Duelos políticos y fraternidad deportiva, la fragancia olímpica empapa París
Encabezados por la fraternidad entre atletas de todo el mundo, los Juegos Olímpicos son «mucho más que deporte». El veto a Rusia y la tolerancia a Israel son muchos de los claroscuros del evento que está preparado para acoger los mejores duelos deportivos en los que destaca la reaparición de Biles.
Drones no autorizados detectados, el vigente campeón olímpico de fútbol femenino Canadá investigado por espionaje, renuncias por lesiones, la incertidumbre por la calidad del agua del río Sena –en la que desde hace un siglo está prohibido bañar pero que acogerá varias pruebas acuaticas–... Aún no se han inaugurado de forma oficial los Juegos Olímpicos de París pero ya es notoria la magnitud de esta cita deportiva de escala mundial. Los Juegos Olímpicos son el culmén para cualquier deportista, así lo transmiten en cada entrevista, en cada declaración. Es el sueño que les persigue una vez que toman conciencia de que pueden optar a ello.
Como si estuvieran flotando en una nube, evadidos de lo que rodea al mundo, se para el tiempo para los protagonistas, también para los amantes del deporte, que tienen ante sí una oportunidad maravillosa para hacer un maratón deportivo sin apenas levantarse del sofá, contagiándose de la esencia olímpica a través de un monitor o televisor. El mundo mirará a Paris durante 18 días, desde hoy hasta el 11 de agosto, en la que estarán en liza 32 deportes, 10.500 atletas –la representación vasca, la más amplia de las últimas ediciones, apenas alcanza un 0,41%, una cifra que evidencia la magnitud de la cita. «Vamos a acoger al mundo, es un orgullo», dijo el primer ministro francés Emmanuel Macron, que destacó especialmente la ceremonia inaugural de hoy, que por primera vez no tendrá lugar en un estadio, sino en el centro de la ciudad, con un desfile de barcos por las aguas del Sena que promete dejar unas imágenes memoriales, cual Gabarra el pasado 11 de abril celebrando la Copa conquistada por el Athletic.
«Vamos a acoger al mundo, es un orgullo», dijo el primer ministro francés Emmanuel Macron
Desde el puente de Austerlitz, pasará muy cerca de algunos de los principales monumentos y museos de la capital francesas y aunque Macron eludió confirmar lo que parece ser un secreto a voces, parece que la cantante canadiense Celine Dion –retirada de los escenarios desde hace varios años por problemas de salud– reaparecerá en público. Como en cada cita olímpica, se tendrá que esperar hasta el día D y la hora H para conocer el atleta encargado de encender el pebetero –las quinielas apuestan por el exatleta Marie José Pérec, ganadora de tres oros olímpicos– con la llama olímpica que también ha recorrido calles de Euskal Herria.
Apenas reúne nada deportivo la Ceremonia de Apertura. Combina elementos protocolarios obligatorios como el discurso de bienvenida y el izado de banderas así como actuaciones artísticas pero es una de los eventos más demandados por aficionados y periodistas –así refleja la gestión aparte de la acreditación, etiquetándola como «evento de alta demanda»–.
Para que nos entendamos, corresponde al txupinazo de San Fermín en Iruñea –o que cada cual elija sus fiestas preferidas–, salvando las distancias y el contexto. En cuanto explota en el aire el chupinazo, empieza lo grosso, lo mejor, la competición, las eliminatorias, las finales, la lucha por las medallas, las emociones, la deportividad… momentos que aúnan la esencia olímpica, esa a la que nos aferramos para sentir mariposas en el estómago, la que nos conmueve, esa esencia olímpica que se ve truncada con el veto impuesto a Rusia y con la tolerancia al estado genocida de Israel. La participación de Israel en los Juegos no ha sido vista con buenos ojos por algunos actores políticos internacionales y en febrero un total de 26 legisladores franceses pidieron al COI vetar a ese país.
Duelos políticos y deportivos
El Comité Olímpico de Palestina pidió al presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, que se vete a los deportistas israelíes en los Juegos de París, por la ocupación militar de Cisjordania o a la guerra de Israel en Gaza, donde ya han muerto más de 39.000 personas. Destacan también que «miembros de la delegación olímpica israelí han participado en campañas racistas antipalestinas, antiárabes e islamófobas, además de fomentar los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad y el genocidio».
En febrero un total de 26 legisladores franceses pidieron al COI vetar a Israel
Mientras, desde la Villa Olímpica, ataviados con bufandas con el mensaje ‘Dale una oportunidad a la paz’ y con banderas en sus manos en las que lucían el mismo mensaje, muchos de los deportistas que participarán en los Juegos Olímpicos, y que además pertenecen a países que están actualmente en conflicto o en guerra entre sí, hicieron un llamamiento a la paz en un acto más protocolario que cualquier otra cosa, pues participó el propio presidente de la COI, el mismo que permite vetar a atletas rusos y no a israelís.
Con todo, con duelos sociales y políticos encima del tapete, habrá que estar al loro con los lances deportivos en los que destaca la reaparición de Simone Biles –poseedora de 7 medallas olímpicas, cinco en Rio y dos en Tokio– después de priorizar la salud mental por encima de las medallas en los JJOO de la capital nipona. Reivindicación con el que la estrella mundial ayudó a romper en más pedazos el tabú de las enfermedades mentales.
Tuvo que abandonar la final del programa individual porque no se veía al 100% mentalmente y aunque su compatriota Sunisa Lee aprovechó para hacerse con el oro, le pisó los talones la brasileña Rebeca Andrade, renacida para la gimnasia de élite tras una larga serie de lesiones.
Andrade y Biles se vieron las caras por primera vez en igualdad de condiciones en los campeonatos del mundo de 2023, en los que se impuso la estadounidense con más de un punto de ventaja. Pero Andrade terminó por delante en uno de los aparatos estrella de su rival, el salto.
En natación, el vigente campeón mundial Marchand y Milak se retan en los 200 mariposa. Responsables de arrebatar a Michael Phelps los dos últimos récords del mundo que todavía tenía vigentes el legendario nadador estadounidense, el francés Leon Marchand –entrenado por Bob Bowman, el técnico que dirigió la carrera de Phelps– y el húngaro Kristof Milak –campeón del mundo en 2021 y 2022– dirimirán en los Juegos Olímpicos de París quién es el nuevo ‘rey’ de la mariposa en una final de los 200 metros que se antoja apasionante.
El duelo entre Titmus, Ledecky y McIntosh en 400 metros libre será una reedición de la final que las tres últimas plusmarquistas universales de la distancia protagonizaron en los Mundiales de Fukuoka 2023
Habrá duelo a tres bandas en féminas con Titmus, Ledecky y McIntosh en liza en la prueba de 400 metros libres. Será una reedición de la final que las tres últimas plusmarquistas universales de la distancia protagonizaron en los Mundiales de Fukuoka 2023, en los que la nadadora oceánica se hizo con la victoria con nuevo récord del mundo (3:55.38) incluido. McIntosh pagó en los metros finales el esfuerzo que realizó para seguir el endiablado ritmo que Títmus puso desde el inicio de la prueba, mientras que Ledecky, imbatible en distancias más largas, no pudo remontar su desventaja inicial pese a su reacción final.
En el penúltimo día de la cita olímpica se vivirá la batalla definitiva entre Bekele y Kipchoge, dos leyendas de larga distancia. El etíope Kenenisa Bekele, campeón olímpico de los 10.000 m en 2004 y 2008, subcampeón de los 5.000 en 2004 y campeón en 2008, regresa a los Juegos a los 42 años y doce después de la última vez (Londres 2012, 4º en los 10.000), ahora en el maratón.
Sobre el asfalto de París le espera el keniano Eliud Kipchoge, de 39 años, poseedor de los últimos dos oros olímpicos que busca la tercera consecutiva para conquistar un hecho sin precedentes. Es el único atleta que ha bajado de las dos horas en maratón, aunque su marca no fuera homologada. Fue el 12 de octubre de 2019 en Viena, con un tiempo de 1h59:40, en una carrera hecha a su medida, la ‘Ineos 1.59’, en la que contó con ayudas externas no permitidas por la Federación Internacional de Atletismo.