La tómbola de Cáritas, que tradicionalmente se instala a finales de mayo para su cierre el 15 de julio, al día siguiente del Pobre de Mí, agotó este viernes los boletos a la venta, con 2,3 millones de ellos este año. Resulta algo inédito y que refleja el éxito de esta iniciativa tan tradicional.
Cáritas admite una «sensación agridulce» ya que a la satisfacción de haber completado las expectativas se suma la evidencia de que se podían haber vendido muchas más participaciones en los tres días que todavía estará abierta, ha señalado a EFE su responsable, Ana Urmeneta.
La tómbola forma parte desde hace más de 75 años del paisaje de los Sanfermines, pues son muchos los que se acercan en algún momento del día, en familia o con amigos, sobrios o 'animados' con la ayuda de los brindis de una celebración festiva, a probar suerte y conseguir ya no solo el deseado premio estrella, el coche, sino las típicas y no menos agradecidas cajas de galletas, botellas de vino o latas de conservas.
Concluidos los Sanfermines la tómbola deja todavía mucho rastro en Iruñea, por los premios que se van repartiendo posteriormente.
En la instalación se ha colocado una gran pancarta para informar de que no hay posibilidad de comprar más billetes. Y Cáritas agradece especialmente la labor de las voluntarias y voluntarios que se encargan de despachar los ansiados «boleticos».