En Gaza, los palestinos viven en las ruinas de edificios destruidos o tiendas de campaña alrededor de gigantescas pilas de residuos, y aun así sin poder acomodarse, amenazados con tener que volver a huir constantemente.
La directora de proyectos de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa) ha descrito las desastrosas condiciones de vida en la Franja de Gaza después de haber regresado a Jan Yunis el pasado miércoles, cuatro semanas después de haber salido del territorio palestino.
A través de un enlace de vídeo, Wateridge denunció que «esto es verdaderamente insostenible» y subrayó que durante las cuatro últimas semanas la situación se ha deteriorado considerablemente.
«Es peor que nunca. Y no tengo ninguna duda de que mañana será aún peor», ha afirmado.
Ha relatado que ha sentido una conmoción al regresar a Jan Yunis al darse cuenta del nivel de destrucción de la Franja.
Los edificios bombardeados quedaron reducidos a «esqueletos, o incluso a nada. Todo está en ruinas, pero la gente vuelve a vivir allí».
«No hay agua, ni saneamiento, ni comida. Y ahora la gente vuelve a vivir en estos edificios que son cascarones vacíos», explica.
Y cada vez les llega menos ayuda del exterior. Wateridge destaca que las dificultades para transportar combustible a Gaza y distribuirlo de manera segura en el territorio palestino están afectando la capacidad de garantizar la entrega de ayuda humanitaria. «Sin combustible, la asistencia humanitaria realmente se detiene», advierte.
A unos 150 metros de distancia de la casa desde donde habla se acumula una pila de unas 100.000 toneladas de residuos, rodeada de tiendas de campaña.
«La población vive en medio» de todo esto, y recuerda que el aumento de las temperaturas de los últimos días empeora las condiciones de vida, lamentó.
Según Wateridge, antes de que Israel comenzara la agresión contra Gaza, las unidades de saneamiento retiraban la basura de los campos de refugiados hacia los vertederos.
Pero las solicitudes a las autoridades israelíes para acceder a los vertederos son rechazadas. E incluso cuando se permite el acceso, los camiones no pueden entrar para retirar los residuos por falta de combustible.
Además, destaca que la inseguridad alimentaria tiene un efecto visible en la población.
«Mis compañeros, mis amigos aquí, son irreconocibles: cuando tienes un acceso tan limitado a los alimentos durante un período de tiempo tan largo, empiezas a envejecer, te ves poco saludable, tu piel cambia de color», indica.
«Esperando la muerte»
El jueves se produjeron las primeras evacuaciones médicas de Gaza al vecino Egipto desde que se cerró el cruce fronterizo de Rafah a principios de mayo, cuando las fuerzas israelíes asaltaron la ciudad palestina y tomaron el control del lado palestino del cruce.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unos 10.000 pacientes necesitan salir de Gaza para recibir tratamiento.
Wateridge señala que uno de sus colegas de la Unrwa, Abdullah, se encuentra entre los pacientes que esperan una evacuación médica. Herido en un ataque israelí, le amputaron las piernas a finales de febrero. Luego pasó varias semanas en el devastado Hospital Al Shifa, que alguna vez fue el complejo hospitalario más grande de Gaza, cuando estaba bajo asedio.
Pasó dos meses esperando en una tienda médica, «algunos días esperando la muerte. Muchas veces estuvo a punto de perder la vida», señala.
El golpe final para hacer Gaza inhabitable
El problema de los residuos se suma a la destrucción de todas las infraestructuras civiles del territorio. El suministro de agua –ya precario antes de octubre–, el sistema de salud, el saneamiento, la energía, las comunicaciones, las universidades, las escuelas... Todo ha sido destruido.
Para el periodista de Al Jazeera Hani Mahmoud, después de la eliminación de todos estos servicios desde el inicio de la agresión a Gaza entra ahora en su «fase final», con los ataques a los equipos de defensa civiles que intentan mantener en pie algún servicio.
«Todo es parte de un largo proceso que eventualmente hará que la Franja de Gaza sea inhabitable», señala.
Entre los bombardeos de este viernes, el Ejército israelí ha atacado la sede del grupo de defensa civil en el campamento de Bureij, matando al menos a tres de sus miembros.
No es el primer ataque a estos trabajadores pero la falta de seguridad está llevando diversas organizaciones a suspender sus operaciones y a sus agentes a preferir dejar esta tarea por el riesgo para sus vidas, afirma Mahmoud.
La muerte y la huida constante
La alternativa a vivir entre las ruinas y la basura es huir constantemente o morir bajo la bombas. En la ciudad de Gaza decenas de miles de personas intentan escapar de la operación que el Ejército israelí lleva a cabo por segundo día consecutivo en Shujaiya, donde los tanques irrumpieron el jueves acompañados fuego de artillería y helicópteros, y donde se están produciendo enfrentamientos entre soldados y combatientes palestinos.
«¡Ya basta! Estamos devastados. Hemos perdido a nuestros hijos y nuestros hogares, y seguimos huyendo de un lugar a otro», clamaba una mujer al dejar la zona.
Los ataques israelíes también golperaron zonas del norte de Gaza, del centro, en Deir el-Balah y Nousseirat, y en el sur, en Jan Yunis y Rafah.
Nuevas colonias en Cisjordania
Por otro lado, el Gabinete de Seguridad israelí ha aprobado legalizar cinco puestos de avanzada (inicios de asentamientos ilegales) en la Cisjordania ocupada e imponer nuevas sanciones a la Autoridad Palestina a propuesta del ministro de Finanzas, el ultraderechista, Bezalel Smotrich.
«Estas son medidas que protegen al Estado de Israel y transmiten un mensaje claro: ¡Nunca estableceremos un Estado terrorista en la Tierra de Israel! ¡Las acciones contra el Estado de Israel y a favor del reconocimiento unilateral de un Estado palestino recibieron una respuesta sionista apropiada!», ha escrito en su cuenta de X el ministro Smotrich.
Las cinco colonias «legalizadas» (todas son en realidad ilegales) son Evyatar, Givat Assaf, Sde Efraim, Heletz y Adorayim. Smotrich dijo que legalizará una por cada Estado que reconozca a Palestina.
Se espera además que el Consejo Yesha, que agulitina a todas las colonias, aprueben miles de viviendas adicionales para colonos israelíes.
Smotrich, además de ser ministro de Finanzas, ocupa un cargo en el Ministerio de Defensa con responsabilidad sobre asuntos civiles en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania, y no solo aboga por la expansión de colonias y la construcción de otras nuevas, sino que reclama abiertamente la anexión de Cisjordania y la expulsión de la población palestina.