Elkarrizketa
Karlos Ioldi e Idoia Martínez
Harrera Elkartea

«Harrera ha ayudado ya a 450 personas pero ahora hay que afrontar nuevas necesidades»

Harrera Elkartea cumple doce años de asistencia a quienes vuelven de prisión, exilio o deportación, con una línea de trabajo asentada y un plan de atención integral en el horizonte. Karlos Ioldi e Idoia Martínez detallan el relevo en su dirección y animan a cooperar con esta causa imprescindible.

Idoia Martínez y Karlos Ioldi, en la entrevista.
Idoia Martínez y Karlos Ioldi, en la entrevista. (Gorka Rubio | Foku)

Harrera Elkartea celebró hace dos semanas en Zarautz su asamblea anual. Hay cambios de personas y cierto relevo generacional para dar continuidad a un trabajo de doce años, en un contexto de nuevas necesidades por realidades como el tercer grado, el 100.2, la edad cada vez más avanzada de quienes retornan a la calle... Karlos Ioldi, que ha sido vicepresidente de la asociación, detalla qué se ha conseguido hasta la fecha mientras Idoia Martínez, nueva secretaria, apunta algunas pistas sobre el futuro. Ambos conocen en carne propia la dura realidad del retorno a casa tras muchos años. Eba Ferreira sigue como presidenta.

Empecemos por hacer balance. ¿Para qué surgió Harrera y en qué contexto?

Karlos Ioldi: Durante décadas ha habido en Euskal Herria generaciones y generaciones que han padecido cárcel, exilio y deportación. Son personas que por ese sufrimiento han recibido un cariño especial, no solo por parte de quienes estaban de acuerdo ideológicamente con ellos. Pero ¿qué pasaba cuando volvían? Los primeros días o meses recibían el calor de todas ellas, pero al final se quedaban con su entorno más cercano.

Idoia Martínez: Parece que al volver de la cárcel o el exilio se acaban todos los problemas. Y es cierto que en cada vuelta hay una celebración, pero luego viene la vida diaria y acarrea muchos problemas. Esto necesita un proceso, familiar, material, económico, sicológico...

K.I: Cuando empezamos, la izquierda abertzale estaba desarrollando un debate, crudo y tensionado como lo son todos los debates, y había que llevar adelante este proyecto con convicción, con determinación, había que vivirlo. Recuerdo que en Zarautz se crearon las líneas maestras de lo que hoy es Harrera: la definición jurídica (al final se optó por asociación en lugar de fundación), la captación de socios (a día de hoy tenemos unos 2.600)... Se han ido fijado también otros criterios como que todo aquel que trabaje o sea responsable de Harrera debe ser socio y tener capacitación para hablar en euskara.

Hemos tocado muchas puertas. Recuerdo que al principio acudimos a Nestor Basterretxea porque pensamos que nuestro presidente tenía que ser una persona reconocida a nivel social pero políticamente no marcada. Nos dijo que no podía asumir el cargo por cuestiones de edad, de hecho falleció a los dos años, pero colaboró haciendo un par de logos... Andoni Iturriotz fue nuestro primer presidente, le estamos muy agradecidos. En aquellos tiempos no teníamos nada; la dirección era la casa de un representante de Harrera.

Ioldi: «Cuando hemos necesitado ayuda institucional, no hemos tenido reparo en reclamarla a nivel superior, y se ha entendido»

 

Justo en esa época UPyD, en los tiempos de Rosa Díez, instó a la Fiscalía a ilegalizarnos: pasamos momentos duros con el Servicio de Información detrás, estuvimos con el fiscal Calparsoro para explicarle nuestra labor... y al final aquello se archivó. El lehendakari Urkullu nos ayudó, él sabe por qué hago esta mención. En general, diría que cuando hemos necesitado ayuda institucional, no hemos tenido reparo en reclamarla y lo hemos hecho a nivel superior, con máximos responsables, incluso algún delegado del Gobierno español. Se ha entendido que este es un asunto necesario de abordar, no una cuestión política ni algo que afecte solo a la izquierda abertzale.

Junto a ello, Harrera no sería Harrera sin la complicidad de las tres personas que la hemos llevado adelante hasta ahora: conmigo han estado Jon Ugarte y Josu Amantes, aparte de compañeros de vivencias carcelarias antes y de trabajo más tarde, somos amigos. Estamos muy agradecidos a los socios, a todas las personas que nos han abierto puertas... Con todo ello hemos podido ayudar a mucha gente.

¿A cuánta? ¿Y de qué modo?

K.I: Calculamos unas 450 personas. Ayudas de todo tipo: encontrar trabajo, piso, sicólogos, oftalmólogos, odontólogos, sacar el carnet de identidad o de conducir... Recuerdo que cuando empezamos estuvimos con Coiste, la asociación de voluntarios del IRA, y nos dijeron que ellos tenían un teléfono rojo 24 horas al día. El nuestro no era rojo, pero sí hemos tenido un móvil 24 horas al día.

Ioldi: «Cuando llevábamos dos o tres meses ya hubo quien nos dio lo que había heredado»

 

El tema de encontra trabajo es vital. Desde el principio estuvimos con empresarios para explicarles nuestro proyecto y ese arranque no fue fácil. Pero ahí han ido surgiendo relaciones naturales. También hay gente que nos ha dado su herencia, incluida una monja que se fue a Estados Unidos. Cuando apenas llevábamos dos o tres meses ya hubo quien nos dio lo que había heredado. La gente se da cuenta de esta necesidad de ayudar. El mayor problema actual son las pensiones...

¿En qué sentido?

K.I: Estas personas, por su trayectoria, no han cotizado o han cotizado muy poco. Por tanto, llegan a la edad de jubilación y no tienen el mínimo para cobrar una pensión. El problema es mayor en el caso de las mujeres, que encuentran más problemas para encontrar trabajo.

I.M: La vuelta de la cárcel o el exilio se está haciendo en edades muy avanzadas, con enfermedades crónicas, pocas posibilidades de encontrar trabajo, años cotizados insuficientes... Quizás resulte paradójico, pero es así: como cada vez hay menos presos, hay también cada vez más necesidades porque hay más expresos y exexiliados.

Martínez: «Suena paradójico, pero al haber cada vez menos presos también hay más expresos y exexiliados, más necesidades»

 

K.I: Estar en prisión en la época de Franco se computó como cotizable; ya sabemos que hoy políticamente es algo imposible porque la derecha no lo permitiría pero yo quiero recordarlo. Hay otras fórmulas, como la llamada ‘ley del paréntesis’, que ya se ha aceptado en el TSJPV en un caso que ha ganado el abogado Álvaro Reizabal: si una de estas personas ha cotizado algo antes de entrar en prisión, el tiempo de encarcelamiento no se tiene en cuenta y eso facilita una jubilación. Aunque son pocos casos porque en la mayoría no se cotizó nada antes...

Idoia Martínez será la secretaria de Harrera tomando el relevo entre otros de Karlos Ioldi, que ha sido vicepresidente desde el inicio. (Gorka Rubio | Foku)

En la asamblea de Zarautz se han aprobado cambios en la dirección, ¿con qué objetivo?

K.I: En nuestros estatutos figuraba hasta hace dos años que Harrera ayudaría a toda persona que acabara condena. La situación ha ido cambiando por las decisiones del Colectivo, conjuntas con las estrategia de la izquierda abertzale, que conllevan la asunción del marco penitenciario, se ha terminado la dispersión, se produce la transferencia de la competencia al Gobierno Vasco... Creemos que esta situación requiere de un relevo en Harrera, porque es más idóneo que las personas que ya han vivido esta nueva situación sean quienes afronten este trabajo. La misma confianza que nos dieron a nosotros hace doce años la damos nosotros también a la nueva dirección. Con ella se solventa además el déficit de paridad que hemos tenido. A partir de ahí nosotros estamos para aportar la experiencia y apoyar en lo que se pueda, porque el objetivo no es otro que ayudar a estas personas que vuelven.

I.M: El fin de la dispersión y la asunción de competencias han generado un cambio. Como dice Karlos, las labores de Harrera ya se ampliaron porque hay situaciones nuevas a las que hacer frente. Hay que responder a cuestiones como el transporte para ir y volver de la cárcel, las comidas, tener un sitio donde darte una ducha o descansar... son necesidades nuevas que van surgiendo. Por ejemplo, Harrera ya dispone de un piso para ello.

¿Qué tienen en mente?

I.M. La idea nuestra es hacer un acompañamiento integral en la vuelta a casa, para que sea en las mejores condiciones posibles. Nuestra idea es profundizar en lo que ha hecho Harrera hasta ahora, porque lo ha hecho perfectamente, y también intentar hacer frente a esas nuevas necesidades. Pretendemos presentar ese plan en el mes de noviembre en una asamblea extraordinaria de Harrera y entonces daremos más detalles.

Martínez: «Tomamos como referencia al movimiento feminista y su principio de ‘bizitzak erdigunera’; Harrera también es el cuidado colectivo»

 

Pensamos también que tendremos que abrirnos a nuevos sectores, puesto que el volumen de ayuda a asumir va a ser cada vez más grande. Invitamos a todas las personas que simpatizan con ese trabajo a hacerse socias, porque esta labor de asistencia es costosa.

También subrayamos la idea de dignificar la vida de todas las personas que han sufrido cárcel o exilio por el conflicto político, y aquí tomamos como referencia al movimiento feminista y su principio de «bizitzak erdigunera». Porque Harrera también es el cuidado colectivo, el cuidado de nuestra comunidad.