fisioterapia o diálisis, que durante la próxima legislatura pasarán a ser de titularidad pública. De la misma manera que, tal y como plantearon, pusimos en marcha una energética pública cuya labor es extraordinaria, hasta el punto de que ya somos la comunidad del Estado con más placas solares de autoconsumo. Sin olvidar que, para atender el salto demográfico y los retos que presentaba la escuela pública, hemos aumentado como nunca el número de docentes y reforzado el equipo de veladores para el alumnado más necesitado. Todo ello hay que valorarlo, porque de lo contrario, haremos el juego a los sectores que apuestan por seguir aumentando la precariedad y las desigualdades.

«Mientras nosotros hemos hablado del ‘cómo’, otros lo han hecho del ‘qué’ y del ‘quién’, cuando esto no va de personalismos, sino de lograr los objetivos que requiere el país»

En estos meses, la política se ha impregnado de una fuerte carga sentimental. Carles Puigdemont desde Catalunya Nord ha apelado al voto prometiendo que volverá del exilio si puede ser investido, y Pedro Sánchez recurrió al presunto ‘lawfare’ que padece su mujer para poner en vilo a todo el Estado español. ¿La emotividad puede favorecer a estas formaciones en detrimento de una Esquerra más centrada en la gestión que en la gesticulación?

Veremos qué ocurre. Si nosotros nos hemos focalizado en la gestión es porque había que poner los pies en el suelo con el fin de resolver las crisis provocadas por la pandemia o la guerra de Ucrania y, a la vez, sentar las bases para relanzar la economía productiva, unos empleos de calidad y unos servicios a la altura de las necesidades de la población. Eso nos ha llevado a hablar de realidades tangibles, en contraste con quienes han optado por un discurso más emocional, consciente del potencial que tienen estos mensajes en términos electorales. De todas formas, confiamos en qué la ciudadanía acabe apreciando nuestra tarea en un contexto tan adverso, pues además de revertir los recortes, hemos abierto el camino para alcanzar el referéndum y la independencia. Mientras nosotros hemos hablado del ‘cómo’, otros lo han hecho del ‘qué’ y del ‘quién’, cuando esto no va de personalismos, sino de lograr los objetivos que requiere el país.

Para estos objetivos, habrá que recoser complicidades con la Assamblea Nacional Catalana (ANC) y otros actores soberanistas, ¿no cree?

Sin duda, pero requiere que la Assemblea recupere su espíritu inicial. Aquellos años en qué, gracias a su forma abierta, transversal y transformadora de actuar, movilizó a toda la sociedad. Ese es uno de los grandes retos para la próxima legislatura.

Si finalmente los resultados de estos comicios no son buenos para ERC, ¿en qué medida obligará a la dirección a repensar la estrategia?

De entrada, hay que decir que solo ERC ha abierto camino, y quien abre camino, se suele rasgar. La prueba es que el resto de partidos se han ido a acercando a nuestra estrategia basada en el diálogo y la negociación. Una apuesta que, por ahora, es la única que ha dado frutos. Habrá que ver los resultados, pero estoy convencida de que, en la medida en la que los ciclos son cambiantes, la gente nos dará la fuerza para que sigamos avanzando en ese camino.