Daniel   Galvalizi
Periodista

Sin tocar el «lawfare», Sánchez anuncia su «esqueleto» de medidas y Feijóo apunta a su familia

El presidente del Gobierno español se escuda en normativa de la UE para poner en marcha unas negociaciones prolongadas y con muchas aristas. El líder del PP lo tacha de ser «el mayor bulo de España» y dedica sus ataques a su esposa y hermano. Sarcasmo, fútbol y un duelo verbal cada vez más crispado.

Pedro Sánchez ha acabado la sesión satisfecho, pero no sus socios, que ven insuficiente lo anunciado.
Pedro Sánchez ha acabado la sesión satisfecho, pero no sus socios, que ven insuficiente lo anunciado. (Eduardo Parra | Europa Press)

«No hay acuerdo de nada, se tiene que hablar todo. Avisamos que iba a ser [una comparecencia] genérica, un esqueleto. Algo a debatir», comentaba este miércoles alguien de la cúpula del Consejo de Ministros en los pasillos del Congreso. Era una respuesta a preguntas sobre medidas más concretas y qué encaje jurídico puede haber de lo esbozado por Pedro Sánchez en su comparecencia de este miércoles.

Pero en el Partido Socialista patean la pelota hacia adelante. Lo único que está claro es que han puesto en marcha en el pleno un debate con muchas aristas, que incluyen tanto la reforma de los puntos más gravosos de la llamada Ley Mordaza, modificaciones en los criterios de la financiación pública de los medios privados y mayor conocimiento de sus propiertarios, una ampliación de lo que se conoce como Gobierno Abierto y una propuesta de mayor castigo a los legisladores y altos cargos que no informen a debido tiempo su declaración de bienes y actividades privadas.

¿Y sobre el «lawfare» y las cuestiones relacionadas con la judicatura? Nada. Sánchez no ha aprovechado ni siquiera la oportunidad de apostar a esa agenda justo días después que se conozcan más detalles del espionaje de la policía patriótica del gobierno de Mariano Rajoy a medio centenar de diputados de Podemos.

«En temas judiciales no nos vamos a meter, no está en este paquete», señalaban esta tarde, tras siete horas de pleno, desde la cúspide de Moncloa. En Ferraz, preguntados por lo mismo, coinciden en que no habrá novedades al respecto. «Con estas mayorías en la cámara, no se puede» concluyen.

Sobre judicatura, nada. «En temas judiciales no nos vamos a meter, no está en ese paquete», dicen desde la cúpula de Moncloa. «Con esas mayorías en la Cámara, no se puede»

 

Lo cierto es que los aliados de investidura de Sánchez han dejado caer su frustración ante unos anuncios que han considerado cosméticos y superficiales. «Van en la buena dirección pero son insuficientes», ha dejado claro la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, condensando en esa frase el sentir de casi todos los soberanistas, de Podemos y claro, del propio Sumar, quien debe dar más respuestas por estar sentado en el Consejo de Ministros.

La novedad al respecto es que Sánchez y la vicepresidenta Yolanda Díaz han acordado que a partir de esta semana se conformará una comisión con ambos partidos encabezada por los ministros Félix Bolaños y Ernest Urtasun para negociar los cambios que hacen a lo que se conoce como regeneración democrática, con especial énfasis en la Ley Mordaza, y con los presupuestos generales del Estado, según han informado a NAIZ desde la Vicepresidencia Segunda.

La idea es que las reuniones sobre el primer asunto comiencen la semana que viene. El trabajo será arduo porque los socios de Gobierno disienten en varios aspectos. Por ejemplo, Sumar quiere un ente independiente que se ocupe de la regulación de los medios, mientras que en el PSOE lo descartan de plano y dicen que eso deberá hacerse a través de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.

«Está bastante avanzado» el consenso sobre los cambios a la Ley Mordaza, dicen en el PSOE, y creen que la discusión comenzará donde se dejó, en 2022, cuando Esquerra Republicana y EH Bildu tumbaron la reforma porque no se modificaban los puntos sobre las pelotas de goma a la hora de reprimir y las devoluciones en caliente. En el equipo del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, han respondido con optimismo: «Ya hubo acuerdo. Esta vez saldrá».

Todo esto precedido por un choque de comunicación y tonos entre PSOE y Sumar, que tuvo origen en declaraciones de Díaz en Bruselas hablando de que la derogación era casi un hecho. Desde el entorno de la ministra de Trabajo aseguran que el sentido de lo que dijo estaba acordado con Sánchez y que cuando habla de derogar se refiere no a toda la ley (que tiene nada menos que 54 preceptos, y cuya parte más polémica, el artículo 36, incluye 27 apartados) sino a las partes consideradas lesivas.

En el PSOE están satisfechos. Tras la larga sesión, en la que Sánchez disponía de todo el tiempo que quisiera sin límites y habló él mismo más de dos horas (por ello Santiago Abascal lo tachó de «intervención castrista»), un alto cargo de Ferraz respondía ante la pregunta de NAIZ que el objetivo es «empezar cuanto antes» con las rondas de contactos con los grupos y admitía, a la vez, la intención de que el debate se prolongue. «Se irán sacando cosas, agregando otras, será largo», comentan. Es parte de la estrategia de Moncloa de mantener viva una disputa que creen que les conviene, porque agudiza las contradicciones en las derechas y es una agenda en la que se puede contar con aliados.

De bulos, La Roja y la eterna crispación

Ha tenido razón Iñigo Errejón al pedir que los asuntos de los Consejos Europeos sean separados en las comparecencias de política interior porque los grandes temas acaban solapados a la trifulca política. El pleno de este miércoles ha sido un ejemplo de ello.

«Están nerviosos porque hoy es miércoles y en dos días será viernes», ha dicho el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Su opinión tenía que ver la nueva declaración que hará Begoña Gómez ante el juez, en la causa que está imputada por presunto tráfico de influencias.

Con virulencia e insistencia, el líder del PP (que solo contaba con 15 minutos primero y en su réplica después con 5, solamente) dedicó buena parte de su discurso a referirse a la presunta corrupción de la esposa de Sánchez y de su hermano, al cual nombró también en tres oportunidades.

Reiteró que lo de la familia del presidente del Gobierno «no es ético ni estético» y descartó colaborar en medidas contra bulos y fake news. «La única razón es porque la mujer del presidente del Gobierno está siendo investigada y también porque su hermano está en sede judicial por cinco presuntos delitos», ha recalcado.

«No hay ningún principio ni ninguna convicción. Nunca la hay, es otra milonga más. (…) Señor Sánchez, el mayor bulo de España es usted», ha disparado un Feijóo en modo indignado y con una bancada ‘popular’ que no paraba de gritar y aplaudir.

El fútbol también ha aparecido. Rufián (ERC): «Son catalanes y vascos rematando y españoles aprovechándolo, una vez más»

 

El fútbol también ha aparecido. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha hecho una broma abucheada por las derechas cuando, mencionando el triunfo de la selección española en la Eurocopa, ha citado: «Son catalanes y vascos rematando y españoles aprovechándolo, una vez más». Aizpurua ha planteado que los partidos soberanistas hagan valer su influencia para «también poder celebrar» con sus propias selecciones.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, que suele ocupar exactamente sus minutos de tiempo, o incluso menos, ha elegido extenderse en sus palabras para poner el foco en el debate por los menores no acompañados y también pedir prudencia a la hora de legislar la actividad de los medios. Ha citado como ejemplo de bulos y ‘lawfare’ el proceso abierto contra el exvicepresidente de Nafarroa, Manu Ayerdi. No se lo ha dejado pasar el diputado de UPN, Alberto Catalán, quien en los pocos minutos de los que disponía le ha señalado que el archivo de la causa fue por sobrepasar los tiempos judiciales y no por haber sido sobreseído.

La segunda parte de la comparecencia, en la primera réplica de Sánchez, ha tenido su momento de serie cómica. Quizás para ganarse más vistas en las redes sociales (el video fue subido al instante), el líder del PSOE ha hecho analogías sarcástiscas sobre la relación entre Feijóo y Abascal, cuyos partidos rompieron las coaliciones en seis gobiernos autonómicos la semana pasada.

«Tengo la sensación, señor Feijóo, que lo suyo con Vox no está claro... si tuvieron una discusión de pareja o es una ruptura en toda regla», ha dicho un Sánchez risueño. «Entre junio y septiembre de 2023 firmaron los pactos de gobierno, era más que un amor de verano. ¿Era promesa de amor eterno? ¿Lo de ahora es una riña de verano o algo definitivo? ¿Rompen para siempre, se están tomando un tiempo o es que empiezan una relación abierta a varias bandas?», ha proseguido, creando quizás el único momento en que los tres reían a la vez.

Al final pocas medidas concretas pero mucha crispación; el receso de verano se acerca pero la confrontación no se toma vacaciones

 

No conforme con ello, y siguiendo el tono poco frecuente para un primer ministro europeo, ha ido a por más: «Lo digo porque Abascal ya ha dado un paso con su idilio con el pro Putin de Viktor Orban, ya tiene con quién consolarse, mientras que usted no tiene ni con quién abrazarse cuando gana España la Eurocopa», ha rematado, en alusión al vídeo viralizado de Feijóo celebrando el triunfo en la pantalla gigante de Plaza Colón pero sin poder darse abrazos con nadie.

El líder de Vox se ha sumado a la tendencia con comentarios en la misma tónica. «Señor Sánchez, su pareja real está en problemas pero su pareja ficticia también… Hoy han condenado a Ursula von der Layen por falta de transparencia en contratos durante la pandemia». Además, ha preguntado a Sánchez dos veces, aparentando saber más de lo que dice, si podía refrendar que no había llamado a ningún líder empresarial pidiendo que reciban a su esposa. «Lo tendrá que responder en sede judicial», ha concluido.

El último gran pleno de este año legislativo (habrá otro menos rinbombante la semana que viene sobre la prórroga del decreto de escudo social) acabó con más crispación que nunca, una tormenta de muchos temas y pocas medidas concretas. El receso de verano se acerca pero la confrontación a saco no se toma vacaciones.