Como ya había anunciado hace días, la presidenta del Parlamento de Gasteiz, Bakartxo Tejeria, ha convocado para el 20 de junio la celebración del pleno de investidura del próximo lehendakari. Ha sido, como reglamentariamente corresponde, después de escuchar a la Junta de Portavoces y antes de levantar la sesión del brevísimo pleno en el que se ha aprobado por asentimiento el informe de la Comisión de Incompatibilidades que refleja que los 75 parlamentarios y parlamentarias son compatibles para ocupar sus escaños.
Esto supone que PNV y PSE se dan todavía cuatro semanas más para llegar a un acuerdo que haga lehendakari a su candidato, Imanol Pradales, para consensuar un programa de gobierno que refleje sus acuerdos y sus desacuerdos, y para cerrar el reparto de consejerías y competencias en el próximo Ejecutivo.
Antes, el 14 de junio, termina el plazo de presentación de candidatos a lehendakari y para entonces se sabrá cuántos optan a la investidura y, por tanto, se conocerá la decisión de EH Bildu de si presenta o no a Pello Otxandiano para confrontar su modelo político y de país con el candidato de la coalición PNV-PSE.
Durante estas negociaciones, tanto el PNV como el PSE, aseguran estos días que las negociaciones «van bien». Señalan que incluso avanzan más rápido de lo esperado y que hay bloques de materias que ya se han cerrado.
La «resaca» y lo dicho en campaña
Pese a este mensaje de optimismo, los plazos se dilatan. Es habitual que durante las campañas electorales el Parlamento de Gasteiz aletargue sus debates, para que las necesidades partidistas de cada grupo no contaminen las búsquedas de acuerdo. Pero cabe destacar que mientras en Catalunya el 10 de junio, justo al día siguiente de acudir a las urnas en los comicios europeos, se celebrará el pleno para elegir la Mesa del Parlament, una sesión trascendental, en la CAV los partidos que quieren gobernar han decidido que toda esa semana será de «resaca», posponiendo aún más la investidura.
Mientras en Catalunya el pleno que arranca la legislatura se ha convocado el 10 de junio, un día después de las europeas, en la CAV los partidos que quieren gobernar han pospuesto aún más la investidura
También cabe recordar que aunque para no hacer una ronda de contactos con todos los partidos antes de empezar las negociaciones entre los dos, PNV y PSE han aducido que su apuesta por el pacto común ya se expresó durante la campaña, lo cierto es que durante aquellos días cada una de las formaciones se afanó en entrevistas y debates por tratar de reforzar su propio espacio destacando las diferencias con el otro.
Por ejemplo, el candidato jeltzale, Imanol Pradales, intentó hacer calar en su electorado que el PSE no era de fiar del todo, puesto que las veleidades de Pedro Sánchez pudieran acercarle a otro tipo de coalición, y acuñó incluso el término «pamplonada» en referencia a la moción de censura contra UPN en Iruñea que hizo alcalde a Joseba Asiron.
Mientras que su futuro socio, Eneko Andueza, declaraba en su entrevista en este mismo medio que «tengo muy claro que el PNV no se cree las políticas de vivienda», insistía en no dar por hecho el pacto con los jeltzales porque «¿quién nos dice que no pueda ocurrir lo mismo que en 2011 en Gipuzkoa, cuando EH Bildu ganó las elecciones y el PNV decidió dejarle gobernar?». Es más, el secretario general del PSE insistía en que «yo no daría nada por hecho, porque no solo es formar un gobierno, sobre todo es acordar un programa que responda a las necesidades reales. Y el PSE tiene muy claro que no va a participar en ningún proyecto que nos haga perder el tiempo y que, además, va a ser muy exigente, porque Euskadi tiene retos de una magnitud inmensa, que van a requerir respuestas que nosotros tenemos muy claras, pero otros partidos parece que no».
Todas esas suspicacias y desacuerdos se evaporaron en cuanto los resultados electorales dieron a la suma de PNV y PSE mayoría absoluta, aunque con EH Bildu empatado a 27 escaños con los jeltzales. A la semana de las elecciones, delegaciones de ambos partidos iniciaron sus reuniones en Sabin Etxea, con la novedad de que entre los enviados del PNV estaba Bakartxo Tejeria, de nuevo presidenta del Parlamento y convocante del pleno de investidura.