Joseba Salbador Goikoetxea

Los aranceles a los coches chinos anticipan un aumento de precios

Los aranceles de hasta el 38% que la UE impondrá a los coches eléctricos chinos han despertado los temores de la propia industria europea, que cree que las restricciones supondrán un aislamiento más que una ayuda. También encarecerán los precios, volviendo a frenar la expansión del coche eléctrico.

Coches chinos esperan a ser embarcados en la ciudad portuaria de Yantai.
Coches chinos esperan a ser embarcados en la ciudad portuaria de Yantai. (AFP)

El desembarco en el mercado europeo de los coches eléctricos chinos ha llevado a las autoridades europeas a seguir los pasos de EEUU y Turquía, y esta semana han anunciado la implantación de aranceles con el objetivo de proteger a la industria automotriz del Viejo Continente.

La Comisión Europea, con su presidenta en funciones Ursula von der Leyen a la cabeza, puso en marcha en octubre una investigación de los subsidios estatales del Gobierno chino, al considerar que los mismos están distorsionando el mercado. «Los mercados globales están inundados con coches eléctricos chinos más baratos y su precio se mantiene artificialmente bajo gracias a los enormes subsidios estatales», aseguró la jefa del Ejecutivo en la sede del Parlamento europeo.

Los resultados de dicha investigación, conocidos esta misma semana, concluyen que la cadena de suministro de vehículos eléctricos «se beneficia, en gran medida, de subvenciones injustas en China», lo que representa «una amenaza previsible e inminente a la industria de la UE».

Por ello, la Comisión Europea ha anunciado su intención de añadir a las restricciones comerciales actuales del 10% unas nuevas del 17,4% en el caso del fabricante BYD; del 20% en el caso de Geely y del 38,1% en el de SAIC, las tres empresas que la Comisión ha incluido en su investigación. Estas tasas, que entrarían en vigor el 4 de julio, no afectarían a la producción de los vehículos eléctricos que esas empresas fabrican en plantas situadas en la UE, pero sí a la de las marcas europeas y americanas, como Tesla, que ensamblan sus coches en China.

El anuncio de la Comisión Europea ha generado posiciones encontradas en los difetentes gobiernos estatales. Así, mientras los estados francés y español apoyan la medida, el canciller alemán, Olaf Scholz, advierte de los peligros que puede suponer para la economía europea, al señalar que estas políticas encarecen los productos y empobrecen a la sociedad.

Asimismo, la asociación alemana de la industria de la automoción (VDA) califica los aranceles como un «obstáculo», ya que «no son adecuados para reforzar la competitividad de la industria europea». En este mismo sentido, el presidente del consejo de administración de BMW, Oliver Zipse, sostiene que los aranceles son «el camino equivocado» y que la Comisión Europea «está dañando a las empresas europeas y a los intereses europeos». A juicio del máximo responsable de Grupo BMW, el proteccionismo comercial podría poner en marcha una espiral, en la que los aranceles generarían nuevos aranceles y aislamiento.

Y es que BMW fabrica el SUV eléctrico iX3 y el Mini Cooper eléctrico en China para el mercado de la Unión Europea, al tiempo que exporta sus modelos BMW 4, 6, 7, i7 y 8 a China desde Alemania.

Entretanto, la sueca Volvo, propiedad de la china Geely y una de las más expuestas al alza de aranceles, ha comenzado a trasladar a Bélgica la producción de algunos modelos eléctricos que hasta ahora fabricaba en el país asiático, como el EX30 y el EX90, con el fin de evitar este impuesto.

Y es que la imposición de restricciones comerciales supondrá el encarecimiento de los coches fabricados en China (6.000 euros de media), algo que afectará directamente al bolsillo de los usuarios, pero también a los planes europeos de impulsar la electrificación del parque automovilístico para prohibir en 2035 la venta de coches de combustión.

Referencia, 25.000 euros

Aunque es cierto que los eléctricos procedentes de China son más competitivos, tanto en equipamiento tecnológico como en precio, lo cierto es que este último aspecto está empezando a cambiar. La amenaza china ha hecho que algunos fabricantes europeos se hayan puesto las pilas y ya estén ofertando modelos que no llegan a los 25.000 euros.

Es el caso del Dacia Spring, un utilitario de 45 CV y 230 kilómetros de autonomía que se vende a un precio imbatible de 17.890 euros (sin contabilizar ayudas); del Citroën ë-C3, que acaba de llegar con un motor de 113 CV y 320 kms de autonomía, cuyo precio parte de 23.800 euros; o del Renault 5 eléctrico, de 95 CV y 300 kms de autonomía, que se comercializará en breve por 25.000.

En realidad, en este momento no existe ningún modelo eléctrico chino que ofrezca esos precios. El más barato es el MG4, que cuesta 25.480 euros, aunque su potencia es mayor (170 CV) y su autonomía llega hasta los 350 kms. Y de ahí nos vamos al BYD Dolphin, que cuesta 31.980 euros, aunque su autonomía alcanza ya los 427 kilómetros.

Sí se pueden encontrar coches chinos por debajo de los 25.000 euros, pero en el segmento de los híbridos o de los motores de combustión.