Daniel   Galvalizi
Periodista

Milei insulta a Sánchez en la cumbre ultra en Madrid y desata una crisis diplomática

El presidente argentino dice que la esposa de su par español «es corrupta» y se burla sobre sus días de reflexión. El Gobierno habla del «peor momento de la relación bilateral» y llama a consultas a su embajadora en Buenos Aires. La cumbre de Vox en Vistalegre junta a Le Pen, Meloni y Orban.

Milei, en un momento de su intervención en el acto de Vox en Vistalegre.
Milei, en un momento de su intervención en el acto de Vox en Vistalegre. ( A. Pérez Meca | Europa Press)

En el camino entre el metro y el Palacio de Vistalegre se veían muchas banderas españolas y argentinas. En el gran encuentro organizado por Vox se suelen ver las rojigualdas pero lo inusual eran las albicelestes. Desde el Mundial de Qatar no se veían esos colores poblar algunas calles madrileñas. Esta vez Messi no tenía nada que ver y el motivo era la participación de Javier Milei como estrella absoluta del encuentro de la derecha radical populista en Madrid.

Convertido en icono pop del trumpismo y adláteres en el Estado español, el presidente argentino fue invitado a participar del Viva 2024, una cumbre de tres días organizada en el distrito obrero de Carabanchel y que este domingo tuvo su jornada principal con la participación de líderes ultras como la francesa Marine Le Pen, el portugués André Ventura, el chileno José Antonio Kast, la conversación telemática de la primera ministra italiana Georgia Meloni y del húngaro Viktor Orban, y por si fuera poco, enviados de Donald Trump y Benjamin Netanyahu.

Pero el momento cenit para los 11.000 activistas fue la aparición de Milei, que se declara amigo personal de Santiago Abascal. «Es un imperativo moral venir a acompañarlo», había dicho el argentino el viernes pasado, dejando en claro así que el viaje era de motivos personales, a pesar de haber sido pagado con dinero público. Su única agenda oficial en territorio español fue el encuentro con 15 empresarios el sábado en la residencia del embajador.

Marine Le Pen, en su intervención en el acto de Vox en Vista Alegre. (A. Pérez Meca / Europa Press)

En la víspera había dado una estridente ponencia para presentar su libro, aupado por dirigentes de Vox, por Esperanza Aguirre y el excomunista y hoy alfil del nacionalismo jacobino español, Ramón Tamames. Nada más, ni siquiera un contacto con ministros del gobierno del país que visitaba, y mucho menos con el presidente del Gobierno Pedro Sánchez.

«Calaña» y «corrupta»

En el medio de su discurso en Vistalegre, mientras criticaba al socialismo y lo equiparaba con «muerte y violencia», argumentando que las personas de izquierda son «resentidas y envidiosas», ha insultado a Sánchez: «Qué calaña de gente, atornillada al poder... aún cuando tenga la mujer corrupta, se ensucia y se toma cinco días para pensarlo». Se refería a las denuncias (todavía sin pruebas pero con diligencia judicial abierto) contra la primera dama, Begoña Gómez, y su presunto tráfico de influencias, motivo por el cual Sánchez denunció ‘lawfare’ en su contra y pidió esos inéditos cinco días para reflexionar si renunciaba o no a fines de abril.

Todo el estadio se puso de pie, incluidos los políticos presentes, tras el exabrupto de Milei, que vino a incendiar las relaciones bilaterales que ya venían malheridas

Todo el estadio se puso de pie, incluidos los políticos presentes, tras el exabrupto de Milei, que vino a incendiar las relaciones bilaterales que ya venían malheridas: hace dos semanas el ministro Oscar Puente había llamado «mala persona» al presidente argentino y sugerido que lo había visto bajo el efecto del consumo sustancias, lo que provocó la rabiosa respuesta de la Casa Rosada en un comunicado en el que también mencionaba lo de Gómez y criticaba furiosamente al Gobierno español.

Tanto Madrid como Buenos Aires habían decidido rebajar la tensión al chispazo y dejarlo atrás. Pero Milei con lo dicho ha echado sal en la herida y en el peor contexto posible: ya de por sí se trataba de un hito que el presidente de Argentina visitara por primera vez el Estado español sin mantener contacto alguno con el Gobierno. Dos países que son hermanos y socios como pocos: el país con más ciudadanos españoles del mundo fuera del Estado español es Argentina (por migrantes y descendientes) y el capital español es el segundo inversor extranjero en la segunda economía sudamericana.

Además, ocurre a pocos días de las elecciones para el Parlamento Europeo el 9 de junio en las que la socialdemocracia se aproxima a una derrota por parte de la derecha y la extrema derecha, que como nunca antes pueden alcanzar la mayoría propia en Bruselas y decidir a las autoridades de la poderosa Comisión de la UE.

Albares responde

La respuesta de Sánchez no se hizo esperar: a las pocas horas del exabrupto de Milei, el ministro de Exteriores español, José Albares, he leído un comunicado en el que calificó de «gravísimas palabras» las de Milei, que «sobrepasan las diferencias ideológicas, sin precedentes en las relaciones entre dos pueblos unidos por fuertes lazos de hermandad».

«Es inaceptable que Milei insulte a España y a su Gobierno estando en España. Rompe las más elementales reglas de las relaciones internacionales. Ante la gravedad de lo ocurrido he contactado con los portavoces de los grupos parlamentarios para recabar su apoyo (...) Acabo de hablar con el alto comisionado Josep Borrell, y que me ha trasladado que considera esto un ataque a toda la Unión Europea», ha comentado. Además, ha llamado a consultas a la embajadora española en Buenos Aires ‘sine die’.

El ministro ha dicho además que el Partido Popular y Vox no se pronunciaron al respecto y ha opinado que Milei lleva así a la relación bilateral «a su momento más grave» y enfatizó que Madrid «exige disculpas públicas» y que en caso de no producirse tomarán «más medidas». También ha lamentado que el presidente argentino haya «abandonado las formas y el respeto» que demanda su cargo.

Lo de Albares, en un discurso televisado en directo en el infrecuente momento de un domingo al atardecer, tiene que ver con la polarización que busca el PSOE con la extrema derecha para remontar sus posibilidades en las elecciones europeas, en donde los conservadores le van ganando en las encuestas. La táctica, debe decirse, les ha funcionado bien en las recientes autonómicas de Catalunya.

El PP ha salido a desmarcarse de Moncloa: «El ministro que no nos llamó para informarnos de la posición en el Sáhara, Ucrania, Israel o Gibraltar llama hoy para que el PP defienda a Sánchez»

El PP ha salido a desmarcarse de Moncloa: «El ministro que no nos llamó para informarnos de la posición en el Sáhara, Ucrania, Israel o Gibraltar llama hoy para que el PP defienda a Sánchez de unas declaraciones del presidente argentino al que el Gobierno acusó de drogarse. No participamos de la hipérbole discursiva que pretenden incluir unos y otros».

Por su parte, Milei no ha defraudado a sus seguidores en su visita a Madrid. El viernes en la presentación de su libro en la sede del periódico La Razón ya había disparado varias de las frases que llaman la atención por su irreverencia e incorreción política. «La justicia social es aberrante porque implica violencia al quitarle a unos para darle a otros», fue una de sus ideas.

En la cumbre ultra fue más allá: dijo que «abrirle la puerta al socialismo es invitar a la muerte» porque es «maldito y cancerígeno» y que los izquierdistas «proyectan su miseria» porque están «llenos de odio». Afirmó también que le importa «un rábano las críticas de los zurdos (izquierdistas)» y que en su país lo critican solo ellos y los «periodistas ensobrados (corrompidos)».

Llamamiento a «la guerra cultural»

Interrumpido constantemente por aplausos y gritos de apoyo (sus frases irónicas, como que se sentía en sus comienzos «más solo que Adán el Día de la Madre», despertaban risas y euforia), Milei pidió a la derecha radical mantener «la guerra cultural» porque «no hay nada que temer» porque «siempre el bien se impone al mal». También se jactó de estar «cumpliendo a rajatabla lo prometido a los argentinos» y de estar «haciendo el ajuste mas grande de la historia humana», de 14% del PIB en cinco meses.

Entre los miles de asistentes al evento había centenares de argentinos con carteles, camisetas de fútbol y banderas. «Me devolvió las ganas de volver al país e intentar de nuevo», ha comentado Hugo a NAIZ. Sostenía con sus manos una pancarta y aplaudía efusivamente cada párrafo. Oriundo de Rosario, hace una década vive en Madrid y asegura que el líder ultra le hizo pensar en retornar.

«Lo admiro porque dice lo que piensa, nada de corrección política. Dicen que está loco pero a mí su tono me gusta, lo importante es que se anima a plantar cara a los comunistas», responde Martha, una toledana que fue con su marido a presenciar las tres jornadas de Vox.

Una bandera israelí entre rojigualdas en las gradas de Vistalegre. (Carlos Luja / Europa Press)

La retórica contra la inmigración ilegal y la Agenda 2030 ha dominado los discursos de todos los referentes de la derecha. También las críticas a las políticas ecologistas de la Comisión Europea y el portugués Ventura hasta se atrevió a criticar a las farmacéuticas y «el negocio de las vacunas», volviendo a la polémica de tiempos del Covid.

El ministro para la Diáspora del gobierno de Israel, Amichai Chikli, hizo una férrea defensa de la ofensiva sobre Gaza y acusó a Sánchez de querer «premiar» a Hamas dándole «justo en este momento un Estado propio a los palestinos».

Madrid fue sin dudas el puntapié de la campaña por el poder en Bruselas que se disputará el 9 de junio y tuvo como principal animador de ceremonia al excéntrico presidente que vino del lejano sur.