Masud Pezeshkian, el candidato reformista, ha ganado las elecciones presidenciales de Irán. Ha sido elegido por 16.384.403 millones de iraníes, superando al candidato favorito del líder supremo Ali Jamenei, por el que se han decantado 13.530.179, ha anunciado el portavoz del organismo, Mohsen Eslami, en una rueda de prensa televisada y recogida por la agencia de noticias estatal IRNA.
Las proyecciones apuntan así a que Pezeshkian se convertirá en el noveno presidente en la historia de la República Islámica de Irán, sucediendo al ultraconservador Ebrahim Raisi, que murió el pasado mayo en un accidente de helicóptero en la provincia de Azerbaiyán Occidental.
La tasa de participación en esta segunda vuelta ha alcanzado el 49,8 por ciento en unas elecciones en las que estaban llamados a votar 61 millones de iraníes.
Pezeshkian fue el candidato más votado de la primera vuelta, celebrada el 28 de junio, pero no consiguió el 50 por ciento de los votos necesarios más uno para lograr la victoria directa.
El presidente es solo el número dos en la estructura de poder de Irán, ya que el líder supremo Ali Jamenei ejerce de jefe de Estado y tiene la última palabra en todos los asuntos estratégicos. También es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Iraníes.
Su figura
Pezeshkian, un médico de 69 años de padre azerí y madre kurda, lleva más de 20 años en política, a la que entró después de participar en la guerra con Irak (1980-1988) y después de dirigir en los noventa la Universidad de Ciencias Médicas de Tabriz. Así, en el año 2000 se convirtió en viceministro de Sanidad durante la Presidencia del reformista Mohamad Jatami, quien un año después le nombró como titular de la cartera. Posteriormente, entró a formar parte del Parlamento en 2008, organismo del que llegó a ser vicepresidente entre 2016 y 2020.
En esta ocasión, presentó su candidatura a la Presidencia y se convirtió posteriormente en el único reformista en pasar el corte, lo que le llevó a recabar importantes apoyos en este espectro político, especialmente el del expresidente Hasán Rohani, quien ocupó el cargo entre 2013 y 2021, cuando fue reemplazado por Raisi.
Desde entonces, ha reiterado su respaldo a los principios de la República Islámica y ha abogado por respetar las líneas fijadas por el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, quien sin embargo durante la campaña de cara a la primera vuelta se mostró veladamente crítico con el reformista e impulsó el voto a candidatos conservadores, disgregados en varios frentes.
Sin embargo, es conocido por su postura crítica a la dura represión contra el Movimiento Verde tras las elecciones presidenciales de 2009, en las que la oposición denunció un fraude para favorecer la reelección del conservador Mahmud Ahmadineyad, y contra las protestas tras la muerte de Amini, que se saldaron con cientos de muertos.
De hecho, durante dichas movilizaciones, consideradas como uno de los mayores desafíos al estamento clerical desde 1979, llegó a afirmar que las autoridades eran responsables de la situación. «Es nuestra culpa. Queremos aplicar la fe religiosa a través del uso de la fuerza. Eso es científicamente imposible», sostuvo.