Varias veces al día, de acuerdo con el reparto realizado por la Junta Electoral, suena en la radio pública de la CAV una cuña con este mensaje: «¿Hasta cuándo? ¿Por qué a sus socios todo y a mi nada? ¿Eso es igualdad? ¿Cuándo van a dejar de tomarme el pelo? ¿Para esto he trabajado toda mi vida? ¿Nos está mintiendo a la cara? ¿Más y más impuestos para esto? Todos nos hacemos las mismas preguntas y todos tenemos una respuesta. El próximo 9 de junio tu voto es la respuesta. Vota PP».

Dado que se tratan de unas elecciones europeas, el PP debería cuidar lo que dice, no vaya a ser que Ursula von der Leyen, presidenta del «Gobierno» de la UE, compañera del Partido Popular Europeo, entienda que los de Alberto Núñez Feijóo se le han pasado a la oposición, y además acusándola de amiguismo, de tomar el pelo a los europeos, de estar mintiendo a la ciudadanía y, fíjense, hasta de malgastar los impuestos que pagamos. En realidad, la candidata alemana a seguir mandando en la UE habrá entendido que el PP tiene desviado su punto de mira, que no apunta a Bruselas sino a la Moncloa.

El PP sigue con su apuesta de riesgo, y presenta la cita en las urnas del 9 de junio como una manifestación de esas con rojigualdas que organizan en Madrid. «Hemos salido a las plazas» y «ahora, las elecciones al Parlamento Europeo son la oportunidad de que nuestra voz resuene con toda la fuerza de la razón». Así reza la propaganda que nos ha metido en los buzones a los electores de la CAV con la firma de Javier de Andrés Guerra, junto a la de Alberto Núñez Feijóo y Dolors Montserrat.

Poco que ver con nuestras necesidades como ciudadanía europea y nada con nuestras aspiraciones como vascas y vascos. Tan solo la obsesión del equipo de Feijóo por llegar a la Moncloa antes de perderse en el laberinto de los Milei, Abascal, Netanyahu y Meloni, no vaya a ser que la salida que encuentre sea la de la puerta de la sede de Génova viendo cómo allí se instala Isabel Díaz Ayuso.