Ainara Lertxundi
GARAren edizio taldeko kidea / Miembro del equipo de edición de GARA
Elkarrizketa
Olga Rodríguez
Periodista especializada en Oriente Medio y derechos humanos

«Quieren que nos acostumbremos a este genocidio en Gaza»

La periodista Olga Rodríguez ha cubierto escenarios como la invasión de Irak en 2003 –estaba junto al cámara José Couso en el Hotel Palestina en el momento del ataque de EEUU–, las revueltas árabes, la ocupación de los territorios palestinos. En entrevista a NAIZ, denuncia el genocidio en Gaza.

La periodista Olga Rodríguez visitó recientemente Donostia donde impartió una charla sobre memoria histórica.
La periodista Olga Rodríguez visitó recientemente Donostia donde impartió una charla sobre memoria histórica. (Gotzon ARANBURU | FOKU)

Ha cubierto el conflicto en Palestina en diferentes momentos. ¿Cómo ve la criminalización de las protestas estudiantiles a las que usted también se ha unido?

Con mucha frustración. Una y otra vez vemos que las críticas a la violación del derecho internacional por parte de Israel son contestadas por éste y por todos sus aliados con acusaciones de antisemitismo.

Hemos visto cómo la relatora especial de la ONU para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, ha sido acusada de antisemitismo no solo por Israel, sino también por un portavoz de la Casa Blanca por su informe “Anatomía de un genocidio”.

O cómo la Corte Penal Internacional de Justicia y el Tribunal Penal Internacional ha sido  tachados de antisemitismo. Estamos hablando de los dos máximos tribunales del mundo. Voces judías también están siendo acusadas de antisemitismo.

«Es la primera vez en la historia de la humanidad que estamos contemplando en tiempo real un genocidio. Y, sin embargo, sigue siendo defendible por la tergiversación de que se está luchando contra el terrorismo»

El propio Jonathan Glazer, director de “La zona de interés”, ha sido tachado de antisemita por decir cuando recogió el Oscar que se «niega a que la ocupación israelí secuestre su judaísmo y el Holocausto».

El director judío israelí Yuval Abraham –quien en la Berlinale ganó junto al palestino Basel Adra el premio a Mejor Documental por No Other Land– ha recibido amenazas por denunciar el apartheid israelí y pedir un alto el fuego.

Al antisemitismo se le une la acusación de «terrorista».

Desde el primer día, Israel ha defendido que ‘todos los palestinos apoyan a Hamas, por tanto, todos los palestinos son terroristas’. Bajo ese presunto derecho a defenderse está ocupando territorio palestino y llevando a cabo una masacre.

Es la primera vez en la historia de la humanidad que estamos contemplando en tiempo real un genocidio. Y, sin embargo, sigue siendo defendible por la tergiversación de que se está luchando contra el terrorismo. Es una falacia.

«Es la primera vez que no podemos entrar en Gaza. Pensaban que con ello iban a tener controlado el mensaje y el relato»

Hay algo muy peligroso en esto y es la normalización del asesinato extrajudicial. Todo aquel potencialmente sospechoso de ser terrorista es bombardeado junto a toda su familia y vecindario.

¿Dónde están las herramientas democráticas? No hay voluntad de negociación porque eso implicaría por parte de Israel ceder y renunciar a su ocupación ilegal. Por eso elige guerra. Y mientras siga siendo el niño mimado de EEUU y siga contando con su protección  podrá seguir haciéndolo.

Menciona EEUU, pero también en Europa tiene fuertes aliados como Gran Bretaña y Alemania –segundo proveedor de armamento a Israel–.

Desde el primer día, la UE ha dado vía libre a Israel. La relatora de la ONU para la libertad de expresión ha dicho que la crisis en Gaza se está convirtiendo en  una grave crisis de la libertad de expresión.

En su empeño por seguir defendiendo a Israel y seguir dando vía libre a la masacre, muchos países de la comunidad internacional occidental están limitando la libertad de expresión, la libertad de protesta y el derecho internacional.

Uno de ellos es Alemania, prohibiendo protestas, manifestaciones, estigmatizando y criminalizando el apoyo al pueblo palestino o la crítica a Israel. Recientemente, canceló a la filósofa judía Nancy Fraser por firmar un manifiesto en contra de la ocupación.

¿Dónde están las herramientas democráticas? No hay voluntad de negociación porque eso implicaría por parte de Israel ceder y renunciar a su ocupación ilegal»

Cuando ya había más de 7.000 palestinos muertos, el primer ministro alemán dijo que Israel cumple el derecho internacional y que estaba convencido de que iba a seguir haciéndolo.

La posición alemana, la estigmatización y criminalización de la protesta y de la defensa de derechos fundamentales y de derechos humanos es muy preocupante.

Hay un proceso de deshumanización. La judía alemana Hannah Arendt teorizó sobre la banalidad del mal, la capacidad para deshumanizar a sectores específicos de la población. Es una característica de nuestros tiempos.

Estamos viendo bombardeos de hospitales, de escuelas de la Unrwa, de campos de desplazados, fosas comunes... ¿dónde queda el derecho internacional humanitario?

La Carta de Derechos Humanos de las Naciones Unidas es el andamiaje sobre el que se construye el mundo tras la Segunda Guerra Mundial con la tesis de que con esta carta se iba poder evitar otra barbaridad como el Holocausto.

Sabemos que siempre ha habido un doble rasero, no seamos ingenuos. Pero ahora, por primera vez, se ha pasado de la hipocresía al cinismo; antes se disimulaba, ahora ya no hace falta hacerlo.

«Vivimos en un momento de belicismo y de militarización de las mentes. Nos están diciendo que la única vía es la de la guerra. Nosotros o ellos»

En una situación de crisis tan grave como ésta, desde la sociedad civil debemos ser capaces de darle la vuelta y exigir que después de esto salga un orden internacional más reforzado, con unas Naciones Unidas nuevas, con un sistema de voto diferente, en el que las dinámicas no sean de imposición de los cinco grandes sino que haya respeto entre los estados.

¿Cómo ve la cobertura de conflictos como el de Gaza?

Hay un periodismo que siempre se ajusta a la línea oficial y que actúa de correa de transmisión. En 2003, había armas de destrucción masiva, ahora Israel se está defendiendo. Ya está. El periodismo que intenta contrastar los hechos, lo cual implica actuar como vigilante del poder y de los posibles abusos del poder, siempre va a recibir una gran presión y va a estar condenado a la estigmatización.

En 2003, con la invasión y ocupación de Irak, aquellos periodistas que desde EEUU trataron de hacer un periodismo honesto fueron totalmente estigmatizados. Sin embargo, aquellos que publicaron una mentira tras otra recibieron premios.

«En una situación de crisis tan grave como ésta, desde la sociedad civil debemos ser capaces de darle la vuelta y exigir que después de esto salga un orden internacional más reforzado»

Pasa lo mismo con Ucrania. Si hay periodistas que informan de todo, se les critica y se les llama ‘putinista’. Lo mismo ocurre con Israel y Gaza con una serie de particularidades.

Es la primera vez que no podemos entrar en Gaza. Pensaban que con ello iban a tener controlado el mensaje y el relato, pero los periodistas de Al-Jazeera y de otros medios palestinos están haciendo un trabajo excelente y han roto ese relato único usando en muchos casos las redes sociales.

Afirma que hay mucho desconocimiento sobre la población palestina y sobre Hamas, al que en Occidente se presenta como «terrorista»…

Tenemos que tener claro que Hamas no es causa, sino consecuencia. Nace al calor de la primera Intifada palestina después de décadas de opresión y de ocupación, al igual que Hizbulah nace a raíz de la invasión ilegal israelí de Líbano. Esto es importante entenderlo, no para justificar, sino para explicar la realidad.

Tras los ataques del 7 de octubre, la académica judío israelí y profesora en una Universidad de Jerusalén Nurit Peled dijo en un chat interno de profesores citando a los filósofos Frantz Fanon y Jean-Paul Sartre, que ‘cuando la bota de hierro del opresor aplasta durante años o décadas al oprimido, si una mañana este último puede abrir un rabillo del ojo, ¿qué mirada esperas ver?’. Y ella añadió: ‘Hemos visto esa mirada’. Alguien lo filtró al rector y fue suspendida temporalmente en la universidad cuando lo único que estaba haciendo era tratar de analizar el 7 de octubre.

«Lo estoy viviendo con mucho dolor, con amigos y amigas muertos, con amigas que han perdido hijos muy pequeños, con gente que intenta salir todos los días»

Hamas es una organización heterogénea. Hay gente laica que ha votado a Hamas porque a lo largo de las décadas se han ido cerrando puertas a todas las opciones. Es más, en un primer momento Israel favoreció el desarrollo de Hamas en detrimento de otras organizaciones laicas.

Todo ha sido obstaculizado por Israel, que busca implantar un escenario de guerra perpetua a través del cual pueda implantar su ocupación, la anexión de territorios y la negación de derechos.

En ese proceso de deshumanización de la población árabe-musulmana, en general, y de los palestinos, en particular, en los últimos años se han ido justificando todo tipo de barbaridades.

Vivimos en un momento de belicismo y de militarización de las mentes. Nos están diciendo que la única vía es la de la guerra. Nosotros o ellos. Y algo tan burdo como eso está calando.

¿Cómo está sobrellevando la situación a nivel personal?

Por un lado, con mucha frustración por no poder estar allí. Es la primera vez que no podemos entrar. Tampoco se puede estar en la parte egipcia.

«Hay un montón de hechos que no han sido grabados, con lo cual, nunca los conoceremos»

Y, por otro, con mucho dolor, con amigos y amigas muertos, con amigas que han perdido hijos muy pequeños, con gente que intenta salir todos los días. Para salir necesitan o un buen contrato de una empresa internacional o de una universidad, o si no hay una gran empresa de un millonario egipcio amigo del presidente Al-Sissi que está haciendo negocio con esto y que está pidiendo entre 5.000 y 10.000 dólares por cabeza para permitir que salgan de Gaza a Egipto, donde no tienen ningún tipo de recurso ni amparo.

Como en los juegos del hambre, los palestinos de Gaza hacen un crowfounding a través de redes y de plataformas. Es realmente perverso.

¿Por qué la cuestión palestina es tan importante?

Porque toda la comunidad internacional está involucrada enviando armas y protegiendo a Israel políticamente, diplomáticamente y militarmente. La UE ni siquiera ha suspendido su acuerdo preferencial con Israel. Ante ello toca decir alto y claro desde todos los sectores ‘no en nuestro nombre’.

Lo que estamos viendo en Gaza es la punta del iceberg. Hay un montón de hechos que no han sido grabados, con lo cual nunca los conoceremos. Incluso viéndolos ya no son un escándalo, como sí lo fueron las imágenes de la cárcel de Abu Graib en Irak. 

En la película ‘La zona de interés’ de Jonathan Glazer –la historia del comandante de Auschwitz Rudolf Höss y su esposa, que viven al lado del campo de concentración– oyen el ruido del genocidio mientras ellos están en su mansión plácidamente. Quieren que nos acostumbremos a este genocidio, aplaudido por la extrema derecha mundial.

Pero tampoco vemos en esta cuestión una discrepancia muy grande entre Trump y Biden –ambos cierran filas a favor de Israel–, ni entre el primer ministro británico y el Partido Laborista, ni entre Macron y Le Pen, ni entre Meloni y Trudeau. Hay una unanimidad que no habíamos visto en otros escenarios. En 2003 hubo gobiernos que se opusieron a la invasión ilegal de Irak. ¿Dónde está esa Europa?