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El veto del PS a Bello demora la eventual formación del nuevo Gobierno francés

El bloqueo del PS a Huguette Bello como candidata de la izquierda está convulsionando a los vencedores de los pasados comicios legislativos y demorando una eventual formación de Gobierno. El secretario de los socialistas avanzó que el nombre podría conocerse «alrededor» del 18 de julio.

Olivier Faure, secretario del PS francés.
Olivier Faure, secretario del PS francés. (Bertrand Guay | AFP)

Las discrepancias entre los principales partidos del Nuevo Frente Popular (NFP) sobre una candidatura consensuada para primer ministro están retrasando una eventual formación de Gobierno en el Estado francés, sumergido en una inédita crisis política en las vísperas de los Juegos Olímpicos de París.

El veto del Partido Socialista (PS) francés a Huguette Bello como candidata de la izquierda ha puesto a esta histórica formación en el centro de las críticas no solo de La Francia Insumisa (LFI), la otra fuerza preponderante del NFP, sino también de los ecologistas y los comunistas, los otros socios minoritarios del NFP.

Bello «no genera consenso ni entre los socialistas, ni tampoco entre los ecologistas», ha asegurado el primer secretario del PS, Olivier Faure, en una entrevista publicada este domingo en ‘Le Parisien’.

Sin embargo, la líder del ecologista EELV, Marine Tondelier, le ha enmendado la plana y ha criticado, en una entrevista este domingo en France Inter, la postura de los socialistas, quienes «han puesto un solo nombre encima de la mesa» durante las negociaciones, en alusión al de Faure.

Bello, de 73 años y presidente de la región de ultramar de la Reunión (isla del océano Índico), había sido propuesta por el Partido Comunista Francés (PCF) y respaldada por el LFI como la mejor cabeza de cartel para presentar al presidente francés, Emmanuel Macron, encargado de nombrar al Gobierno, que, tradicionalmente, sale del grupo mayoritario en la Asamblea Nacional (en este caso el NFP).

El LFI, fundado por Jean-Luc Mélenchon, ha evaluado este domingo las consecuencias del «bloqueo» de la parte del PS, después de que la propia Bello anunciase en un comunicado que declinaba la oferta para ser nominada como primera ministra de la izquierda.

«Seguiremos hablando (...) Es normal que estas negociaciones no se terminen en un minuto», ha relativizado uno de los pesos pesados del LFI, Clémence Guetté, diputada de la actual Asamblea y muy próxima a Mélenchon.

Cuando se cumple una semana de la celebración de las elecciones, Guetté ha evitado dar un plazo para ponerse de acuerdo sobre el nombre que podría dirigir el Ejecutivo francés, aunque el socialista Faure ya adelantó en ‘Le Parisien’ que habrá candidatura «alrededor» del 18 de julio, cuando la Cámara Baja comience sus trabajos.

Mientras, otras voces de la izquierda disidente han abogado por que el aspirante sea votado por los parlamentarios de izquierda escogidos en las legislativas anticipadas del 30 de junio y el 7 de julio, basándose en las diferentes candidaturas de las fuerzas de progresistas.

«Ese mecanismo permitiría dirimir las discrepancias», ha alegado este domingo en las redes sociales Clémentine Autain, una de las actuales diputadas que rompieron con el partido de Mélenchon argumentando ausencia de democracia interna.

Macron, en silencio

El día que el Estado francés celebra su ‘fiesta nacional’ y cuando ha llegado la antorcha olímpica a 12 días de la inauguración de los Juegos, Macron se ha mantenido en silencio sobre la crisis política que acecha a la segunda economía de la Unión Europea.

El presidente francés, quien convocó inesperadamente legislativas anticipadas el pasado 9 de junio –tras el revés en las europeas de su partido y el holgado triunfo de la ultraderecha de Marine Le Pe–-, tendrá la última palabra sobre la nominación del nuevo Gobierno en un Estado poco acostumbrado a las coaliciones gubernamentales.

Al término de la cita electoral, la Asamblea quedó dividida en tres grandes grupos (izquierda, centrismo macronista y ultraderecha de Marine Le Pen) con remotas posibilidades de entenderse para formar un Ejecutivo.

El izquierdista el NFP ganó los comicios, pero lo hizo por unas decenas de escaños y muy lejos de la mayoría absoluta.

En su más reciente declaración, Macron consideró que ningún grupo había vencido y adelantó que estaría dispuesto a avalar un Ejecutivo formado por «una coalición de base amplia», dando a entender que el centro y la derecha moderada deberían de estar representadas, algo rechazado de plano por el progresismo.