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La Fiscalía mantiene una petición de 22 años para la acusada de matar a una anciana en Zumaia

La Fiscalía mantiene una petición de 22 años de prisión para la mujer que está siendo juzgada en Donostia acusada de matar a la anciana que cuidaba en Zumaia, que defiende su inocencia.

Los hechos están siendo enjuiciados en la Audiencia de Gipuzkoa.
Los hechos están siendo enjuiciados en la Audiencia de Gipuzkoa. (Unanue | EUROPA PRESS)

La quinta y última sesión del juicio que comenzó el pasado 31 de mayo en la Audiencia de Gipuzkoa contra una mujer acusada de matar a la anciana nonagenaria que cuidaba en Zumaia ha terminado con las palabras de la procesada, que ha defendido su inocencia. «Lo que hice fue para ayudarla, la tenía mucho cariño», ha aseverado. La mujer cuenta con el apoyo de dos de los tres hijos de la anciana, que han rechazado ejercer ningún tipo de acusación contra ella y que han puesto en valor durante el procedimiento su labor.

Previamente las partes han expuesto sus conclusiones finales. La Fiscalía, que solicita 22 años de prisión para esta mujer por asesinato, mantiene su acusación y ha pedido al jurado popular «apartarse de cualquier elemento emocional y subjetivo», puesto que los testigos que han comparecido en la vista, como los hijos de la fallecida, «no presenciaron los hechos» juzgados, sino «el resultado y, además, el escenario había sido alterado» por la acusada, que limpió la cara de la anciana y el charco de sangre que había bajo su cama, lo que según el Ministerio fiscal «podría llevar a equívoco».

Precisamente, en la sesión del jueves, los forenses apuntaron a «la asfixia por sofocación» como causa de la muerte «violenta» de la anciana, compatible con habérsele tapado la cara con las manos. Además, el cuerpo presentaba golpes y hematomas por todo el cuerpo, algo que ha recordado el fiscal.

A su juicio, los testigos carecen «de información esencial» a la que el jurado sí ha tenido acceso, a través de los «datos objetivos proporcionados por expertos», como las fotos de la inspección ocular realizada por los agentes de la Ertzaintza o el informe de la autopsia.

Por ello, ha solicitado al jurado que «se centre en esos datos objetivos» que proporciona «la ciencia», para llegar «a un conocimiento basado en el saber, no en el creer». 

Ha recordado que la familia de la fallecida «solo tiene buenas palabras» para la procesada, pero «les faltan imágenes y datos». Así, ha sostenido que la cuidadora «pudo tener un trato muy cariñoso, pero no el más adecuado profesionalmente», como refleja que la anciana tuviera «numerosas lesiones y fracturas en el momento anterior a su fallecimiento».

Para el fiscal, «es evidente que el fin próximo era matar», pese a que «la gran incógnita» es el móvil del delito, algo que cree que «es irrelevante para la decisión del jurado», ya que la procesada ejerció la acción de «asfixiarla voluntariamente, a sabiendas que, si no respiras, mueres, aprovechándose que la anciana no podía defenderse» y que su «corpulencia y fuerza» le daban «una posición de superioridad».

Defensa: «Imposible que la quisiera perjudicar»

Por su parte, la defensa ha incidido en la inocencia de su cliente. No obstante, ha solicitado que si el jurado finalmente no lo cree así, se le condene por un delito de homicidio imprudente con pena de prisión de un año, ya que, ella «lo último que quería era acabar con la vida» de la anciana.

El letrado ha destacado que «no se considera probado que la acusada fuera la causante de la muerte» de la anciana y quienes la conocían «ven imposible que la quisiera perjudicar».

A ello ha añadido que la fallecida presentaba «un estado de salud muy débil, que empeoraba» e incluso sus hijos «empezaron a cuestionarse cuestiones relativas a su sedación», lo cual no llevaron a cabo porque la procesada se ofreció a «acompañarla hasta el final». De este modo, ha incidido en que para ellos el comportamiento de la cuidadora ha sido «ejemplar» y se han mostrado «indignados» por este juicio.

También ha indicado que la limpieza del lugar de los hechos «fue burda» porque «no se intentó ocultar, ni modificar nada» y los forenses «no pueden afirmar que la intención de la acusada fuera matar a la anciana», porque «no hay certeza absoluta» de ello.

El abogado defensor ha subrayado, asimismo, que «la más perjudicada con el fallecimiento de la anciana era la acusada, que perdía a una persona a la que quería, un trabajo cómodo en el que estaba a gusto» y donde vivía, al tiempo que ha recordado que «estaba a punto de renovar el permiso de residencia y trabajo», algo «complicado», por lo que es «absurdo», además, que decidiera poner eso «en riesgo» con una sentencia condenatoria y a poder ser expulsada del país.

Por todo ello, ha asegurado que su defendida no asfixió a la fallecida, «al menos no de manera consciente», y reaccionó «de la manera más rápida y mejor que pudo o supo» y su actuación «iba encaminada a salvar» a la fallecida.

El próximo lunes se entregará el objeto del veredicto al jurado popular.